30 de octubre de 2018

JURADO NACIONAL ORDENA PAGO A CONSEJERA CLAUDIA PUMA LA TOTALIDAD DE SUS DIETAS Y AUTORIZA A LA CONTRALORIA GENERAL DE LA REPUBLICA INVESTIGARA A LOS RESPONSABLES.





CONTRALORIA GENERAL DE LA REPUBLICA INVESTIGARA A LOS RESPONSABLES
Los hechos expuestos podrían acarrear responsabilidad de la propia autoridad Regional cuestionada, así como de diferentes funcionarios del Gobierno Regional de Moquegua, corresponde remitir copias de lo actuado a la entidad competente, esto es, a la Contraloría General de la Republica, para los fines correspondientes.

El pleno del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) mediante resolución  Nro 0257-2018-JNE  REVOCÓ el acuerdo del Consejo Regional Nro 139-2017-CR/GRM  del 27 de octubre del 2017 que suspendió de sus funciones por 120 días calendario, por haber contravenido el artículo 6, numeral 2, de la ley N° 27815, Ley del Código de Ética del la función Pública, así como haber vulnerado el reglamento interno del Consejo Regional y, reformándolo, declarar IMPROCEDENTE la suspensión contra la  consejera Claudia Puma Calcina, en setiembre del 2017.

Esta resolución emitida por el JNE le permite tener todos sus derechos para que se le abone el pago de sus dietas y otros. Al considerar arbitraria el castigo de sus pares oficialistas, pese a que ya cumplió la suspensión en febrero del 2018.

A la Consejera se le sanciono por mayoría con voto de los oficialistas, Javier Maura, Yesnani Quilco, Eliana Melgar, Leonel Villanueva (Kausachun) y el disidente del (Firme) Félix Cosi. Ellos argumentaron que Puma había vulnerado las normas de ética al cobrar de manera ilegal 551 soles por viáticos cuando fue encargada a asistir a los actos protocolares por el aniversario de Ilo en mayo del 2015.

Al momento de ser suspendida, Claudia Puma ocupaba el cargo de consejera delegada y en medio de un escándalo fue reemplazada por Leonel Villanueva. Este ultimo, desempeñó esa función por cerca de cuatro meses.

La consejera Claudia Puma Calcina en la actualidad viene trabajando con normalidad en el cargo que ostenta, escuchando a la ciudadanía en el despacho del Gobierno Regional de Moquegua.


CONTRALORIA GENERAL DE LA REPUBLICA INVESTIGARA A LOS RESPONSABLES




el Periódico Sur Moquegua para un poblador comprometido...

16 de julio de 2018

CONTRALORIA DE LA REPÚBLICA ACUSA A FUNCIONARIOS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE MOQUEGUA POR PISCINA QUEBRADA PRODUCTO DE IMPROVISACIÓN


http://periodicosurmoquegua.com/contraloria-de-l…to-improvisacion/
CONTRALORIA DE LA REPÚBLICA ACUSA A FUNCIONARIOS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE MOQUEGUA POR PISCINA QUEBRADA PRODUCTO IMPROVISACION
La Contraloría General de la Republica determinó que la Universidad Nacional de Moquegua (Unam) sufrió un perjuicio económico de 1 197 237 soles por las deficiencias en el planeamiento y ejecución de la piscina semiolímpica de su complejo deportivo en el centro poblado de Chen Chen. Esta obra que al parecer tendría rajaduras forados por donde el agua se filtra, además de continuas improvisaciones con una construcción al azar, sin ninguna revisión técnica, desde enero del 2013 a diciembre del 2016 con presupuesto de 1 369 292 soles dinero de esta casa universitaria.
En el Informe de Auditoría N.° 159-2018-CG/COREMG-AC, publicado en el portal de la Contraloría, señala que los servidores y funcionarios de la Unam diseñaron y aplicaron la obra por ejecución directa dando la bendición el propio presidente de la comisión organizadora Dr Wasinton Zeballos Gamez y la administración de la Universidad ejecutando sin diseño estructural evidenciando grietas y fisuras sin las dimensiones de una piscina semiolímpica.
La Contraloría menciona en el informe remitido a su Procuraduría Publica para proceder en acciones legales sobre las presuntas responsabilidades civiles y administrativas del caso. Además, recomendó a la universidad realizar una evaluación actual de la obra.
La lista de funcionarios con presuntas responsabilidades. Se trata de Francisco Mantilla Pari quien hacia de residente de la obra, Javier Fuentes Sucapuca quien hacia jefe oficina de infraestructura y gestión de proyectos de la universidad, Wuilmer Medina Vizcarra quien hacia de jefe supervisión y liquidación de proyectos de la universidad, Paúl Gómez Mamani quien hacia de inspector de obra, Edwin Ramos Jallo quien hacia de recidente de obra 2 , Eumar Beltrán Laura, Williams Gutiérrez Figueroa quien hacia de residente de obra 4, Amílcar Frizancho Paricahua quien hacia de inspector de obra 2 y Luis Loyola Cruz quien hacia recidente de obra 3.
Hay que informar, estos funcionarios no irán a la cárcel por la sanción civil ante el poder judicial y serán sancionados con amonestación económica, sanción administrativa, por parte de la Contraloría General de la Republica, pero si dejaran de ser servidores públicos por un tiempo que disponga el Contralor.



el Periódico Sur Moquegua para un poblador comprometido...

25 de mayo de 2018

LA FILOSOFIA EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DE LA UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI- 2018 MOQUEGUA PERU





























































































































CARRERA:

ARQUITECTURA

CURSO:

FILOSOFIA

TEMA:

VIDA DE MARTIN LUTERO

ALUMNOS:

AXEL RIVERA FLORES

BRIGHAN TOLEDO CRUZ

DIEGO CATACORA MARTINEZ

CICLO Y SECCIÓN:

I - B



MOQUEGUA-2018
MARTIN LUTERO

Nació10 de noviembre de 1483 en la pequeña ciudad de aislaban, y pasó su niñez y juventud en la cercana Mansfield. Los negocios de su padre le permitieron tener una buena educación y en 1501 se inscribió en la Universidad de Erfurt. Según la leyenda, una fuerte tormenta cambió el rumbo de su vida de forma decisiva: el miedo le hizo prometer convertirse en monje su sobrevivía a la tormenta. Solo dos semanas después, el 17 de julio de 1505, entró en el Monasterio Agustino de Erfurt, erigido para agustinos-eremitas, estudió Teología y en 1507 fue consagrado sacerdote. Era una época en la que florecía el comercio de indulgencias: la divisa era dinero a cambio de la salvación del alma y, ya en sus primeros tiempos como doctor y catedrático, Lutero criticó esta práctica tan poco cristiana. Finalmente, el 31 de octubre de 1517 publicó al respecto sus famosas 95 tesis en Wittenberg. Para su propia sorpresa, éstas se distribuyeron rápidamente entre el público y poco después llegaron incluso a Roma. En 1518, la Iglesia Católica-Romana inició una investigación contra Martín Lutero por herejía. Sin embargo, en lugar de tomársele declaración en Roma, como estaba planeado, el príncipe elector sajón Federico el Sabio celebró una audiencia en Augsburgo, que finalizó con la huida nocturna de Lutero, quien se había negado a retractarse de sus tesis. Este hecho acabó con la paciencia del Papa, que amenazó a Lutero con excomulgarle; una amenaza que finalmente cumplió. En la Dieta de Worms, donde la población lo recibió con aclamaciones de júbilo, Lutero debía recibir una nueva oportunidad para retractarse; sin embargo, permaneció firme y debió esconderse a continuación en el castillo de Wartburg, en Eisenach. El 13 de junio de 1525, Martín Lutero se casó con la antigua monja Katharina von Bora. Esta gran familia —Lutero tuvo seis hijos— vivió en este antiguo monasterio agustino con niños de acogida, parientes, empleados y estudiantes. En 1546, Lutero fue llamado a acudir a su ciudad de nacimiento, Eisleben, para finalizar un litigio por una herencia, y aquí finalizó también su vida: el 18 de febrero falleció Martín Lutero y fue enterrado tres días después en Wittenberg, en la iglesia en cuya puerta clavó tres décadas antes las tesis que tantas consecuencias acarrearían.



Según que se comparta o no su doctrina, Lutero es un apóstol o como mínimo un profeta para unos, y para otros un hereje renegado. Destructor de un sinfín de cosas, este hombre de intensas y enérgicas convicciones representa, con su concepción del hombre como individuo aislado de Dios, de la historia y del mundo, uno de los pilares sobre los que se apoya la Edad Moderna. Iniciador de la Reforma (período de dos siglos de amplia repercusión europea en la historia del cristianismo, origen de las Iglesias protestantes y de la Contrarreforma), Martín Lutero rechazó la autoridad del papa y debilitó el poder de la Iglesia. La abolición del purgatorio, de donde las almas eran liberadas con misas, el rechazo de la doctrina de las indulgencias, que mermaría de manera considerable los ingresos del papa, y, sobre todo, la doctrina de la predestinación, que independiza el alma de la acción de los clérigos después de la muerte (a lo que hay que añadir el reconocimiento de todo príncipe protestante como jefe de la Iglesia de su país), obligan a presentar la Reforma como una gran revolución de las naciones menos civilizadas contra el dominio intelectual de Roma.

Martín Lutero:

Al año del nacimiento contrataron al padre en una explotación de minas de cobre de Mansfeld y la situación de la familia, precaria en extremo, mejoró un poco, sin llegar a ser en modo alguno boyante. En Mansfeld recibió Lutero muchas de las palizas que sus padres le propinaban, aunque, en opinión del propio Lutero, «siempre quisieron mi bien; sus intenciones para conmigo siempre fueron buenas, procedían del fondo de su corazón». Por sus cartas sabemos que fue a menudo sometido a crueles castigos, como una vez que su padre le azotó tan violentamente que el joven huyó de casa y tardó mucho tiempo en perdonarle en su corazón, o en otra ocasión en que su madre le golpeó hasta hacerle sangrar por haberse comido sin permiso una nuez.

El duro trato al que le sometieron lo convertiría, al decir de sus amigos, en un ser huraño y desconfiado. La escuela, a partir de los seis años, no lo trató mejor. También del maestro recibió azotes, quince en un día, según contaría más tarde, ya que «nuestros maestros se portaban con nosotros como verdugos contra ladrones». A los catorce años dejó Mansfeld por Magdeburgo para estudiar en la escuela latina, y un año más tarde abandonó Magdeburgo y se trasladó a Eisenach, a casa de los abuelos maternos. Allí, en su «ciudad bienamada», recibió sólida instrucción de un maestro poeta llamado Hans Treborio, que había sustituido el látigo por las buenas maneras.

El 17 de julio de 1501 se inscribió en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Erfurt, contrariando por primera vez a su padre, que quería hacerle estudiar leyes. El 29 de septiembre del año siguiente se licenció como bachiller, primer grado de la universidad, con el número treinta de una promoción de cincuenta y siete nombres. A los veintidós años era proclamado maestro de filosofía. Esta vez fue el segundo de diecisiete y su padre, admirado ante la superioridad de su retoño, dejó de tutearlo. A partir de ese momento el joven maestro se dedicaría con tesón al estudio de la teología y con pasión a la Sagrada Escritura.

Lutero en hábito de monje agustino:

El 2 de julio de 1505 Martín Lutero se trasladó de Mansfeld a Erfurt para ver a su familia. A mitad de camino un rayo cayó a sus pies. El joven, que era nervioso en extremo y muy sensible, se vio a las puertas de la muerte, se aterrorizó e invocó a la patrona de los mineros: «Sálvame, querida santa Ana, y me haré monje», exclamó. Vislumbró entonces en el cielo una figura fantástica, que por la excitación del momento no logró identificar. Fue la primera de las visiones que tendría a lo largo de su vida, en los lugares mas inverosímiles y, a veces, inadecuados. Quince días más tarde se presentó en el convento de los agustinos de Erfurt para cumplir su promesa, decisión que irritó de tal manera a su padre que volvió a tutearlo. Sin el consentimiento paterno, pues, entró en el convento. Novicio primero con el nombre de Agustín, tomó los votos definitivos y a los veinticuatro años fue ordenado sacerdote.

Con el objeto de estudiar teología y ocupar una cátedra en una de las muchas universidades alemanas regidas por los agustinos, en 1508 su amigo y consejero espiritual Johan von Stanpitz, a la sazón vicario general de los agustinos, le mandó a la Universidad de Wittenberg para estudiar un curso sobre la ética de Aristóteles. En 1509 Lutero obtuvo el título de Baccalaureus Biblicus, que le concedía el derecho de practicar la exégesis bíblica públicamente. Joven profesor en la recién creada Universidad de Wittenberg, pronto daría muestras de gran intemperancia y osadía en sus manifestaciones, al tiempo que se sentía acuciado en su intimidad por graves escrúpulos de conciencia y devastadoras tentaciones.



La forja de un pensamiento:



Por aquel tiempo, un viejo fraile agustino le recomendó la consoladora lectura de San Pablo, en cuyo estudio se enfrascó ávidamente para deducir de él las primeras simientes de su dramática disidencia con la ortodoxia religiosa. En la Epístola a los romanos de San Pablo halló respuesta a sus angustias sobre la salvación, entendiendo que el hombre encuentra su justificación en la gracia de Dios, generosamente otorgada por el Creador con independencia de sus propias obras. Paradójicamente, fue en esa poco tranquilizadora idea de que solamente la fe y no los méritos salvan, doctrina individualista que condena al hombre, en cierto modo, a una soledad abismada, donde Martín Lutero encontró una cierta paz y certidumbre espiritual que lo movería a una irreductible diatriba contra el Vaticano, a templar su turbulento carácter en una batalla perenne y a fundar la nueva doctrina protestante. Sus enseñanzas llamaron bien pronto la atención. Comenzó también a predicar; su elocuencia arrastraba multitudes y le valdría la consideración de ser el primer predicador de la época. «No daba grandes voces -diría uno de sus oyentes-, pero su voz era fina y pura tanto en el canto como en la palabra.»

VENTA DE INDULGENCIAS

En 1510, Lutero realizó un viaje a Roma en compañía de otro agustino para presentar al general de su orden ciertas quejas sobre la estricta observancia de la regla monástica. El resultado y las impresiones del viaje no pudieron ser más nefastas para el alma inquieta y rebelde de Lutero. La consecuencia inmediata fue la de crear en él una definitiva aversión a Roma, al ambiente de corrupción y relajación del clero romano, a la decadencia en la que había caído todo el Vaticano y al exceso de boato y riqueza que ostentaba la Santa Sede, con prelados y papas más pendientes de los aspectos materiales que de los espirituales. Contrariado por el espectáculo, Lutero se tornó ácidamente crítico respecto al espectáculo de degradación que reinaba en la ciudad de los papas y menos afecto a las obligaciones anejas a su estado.

De regreso a Wittenberg, se doctoró en teología el 18 de octubre de 1512, aunque en su obra demuestra el enorme desapego que sintió por la filosofía y la teología escolástica imperante en su época. Apenas se interesó por los grandes pensadores del siglo XIII (Tomás de Aquino, San Buenaventura o Juan Duns Escoto), aunque exploró con apasionada intensidad la Biblia y algunos escritos de San Agustín de Hipona. Nombrado también, muy a pesar suyo, subprior del convento de Wittenberg, Lutero comenzó a impartir clases en la universidad en las que interpretaba y estudiaba las Sagradas Escrituras, con especial interés la obra paulina. En esa época acabó de conformar y pulir la que sería su piedra angular teológica, la justificación por la fe, según la cual el cristiano se podía salvar no por sus propios esfuerzos o méritos, sino por el don de la gracia de Dios, aceptada tan sólo por la fe en Jesucristo el Salvador.

Lutero también llegó a otra conclusión igual de importante y trascendental para el futuro de su reforma: había que someterse por completo a las Sagradas Escrituras, y rechazar a cualquier otra interpretación proveniente del exterior. evangelios habían sido inspirados directamente por Dios; ninguna interpretación podía ser fiable por sí misma. Sospechar de la autoridad del papa como jefe supremo de la Iglesia y como persona infalible era el siguiente paso, que Lutero dio enseguida. Fue entonces cuando transformó su apellido y empezó a pensar en sí mismo como el «hombre de la Providencia llamado a iluminar la Iglesia con un gran resplandor». Por el momento tenía poca influencia. Sólo era, a sus treinta y cuatro años, un elocuente y famoso profesor de la Universidad de Wittenberg que ocupaba importantes cargos tanto en el convento como dentro de la orden; pero se sentía personalmente responsable de la fe sajona.

Por aquellos años asumió el cargo de vicario de su distrito, lo que suponía la dirección de once conventos, a lo que había que sumar sus lecciones en la universidad y el gobierno, la administración económica y la dirección espiritual de su convento de Wittenberg. Abrumado de trabajo, llegó incluso a visitar en sólo dos días todos los conventos que estaban bajo su férula, permaneciendo en uno de ellos escasamente una hora. Dormía apenas cinco horas sobre una dura tarima, aunque disfrutaba de los placeres de la mesa con la misma inmoderación que le caracterizó durante toda su vida. A veces se encerraba en su celda para rezar siete veces los oficios y suplir de ese modo la negligencia en que había incurrido durante la semana, acuciado por sus ocupaciones.

La rebelión de las indulgencias:

En 1513 Juan de Médicos había iniciado su pontificado con el nombre de León X; embarcado en la construcción de la basílica de San Pedro de Roma, el nuevo papa propiciaba con entusiasmo la venta de indulgencias. Lutero, que ya había empezado a exponer sus ideas personales sobre los fundamentos de la fe, se alzó en sus discursos contra aquella práctica. Escandalizado por lo que consideraba un envenenamiento y timo espiritual de la gente sencilla, intentó poner sobre aviso a las autoridades eclesiásticas alemanas, pero, al encontrarse con el más absoluto de los silencios a todos los niveles, decidió actuar por su cuenta.

Las noventa y cinco tesis


Inspirado obsesivamente por unas palabras de San Agustín ("lo que la ley pide, lo consigue la fe"), redactó sus célebres noventa y cinco tesis contra la venta de indulgencias y las clavó con determinación en el sitio más visible de la ciudad, en la puerta del pórtico de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg, el 31 de octubre de 1517. Las incendiarias tesis, repletas de diatribas y ataques directos a la Iglesia de Roma y al papa, fueron primero redactadas en latín, para, al poco tiempo, ser traducidas al alemán y reproducidas por la imprenta, al mismo tiempo que se difundían con una extraordinaria rapidez gracias a la labor de los estudiantes.

Fue una declaración de guerra que Roma no podía dejar sin respuesta. La resonancia del acontecimiento fue enorme a pesar de que Lutero, desde el púlpito y las aulas, intentó en vano suavizar la situación que había creado apelando a una doctrina tradicional aceptada en la Iglesia, según la cual se aceptaba la nulidad de las indulgencias para salvar almas, ya que dicha prerrogativa sólo le competía a Dios. Los dominicos, encargados de la Inquisición, denunciaron a Lutero ante Roma, por lo que éste fue conminado, al año siguiente, a presentarse en la ciudad eterna para responder de los cargos que se habían formulado en su contra. Lutero hizo gala de una gran astucia y logró involucrar al poder político en la disputa pidiendo al príncipe Federico el Sabio, elector de Sajonia, que intercediera ante el papa para conseguir que el juicio en su contra se celebrase en suelo alemán, como así sucedió.

En el mes de octubre de 1518, Lutero acudió a la ciudad de Augsburgo para discutir su postura con el legado pontificio Cayetano de Vio, quien tenía en su poder una breve del pontífice León X por la que Lutero debía retractarse públicamente de sus graves errores o, en caso contrario, ser llevado a Roma arrestado. Bajo la protección política del príncipe Federico, Lutero prolongó su discusión con el legado papal cuatro días sin que ninguna parte cediera en sus respectivas posturas. Y no sólo no se retractó, sino que protagonizó una pelea a gritos con el cardenal. El cardenal afirmaría: «No quiero más tratos con ese animal. Tiene unos ojos que fulminan y unos razonamientos que desconciertan». Lutero endureció su postura afirmando que la infalibilidad de las Sagradas Escrituras estaba por encima de la del propio pontífice. Aunque la ruptura definitiva aún no se produjo, Lutero adoptó a partir de ese momento una actitud de intransigencia que no se reducía al mero rechazo de las indulgencias, sino que implicaba algo mucho más grave: el desacato directo de la autoridad papal.

Tras marchar indemne de Augsburgo, Lutero mandó difundir un llamamiento bajo el título Del papa mal informado al papa mejor informado, en el que apelaba a un concilio presidido por el papa para expresar sus ideas reformistas. Desde su seguro retiro de Wittenberg, Lutero logró reunir una especie de concilio menor en la ciudad de Leipzig, celebrado entre los días 27 de junio hasta el 16 de julio de 1519, en el que Lutero afirmó que aunque el deseado concilio no le diera la razón, no se retractaría, ya que estaba sometido a la única autoridad legítima, la de las Sagradas Escrituras.

La respuesta de León X no se hizo esperar. El 15 de junio de 1520, el papa mandó a Lutero la bula Exsurge Domine por la que le conminaba por última vez a retractarse bajo la pena de excomunión. Tras un intento baldío de dirigirse al pontífice para que éste celebrase el ansiado concilio, Lutero quemó solemnemente la bula junto con un ejemplar del Corpus Iuris Canonici en presencia de estudiantes y ciudadanos de Wittenberg (10 de diciembre de 1520), y replicó al papa con el libelo Contra la execrable bula del Anticristo. Con semejante acto, Lutero expresó simbólicamente su ruptura total con la Iglesia de Roma.



El 3 de enero de 1521, León X redactó la bula Decet Romanum Pontificem, por la que Lutero era excomulgado definitivamente. Conforme al Derecho Eclesiástico, la excomunión eclesiástica debía ser ejecutada por el brazo secular, tarea que recayó sobre el recién elegido emperador, Carlos V de Alemania y I de España. El emperador aprovechó la reunión de cortes en la ciudad de Worms, en abril de 1521, para citar a Lutero, donde se le intimidó para que se retractara, pero el díscolo monje agustino siguió empecinado en su heterodoxia, y se enfrentó a todos los dignatarios imperiales y eclesiásticos reunidos allí en su contra, totalmente convencido de que le esperaba la misma suerte que a Jan Hus.

Carlos V, presionado por la situación política inestable de Alemania y por la fama y predicamento que había adquirido ya el monje herético, se limitó a prohibir la práctica de la nueva fe y a declarar proscritos a Lutero y a sus seguidores. Los esfuerzos que se hicieron a continuación para hacer cambiar de opinión a Lutero resultaron inútiles. El 26 de mayo, Carlos V firmó el Edicto de Worms; en él ratificó la sanción de destierro para Lutero y ordenó la quema de todos sus escritos.

Precisamente, el año anterior a la condena, Lutero había sacado a la luz, en alemán y ayudado por la poderosa maquinaria de propaganda que resultó ser la imprenta, sus tres obras fundamentales: La libertad del cristianismo, sin duda alguna su obra mejor elaborada y escrita, en la que esbozó claramente el pilar sobre el que se sustentaba la nueva religión, la salvación por la fe en Cristo; Llamamiento a la nobleza cristiana de la nación alemana, en la que invitaba a la nobleza a asumir su papel de protector del pueblo y a unirse a la causa luterana, además de instituir los tres principios evangélicos básicos del protestantismo (sacerdocio universal, inteligibilidad de las Sagradas Escrituras y responsabilidad de todos los fieles en el gobierno de la Iglesia); y, por último, La cautividad babilónica de la Iglesia, obra destinada a los teólogos en la que analizó con rigor el proceso de perversión al que habían llegado los sacramentos, de los que, según él, sólo debían subsistir dos, el bautismo y la cena (desechando la transubstanciación). Con estas tres obras, Lutero dispuso su línea de batalla a la par que asentó los primeros cimientos de una futura Iglesia evangélica.

Para proteger a Lutero, Federico el Sabio fingió su secuestro y lo escondió clandestinamente en el castillo de Wartburg, en Turingia, donde el exmonje encontró la paz y el ambiente de retiro ideal para abandonarse de lleno a una fructífera actividad literaria. Lutero escribió numerosas cartas, continuó con varios salmos, redactó glosas eclesiásticas, escribió una obra dedicada a la confesión, otra sobre los votos monásticos y un buen número más. Y, además, en el escaso año que permaneció en Wartburg (desde mayo de 1521 hasta marzo de año 1522), Lutero llevó a cabo su producción literaria más importante y trascendental para la implantación definitiva de la nueva fe: partiendo del texto griego publicado en 1516 por Erasmo de Rotterdam, tradujo al alemán el Nuevo Testamento. La edición se llamaría la "Biblia de septiembre" por haber aparecido en ese mes, y ponía a disposición del pueblo alemán su versión del texto sagrado por excelencia. La obra fue un éxito tal que en el mes de diciembre hubo que imprimir muchos más ejemplares. Doce años más tarde, en 1534, pondría fin a su proyecto publicando su versión del Antiguo Testamento, traducido del hebreo.



Guerras y bodas:

Los desórdenes surgidos en Wittenberg por sus seguidores más radicales, que habían comenzado a tomar medidas drásticas en cuestiones litúrgicas, como la supresión de la celebración de la misa, obligaron a Lutero a dejar su apacible retiro de Wartburg y regresar a Wittenberg, donde volvió a tomar las riendas con prudencia y moderación, sin perder la calma, pero con determinación. Lutero se puso al mando en la organización de las nuevas comunidades evangélicas que iban surgiendo por doquier en toda Alemania. Desde Wittenberg, Lutero abrió otro frente de lucha contra los movimientos de liberación social y nacional de la pequeña nobleza y especialmente de los campesinos. Los primeros no dejaban de presionar para que Lutero constituyera una Iglesia nacional alemana, mientras que los segundos, alentados por la libre interpretación de las Sagradas Escrituras defendida por Lutero, buscaban su apoyo para aliviar las condiciones de miseria y sojuzgamiento en que vivían. Sus posturas se radicalizaron hasta convertirse en una cuestión política que arrastró al propio Lutero.

Las Guerras Campesinas (1524-1526), lideradas por un antiguo pastor luterano, Thomas Müntzer (fundador de la secta de los anabaptistas), fueron el colofón de la situación de crispación que había introducido en Alemania la Reforma emprendida por Lutero. Durante el transcurso de la sangrienta guerra de los campesinos contra sus señores, Lutero fracasó en sus intentos por apaciguar los ánimos con su pluma. Aunque en el fondo apoyaba un gran número de sus reivindicaciones, cuando los campesinos recurrieron a la violencia contra toda la población en conjunto, Lutero no dudó un momento en apelar a los nobles para que restituyeran el orden establecido con las armas, lo que dio cobertura a una represión sangrienta de campesinos como jamás se había visto en Alemania. El conflicto, que derivó en una auténtica matanza indiscriminada, restó popularidad a Lutero entre las masas más desfavorecidas, pero por lo menos salvó a la Reforma de una más que segura desintegración.

En 1525, en la Alemania devastada por la guerra de los campesinos, Lutero se esforzaba en demostrar la servidumbre de la voluntad humana y escribió De servo arbitrio (Del albedrío esclavizado), como refutación a la defensa del libre albedrío de Erasmo en su obra De la voluntad libre. También fue el año que escogió para contraer matrimonio. En 1523 habían llegado a Wittenberg unas monjas que escapaban del convento de Nimchen Laz Grimma. Una de ellas, Katharina de Bora, de veintiséis años, se convirtió en la señora de Lutero, en su Käte. La boda suscitó una viva repulsa, no tanto por el acto en sí como por realizarse en momentos de gran desolación y muerte. El matrimonio sería, sin embargo, un éxito. Katharina de Bora, dieciséis años más joven que Lutero, pertenecía a la pequeña nobleza y era una mujer sensata e inteligente que suavizó el exaltado carácter de su marido y vivió junto a él en perfecta armonía.



Después de su boda el príncipe elector de Sajonia le regaló el antiguo convento de los agustinos en Wittenberg, donde la laboriosa Katharina estableció una pensión de estudiantes para paliar en alguna medida sus estrecheces económicas. Los estudiantes tenían el privilegio de compartir la mesa con Lutero, quien tras la colación condescendía a responder a sus preguntas, de resultas de las cuales nació el libro Dichos de sobremesa. En el convento de Wittenberg, convertido en finca familiar, nacieron uno tras otro sus seis hijos, de los que sobrevivieron cuatro: Hans, Magdalena, Martín y Paulus, que llenaron de júbilo al predicador. Doctrinalmente nada de ello debe sorprender; pocos años antes, Lutero había dado a luz su obra Opinión sobre las órdenes monásticas, una vibrante exhortación a los monjes y monjas para que rompieran sus votos de castidad, recomendación que fue muy bien acogida, hasta el punto de que no pocos religiosos agustinos de ambos sexos se comprometieron en uniones vistas desde la ortodoxia como sacrílegas.



La consolidación de la Reforma

El joven Lutero, de mediana estatura, que había sido «de cuerpo tan flaco y fatigado que se le podrían contar los huesos», fue engordando con la edad y el nuevo estado. Su amor a la buena mesa, y sobre todo a la cerveza, con la que reemplazaba el agua (estaba convencido de que el agua de Wittenberg era mortal), le convertirían en un hombre macizo y pesado, aunque siguiera tan vivaz como siempre. Se acentuó en él la vulgaridad agresiva de que siempre hizo gala y empleó cada vez palabras más rudas y groseras. Siguió siendo irritable; a duras penas conseguía controlar su carácter colérico y violento. «No consigo dominarme y quisiera dominar el mundo», dijo de sí mismo.

La nueva Iglesia, que oficiaba la misa en la lengua vernácula, tenía desde 1529 su catecismo escrito por Lutero (Grosser Katechismus y Kleiner Katechismus, el gran catecismo y el pequeño catecismo), su propio clero y un gran número de fieles. La influencia de la Reforma se había extendido por el norte y el este de Europa, y su prestigio contribuyó a convertir a Wittenberg en un centro intelectual de primer orden. La defensa tan encendida que hizo de la independencia de los gobernantes respecto del poder eclesiástico le valió el apoyo incondicional de muchos príncipes, hasta el punto de que a partir de esos momentos la Reforma pasó a ser más un asunto de reyes que de eclesiásticos, justo una de las cosas que se había propuesto Lutero desde un primer momento.

Al prohibírsele la asistencia a la Dieta de Augsburgo, celebrada en 1530, por estar excomulgado e imposibilitado para hablar con el emperador, Lutero delegó la defensa reformista en la persona de su colaborador más querido y preparado, el humanista Philipp Melanchthon, quien presentó a los asistentes la Confesión de Augsburgo, texto redactado bajo la vigilancia de Lutero que exponía la profesión de fe protestante y veintiocho puntos de definitiva discrepancia con el catolicismo. Dos años más tarde, el emperador Carlos V, acuciado por la lucha que venía sosteniendo con los turcos en el Mediterráneo, no tuvo más remedio que transigir con el luteranismo firmando la Paz de Nuremberg, en la que se establecía la libertad para ejercer libre y públicamente el nuevo culto en territorio alemán.

Cuando en 1536 el papa Paulo III se decidió tardíamente a convocar el concilio de Trento, Lutero, ensoberbecido y encumbrado, dio por hecha su inutilidad alegando el irreversible alejamiento de ambas posiciones. Para reforzar aún más una postura tan disidente e intransigente, Lutero publicó los Artículos de Esmalcalda, en los que expuso todas las divergencias que habían causado la separación de ambas iglesias. Puso especial énfasis en la celebración de la misa (abominable y superflua para él) y en el papel del papa como único responsable del estado calamitoso al que había llegado la Iglesia cristiana.

Hacia 1537, la salud de Lutero comenzó a quebrarse de forma progresiva y alarmante para sus adeptos. El reformador envejecía y su humor se volvió hosco. Sufría jaquecas, zumbidos de oído y dolorosos cálculos renales, pero se negaba a seguir el consejo de su médico de moderar su afición a la comida y la bebida. La muerte de su hija Magdalena, en diciembre de 1542, ensombreció todavía más su ánimo. A principios de 1543 escribió: «Ya no puedo escribir ni leer. Me siento débil y cansado de vivir». Eran momentos penosos para Lutero, aquejado de una dolorosa lesión en la arteria coronaria y de profundas depresiones causadas por el resurgimiento del papado, por el intento de los judíos por reabrir la cuestión del mesianismo de Jesús de Nazaret y por el nuevo rebrote de la facción reformista más radical, la de los anabaptistas.

Pero precisamente por ello no podía permitirse el lujo de retirarse, y prosiguió su intensa actividad hasta la muerte. Encontró fuerzas para publicar en 1545 la célebre Reforma de Wittenberg, que era una suave exposición de la nueva doctrina. Unos meses más tarde reaccionaría violentamente ante la propagación del rumor de su deceso, que él atribuyó a los welches (italianos y franceses) y desmintió mediante sus Mentiras de los welches sobre la muerte del doctor Lutero. Y en 1545, en vísperas de su fallecimiento, publicó uno de sus más violentos panfletos con motivo del conflicto surgido en el concilio de Trento entre el emperador y el papa: Sobre el papado de Roma fundado por el diablo. La causticidad de tan encarnizado ataque al papado adquirió todavía un mayor relieve gracias a las célebres y grotescas caricaturas del papa que realizó Lucas Cranach el Viejo para ilustrar la publicación.

El 22 de enero de 1546, enfermo y cansado, el anciano reformador se dirigió a Eslemben, su ciudad natal. Debía actuar de árbitro en la disputa suscitada entre dos hermanos, Albretcht y Gebhard, condes de Mansfeld, a propósito de los ingresos de unas minas. El invierno sajón es frío y duro, y Lutero había sobrestimado sus fuerzas. El 18 de febrero, a las tres de la madrugada, falleció casi de repente. Los dos médicos que le atendieron apenas dispusieron de tiempo para hacer algo y nunca se pusieron de acuerdo sobre la causa de la muerte: un ataque de apoplejía, según uno; una angina pulmonar, según el otro; aunque igualmente pudiera haber sido cualquier otra cosa.

Sus restos fueron trasladados a Wittenberg en un ataúd de estaño, y al paso de la comitiva sonaba el toque fúnebre de las campanas. Fue enterrado el 22 de febrero en la iglesia de Todos los Santos, bajo el púlpito. Un año después de su muerte, el emperador Carlos V entró en la ciudad tras la victoria sobre los protestantes en Mühlberg, y obligó a la esposa del Elector de Sajonia a entregarle aquella plaza a cambio de la vida de su marido hecho prisionero. En aquellas circunstancias el duque de Alba, poco amigo de miramientos, propuso al emperador desenterrar el cadáver de Lutero, incinerarlo y aventar las cenizas, pero Carlos no consintió en ello, arguyendo que él hacía la guerra contra los vivos y no contra los muertos. Verdaderamente hubiera sido inútil; tras su muerte, la Reforma protestante se extendería por el mundo a pasos agigantados, penetrando en miles de hogares y conformando la manera de pensar, sentir y vivir de millones de seres.



LA REFORMA PROTESTANTE

Con el nombre de Reforma es designado el movimiento religioso iniciado por Martín Lutero que daría lugar al protestantismo. La división religiosa del continente a que llevaría la Reforma se inició en 1520, cuando el monje alemán Martín Lutero fue excomulgado por el papa León X por su feroz crítica de la política religiosa de los papas, convertidos en mercaderes de paraísos y de salvación a buen precio; tres años antes, el propio Lutero había colgado su diatriba (las famosas noventa y cinco tesis) en las puertas de la iglesia de Wittenberg. Este suceso aparentemente banal fue el desencadenante de un largo proceso de ruptura. Pocos meses después, en la Dieta de Worms (1521), la negativa de Lutero a retractarse ante el emperador Carlos V, convertido en defensor de la ortodoxia católica, supuso también su proscripción política del Imperio. Los intereses de algunos príncipes alemanes por frenar el ascenso del absolutismo de los Habsburgo y su deseo creciente de hacerse con las tierras de los monasterios hicieron el resto.


Lutero ante la Dieta de Works

Entre 1521 y 1525, la Reforma viviría sus momentos heroicos, de abierta oposición a Roma y a sus símbolos. El mensaje de emancipación pasó a ser interpretado libremente, desbordando con creces el marco originario de las doctrinas luteranas. Ejemplo extremo de ello es la guerra de los campesinos liderados por Thomas Müntzer (1491-1525). De hecho, el final de este conflicto, que se saldó con la ejecución de los rebeldes, marca un punto de inflexión en la reforma luterana. A partir de este momento se observará una orientación más conservadora: en materia religiosa, frenando las innovaciones y libres interpretaciones de algunos discípulos; en materia social, predicando la sumisión a las autoridades establecidas (como en el caso de las propias revoluciones campesinas, condenadas enérgicamente por Lutero); en materia eclesiástica, prestando una mayor atención a los aspectos organizativos de la nueva iglesia. Finalmente, en este período se produjo la ruptura total de Lutero con humanistas como Erasmo de Rotterdam, a causa de las diferencias doctrinales en el tema de la predestinación.

A partir de 1527 la reforma luterana se extendió, conviviendo con otras versiones de la doctrina reformada como las de Ulrico Zwinglio en Zurich o Martín Bucero (1491-1551) en Estrasburgo. Zwinglio, artífice de la Reforma en la ciudad suiza, era hijo de campesinos, clérigo humanista, admirador de Platón y conocedor de Erasmo. Zwinglio inició un proceso de renovación personal que le llevó a adoptar unas posiciones doctrinales cercanas a las de Lutero. Siendo predicador en Zurich, luchó a partir de 1521 para que su ciudad y los cantones confederados se sumaran a sus ideas, cosa que logró en 1523: la misa en latín quedó suprimida, se retiraron las imágenes de las iglesias y se secularizaron los conventos.

Ulrico Zwingliano

Basilea, por otro lado, era en estos años un centro humanista de singular importancia. Juan Ecolampadio (1482-1531) predicó allí las doctrinas zwinglianas desde 1523, y cuatro años más tarde la ciudad se incorporó a la Reforma. El triunfo de la Reforma en Estrasburgo a partir de 1529 se debió a Capitán (1478-1521) y, sobre todo, a Martín Bucero. La Reforma en su versión zwingliana se difundió ampliamente por las ciudades de Suiza y el sur de Alemania, mientras que las del norte se mantuvieron fieles al primitivo mensaje luterano. Uno y otro modelo presentaban diferencias teológicas y litúrgicas importantes, siendo quizás la fundamental la relativa a la eucaristía. Zwingliano negaba la presencia real de Cristo en ella, convirtiendo el sacramento en una simple ceremonia simbólica; se abría así una fisura en el seno de las doctrinas reformadas.

Los intentos de frenar la relativa tolerancia seguida por Carlos V tras la primera Dieta de Espira (1526) fueron contestados por los príncipes alemanes reunidos de nuevo en aquella ciudad en 1529. Príncipes y ciudades reformadas protestaron (de ahí que desde entonces se les conociera como "protestantes") contra la voluntad imperial de volver a la situación de 1520. Los intentos de llegar a un entendimiento en la Dieta de Augsburgo de 1530 fracasaron, dando paso al enfrentamiento armado.

La lucha contra los príncipes alemanes reformados, unidos en la Liga de Esmalcalda (1531) por Federico de Hesse, tuvo altibajos debido a las ayudas que aquellos recibían de potencias como Francia o Inglaterra, adversarias de la hegemonía política que los Habsburgo trataban de imponer sobre Europa. A pesar de la victoria de Carlos V en Mühlberg (1547), los ejércitos de Mauricio de Sajonia (1521-1553) derrotaron a los imperiales en Innsbruck (1552). Esta derrota, además de la abdicación del emperador en favor de su hermano Fernando I de Habsburgo y de su hijo Felipe II, que se haría efectiva entre 1555 y 1556, precipitó la llamada paz de Augsburgo (1555), que significaba la renuncia a la unidad religiosa en Alemania y el fin de los ideales de una sola cristiandad defendidos por Carlos V.

En la década de 1550 la fisura religiosa había quedado definida, aunque no de forma concluyente. España, Italia, gran parte del sur de Alemania, Austria, Bohemia, Polonia y Lituania seguían siendo católicas, aunque las cuatro últimas hubiesen aceptado la presencia de minorías calvinistas. Gran parte del norte de Alemania era luterana, al igual que Dinamarca y Suecia. Los cantones suizos eran en parte católicos, pero Ginebra aparecía como centro del calvinismo. Inglaterra, al cabo de muchas vacilaciones, se convirtió en un país protestante con una iglesia estatal de signo calvinista. Rusia conservó su fe ortodoxa. Surgieron nuevas sectas, como los anabaptistas, que discrepaban tanto de la religión católica como de la protestante, y que, por su oposición a todo principio de autoridad, serían perseguidos por una y otra. La respuesta católica, auspiciada por el emperador Carlos V, fue la convocatoria por el papa Paulo III del Concilio de Trento (1545-1563).

La ruptura terminaría generando confusión y violencia. En Francia, la conversión al calvinismo de determinados sectores sociales en la década de 1560 añadió un matiz ideológico a la rivalidad existente entre los grandes magnates territoriales (los Guisa, los Condé, los Borbones) en una época de debilidad del gobierno central. Durante las guerras civiles que desgarraron el país intermitentemente entre 1562 y 1593, Francia corrió serio peligro de fragmentación confesional. También en los Países Bajos, a partir de la década de 1560, los intereses religiosos se confundieron con los políticos. Se inició así una rebelión que se prolongaría a lo largo de ochenta años.

CAUSAS Y EFECTOS DE LA REFORMA

Las causas profundas del malestar religioso tenían sus raíces en el propio desarrollo histórico del Renacimiento europeo. La crisis política de la iglesia bajomedieval y el Cisma de Occidente (1378-1417) originaron un vacío espiritual y la creciente mercantilización de las prácticas religiosas. Numerosos humanistas denunciaron el bajo nivel moral del clero, su escasa preparación, la primacía de los intereses terrenales sobre los espirituales y, en especial, la venta de indulgencias, con las que se conseguía una rebaja de las penas del purgatorio.

Los anhelos de regeneración de las costumbres religiosas y la búsqueda de una vida espiritual más intensa y personal fueron abriéndose paso en círculos de religiosos y laicos como el de los Hermanos de la Vida Común, un grupo próximo a lo que se llamó la devoto moderna. Numerosos en los Países Bajos y Renania, e influyentes gracias a sus escuelas (Erasmo y Lutero asistieron a ellas) y a sus libros -sobre todo la Imitación de Cristo (1418), atribuida a Tomás de Kempis, (1380-1471)-, no desafiaban la ortodoxia abiertamente, sino que manifestaban sus críticas de forma implícita, prescindiendo de muchos ritos y preceptos que consideraban superfluos y defendiendo una piedad subjetiva y ascética basada en la lectura personal y directa de la Biblia. La crítica textual propugnada por los humanistas vino en su ayuda, demostrando que, aparte del bautismo y la eucaristía, presentes en los Evangelios, el posterior edificio de los sacramentos (confirmación, matrimonio, confesión, penitencia, extremaunción, ordenación) era artificial y estaba llamado a desmoronarse, y con él la necesidad de una casta sacerdotal que lo mantuviese en pie: la jerarquía eclesiástica entera, desde el papa hasta el último franciscano, se hacía innecesaria.

A nivel político, allí donde la Reforma triunfó tuvo lugar un proceso de consolidación del poder establecido. La ruptura con el papado liberó a los gobernantes de su dependencia respecto a una institución que proclamaba la superioridad de su poder espiritual sobre cualquier otro poder terrenal. Además, la supresión de las antiguas instituciones eclesiásticas y la secularización de sus bienes, junto al principio luterano que atribuía al poder político la organización de sus propias iglesias, favoreció una ampliación del ámbito de competencias del poder civil: el pastor se convertía así en funcionario del príncipe. La tesis del sacerdocio universal no implicó la desaparición del ministerio pastoral, sino la profesionalización de los líderes eclesiásticos a partir de una completa redefinición de su estatus social y de sus funciones. La labor fundamental del pastor era ahora la predicación de la doctrina, y el sermón se convirtió en pieza clave de una misa cuya liturgia se simplificaba y enriquecía a la vez con nuevos elementos como los cánticos, empleándose las lenguas vulgares como vehículo de comunicación.

La Reforma también tuvo importantes repercusiones sociales. Las doctrinas reformadas, al hacer hincapié en la salvación individual, estructuraron las prácticas piadosas en torno al culto doméstico. Las familias se integraban en parroquias en las que el pastor ejercía una "clericatura atenuada", una tarea de disciplina y control. La primera práctica colectiva era el culto dominical. La confesión privada al oído fue sustituida por una confesión pública leída por el pastor, quien también ofrecía una absolución general. La eucaristía se celebraba cuatro veces al año. Los ritos asociados a la existencia del feligrés (bautismo, matrimonio y funerales) perdieron toda su carga simbólica.

LA TEOLOGÍA LUTERANA

El término Reforma, por su suavidad, puede inducir a confusión: la Reforma no fue una transición ni una serie de cambios programados, sino una verdadera revolución religiosa con aspectos y efectos políticos; la Reforma rompió la unidad de la Iglesia de Occidente, produjo nuevas formas eclesiásticas e inauguró una nueva época en la historia de la espiritualidad cristiana. Sin embargo, la palabra Reforma corresponde a la idea que tuvieron sus promotores de no ser los fundadores de una nueva religión, sino de restaurar, en un tiempo en el que ya estaban presentes todos los gérmenes de la edad moderna, el cristianismoprimitivo. Si bien es la resultante de tendencias, aspiraciones e impaciencias ampliamente difundidas en Europa a principios del siglo XVI, la Reforma recibe un sello inconfundible por efecto de la personalidad de Lutero.

La formación de Lutero explica algunas de sus actitudes posteriores. Hijo de un minero, estudió con los Hermanos de la Vida en Común en un ambiente espiritual exigente. Destinado a ser jurista por voluntad paterna, decidió no obstante ingresar en la rigurosa orden de los Eremitas de San Agustín (1505). Su brillante carrera religiosa y universitaria en Wittenberg oculta, según el historiador Lucien Febvre, una profunda inquietud personal: "Lo que le importa a Lutero de 1505 a 1515 no es la reforma de la Iglesia. Es Lutero, el alma de Lutero, la salvación de Lutero. Sólo eso." Tras largas reflexiones, la solución teológica la encontró en las Epístolas de San Pablo: la justificación por la fe.





La justificación por la fe es la base del pensamiento de Lutero, que rechaza la idea de que las obras puedan coadyuvar a que el hombre alcance la salvación. Lo que hace revolucionario el pensamiento luterano es la radicalidad de su formulación y la coherencia de su desarrollo, que conduce a una negación sistemática, en nombre de Dios, de las enseñanzas católicas fundamentales y de la propia Iglesia como institución. En efecto, si sólo la fe justifica, resulta innecesario todo ministerio sacerdotal, con poderes exclusivos para administrar los sacramentos, que haga de intermediario entre Dios y los hombres. Lutero sólo aceptaba como verdaderamente instituidos por Jesucristo los sacramentos del bautismo y la eucaristía. La revelación estaba contenida únicamente en la Biblia, y todo cristiano iluminado por el Espíritu Santo era capaz de interpretarla libremente. Esta idea, que rechazaba expresamente la tradición de la Iglesia, ocasionó la publicación de numerosas Biblias sin comentarios ni acotaciones. Las doctrinas reformadas se sintetizaron en el lema Sola fide, sola gratia, sola scriptura (Sólo fe, gracia y Escrituras).

Lutero resume en sí el conflicto de la cultura eclesiástica en el bajo Medioevo. Ningún contacto directo, al principio, con el Humanismo; pero su formación filosófica y teológica se perfecciona con la "vía moderna" de Guillermo de Ockham: una filosofía crítica, no sin analogías con la kantiana, en la que la unidad de fe y razón queda destruida y la especulación metafísica se suspende. Dios se envuelve en un misterio abismal, del cual sale revelándose solamente en la medida en que quiere hacerlo, en la revelación histórica. Dios, que está más allá de todo concepto de bien o de mal, impone no obstante al hombre una disciplina; siguiéndola con su mejor voluntad, el hombre puede y debe legítimamente presumir que le es grato.

El esfuerzo para hacerse grato a este Dios insondable, llevado a cabo con una indudable seriedad y un vivo sentimiento de lo absoluto, conduce a Lutero a la paradójica conclusión de que el hombre no puede jamás estimarse positivamente digno de la gracia, y que su único mérito ante Dios consiste en reconocerse radicalmente pecador, acusándose sin merced ante Dios y haciendo suyo su veredicto condenatorio. A una tal acusación incondicionada de sí mismo, Dios contesta con una no menos incondicionada absolución. Estos pensamientos reciben en Lutero una influencia de apoyo por parte de la mística germánica, aunque no asimila (por sus premisas críticas occamistas) su fondo especulativo neoplatónico. El deseo de poner en claro su "teología de la cruz" como una doctrina de absoluta penitencia interior con respecto a la práctica penitencial de la Iglesia (indulgencias) conduce a Lutero a la proclamación de las noventa y cinco tesis (1517) y a la revolución religiosa.

La espiritualidad de la Reforma refleja las exigencias complejas y a veces antitéticas de la experiencia luterana. Por una parte la concepción intimista de la penitencia, y en general de la vida religiosa, pone al hombre directamente en relación con Dios, y al desvalorizar intrínsecamente las obras meritorias, es natural que la Iglesia, como dispensadora de la gracia, quede privada de motivación y sea abandonada; por otra parte, la actitud crítica, internacionalista y anatomista que caracterizó a Lutero se contrapone al intelectualismo y a la confianza en la persona que aportó el Humanismo.


Lutero en un retrato de Cranach el Viejo (1521)

La Iglesia, como custodia de la revelación, como garantizadora sacramental de la gracia, es indispensable en su espiritualidad, y Lutero la reconstruye después haberla negado; pero la reconstruye como un puro cuerpo espiritual, abandonando sus aspectos jurídicos y administrativos a la autoridad de los príncipes alemanes, los cuales, en el pensamiento de Lutero, administran la Iglesia, no en cuanto son el Estado, sino en cuanto que ellos son también "miembros preeminentes" de la Iglesia, investidos, por su posición, de especiales responsabilidades.

La misma complejidad llena de antítesis se encuentra en toda la concepción luterana de la vida. Si Lutero abandona el estado monástico (no voluntariamente, a decir verdad, sino forzado por las circunstancias) y si lo combate como la quintaesencia de las "obras meritorias", con una polémica violenta hasta la injusticia, no por ello reivindica Lutero la posibilidad de un gozoso vivir humano. Todo el mundo para Lutero yace en el mal, y el pecado se insinúa en todas partes, desde la forma sutil de la vanidad y del amor a sí mismo hasta en las expresiones de moralidad más elevadas.

Por otra parte, precisamente porque el mundo es malo, y en ningún modo es posible crear en él una isla de perfección, el mundo es aceptado como es: como un campo de batalla, de ejercitación moral, como una cruz a veces, cumpliendo con fidelidad los deberes (relativos y siempre discutibles desde el punto de vista de lo absoluto) de los que se compone la vida humana, y que, cumplidos con religiosa conciencia, como deberes dictados por Dios al hombre en su particular situación concreta, asumen un valor de "vocación".

La vida se desenvuelve así en dos líneas paralelas: la vida de la fe, en su interioridad y pureza, y la vida del mundo, con su relatividad pecaminosa. El hombre cristiano, en su concreción, pertenece a la una y a la otra, sacando de su fe una exigencia superior, un motivo de control, y al mismo tiempo de desvío de la realidad problemática en que vive; en esta realidad halla las condiciones concretas para el ejercicio, ascético en el fondo y quizá doliente, de su fe. Pero la vida vivida en la fe no impide al mundo ser "mundo", insuperable pecaminosidad, y la fidelidad cristiana en el servicio del mundo no puede jamás asentarse en la cuenta favorable al hombre en el balance eterno: la única razón de subsistencia del hombre ante Dios es siempre su inmerecido y gratuito perdón.



Lutero dirige una plegaria en el Castillo de Wartburg (óleo de Hugo Vogel)

En esta polaridad y ambivalencia está la característica profunda de la espiritualidad luterana. Es por otra parte difícil que ésta se mantenga íntegramente en la tensión y el equilibrio de su afirmación y negación. Y así, hay a menudo, ya en Lutero mismo y más en el luteranismo, una alternancia de estados de ánimo: unas veces de completa negación del mundo (del que se busca refugio en la interioridad de una vida espiritual autosuficiente y sin necesaria relación con la vida concreta,) y otras veces de afirmación integral de la vida en su autonomía relativa, que en un tiempo más próximo a nosotros, a causa de la reducción del cristianismo al plano de una religiosidad sin pecado original y sin redención trágica, se resolverá simplemente en el optimismo de la presencia interna de lo divino en el devenir del mundo.

Esta resolución, cuya paternidad (sea gloriosa o deplorable) Lutero no puede declinar en las concepciones del mundo moderno, está en todo caso más allá de las intenciones del reformador. De todos modos hay que reconocer a Lutero el mérito de haber planteado el problema de la ética con todo su rigor, aclarando la diferencia que hay entre lo moral, lo útil y lo jurídico. El bien no es la adecuación al contenido de una "ley", y no es tampoco lo ventajoso para mí o para mi prójimo; más allá de todo legalismo y de todo interés, el bien es la obediencia incondicional a una voluntad absoluta. La transcripción lógica de la experiencia luterana será la moral kantiana. Reduciendo a la razón legisladora del hombre la insondable voluntad del Dios de Lutero (que por otra parte se revela como una libre voluntad de amor para sus criaturas, poniéndose así como forma y contenido del deber), Kant empobrece sin embargo en cierta manera la ética luterana de la obediencia a Dios solo.

EL ANABAPTISMO

La Reforma luterana se encuentra, desde su aparición, en antítesis y en competencia con un movimiento popular de insurrección religiosa, social y política: el anabaptismo. La hostilidad hacia este movimiento de Lutero (quien tuvo su parte de responsabilidad moral en su sangrienta represión por obra de los príncipes alemanes) no es debida solamente a motivos contingentes. El anabaptismo no comprometía solamente la Reforma ante el juicio de los príncipes, de los que la Reforma tenía necesidad, sino que sobre todo expresaba una espiritualidad diversa, en la que revivían los motivos dominantes de las herejías medievales: la aspiración a la renovación de la sociedad, la espera del reino de Dios del año mil, la inspiración como suprema instancia religiosa y como contraseña de la madurez de los tiempos.

Con su voluntad de instaurar un orden cristiano, según el modelo del Sermón de la Montaña, el anabaptismo debía desconocer profundamente, a juicio de Lutero, la insuperable pecaminosidad del mundo y la diferencia irreductible entre el plano de la fe y el de la vida concreta. La voluntad del anabaptismo de purificar la Iglesia, transformándola en una comunidad de adultos bautizados después de una profesión de fe personal, no concordaba con la profunda y compleja concepción eclesiástica de Lutero, según el cual la Iglesia, en su profunda esencia, no es "visible" (sólo Dios discierne los que son justificados por él mismo), mientras que la organización visible de la Iglesia queda siempre sujeta a lo problemático de las cosas de este mundo.

También el carácter insurreccional del movimiento contradecía no solamente el temperamento conservador de Lutero, sino su profunda persuasión de que los males de este mundo han de ser soportados como una cruz y transfigurados en factores de vida interior. En fin, la apelación al Espíritu Santo, que aparecía, incluso en su realidad concreta, expuesto a todos los riesgos del subjetivismo, no se compaginaba con el apego a la Biblia que Lutero había heredado de su formación occamista, y que correspondía profundamente a las exigencias de su conciencia suspicaz ante todas las voces interiores y los impulsos incontrolables, en que fácilmente podían enmascararse las insidias del diablo. El espiritualismo de los anabaptistas presenta en cambio mayores afinidades con la religiosidad humanista que reconocía en Erasmo su más autorizado representante, y que por otra parte era opuesta a toda actitud revolucionaria. Hacia ésta, como hacia el anabaptismo, Lutero puso, con su famosa polémica contra el libre albedrío, un límite infranqueable.

EL CALVINISMO

La Reforma llega a su completa expresión sociológica y eclesiástica y a su sistematización doctrinal coherente con el calvinismo. El espíritu lógico y jurídico latino de Juan Calvino (1509-1564); el hecho de que la Reforma calvinista se desarrolló en un ambiente ciudadano y republicano como el de Ginebra, y que en otras zonas (Francia, Países Bajos) se encontrara ampliamente empeñada en las guerras de religión; y el mayor radicalismo de esta Reforma, que no se limitó a corregir el edificio de la Iglesia medieval, como había hecho Lutero, sino que quiso fundarlo de nuevo sobre el modelo de la Iglesia primitiva (aspiración común con el anabaptismo), explican la diversa fisonomía del calvinismo.

La Iglesia calvinista, incluso allí donde está en relaciones de íntima colaboración con el estado, como en Ginebra, es una Iglesia que se gobierna por sí misma, por medio de sus consejos de pastores y de "ancianos" (consistorios, sínodos), creando de este modo en sus fieles el gusto y la capacidad del autogobierno. Su ética está determinada por el desarrollo que asume en la doctrina calvinista la idea de la predestinación. Esta doctrina, que parece que habría de conducir a un fatalismo pasivo, quitando al hombre todo motivo de obrar, se trueca en cambio en el Calvinismo en un enérgico impulso a la acción.


Los que están persuadidos de ser elegidos de Dios e instrumento de sus planes piensan cumplir en sus acciones su eterna voluntad, y recíprocamente encuentran en el éxito de sus acciones una comprobación de su elección. Las obras, eliminadas por Lutero como obras "meritorias", reingresan en la ética reformada como "signos" de la salvación cumplida. El dualismo del mundo y del Reino de Dios, que no es substancialmente menos completo para Calvino que para Lutero, no conduce en este caso a una tolerancia pasiva, sino a una enérgica actividad dirigida a someter el mundo a la voluntad de Dios, y a obligarle a reconocer su gloria.

La motivación de esta actividad en el mundo, por otra parte, está desprovista de todo motivo utópico: el mundo no es substancialmente mejorado por la actividad de los elegidos, y sigue siendo el mundo del pecado, provisional, transitorio, caduco. El calvinismo no espera una instauración milenarista del Reino de Dios (como el anabaptismo), y su visión de la vida perfecta se proyecta decididamente en el más allá (como en el luteranismo y en el catolicismo); pero igual que el catolicismo, y más que el luteranismo, se interesa por el problema de una sistematización de la ciudad terrena que tienda favorablemente a los fines del Reino de Dios.

La ética calvinista se traduce en la vida económica (estimulada por la supresión de la prohibición medieval del préstamo a interés) en un activismo al mismo tiempo libre y austero, que considera la vida como un combate, el lucro como un deber, el éxito como una sanción divina, el lujo como un pecado y la severidad del tipo de vida como un título de nobleza (puritanismo). Esta concepción de la vida, en los siglos XVII y XVIII, especialmente en suelo anglosajón, se cruza con otras influencias de origen humanista y anabaptista, que por una parte conducen a una atenuación de la doctrina de la predestinación (arminianismo) y por otra a una valoración más favorable de la capacidad del hombre natural (iusnaturalismo), e inclinan la autonomía de los elegidos calvinistas en el sentido de la declaración de los derechos del hombre y de la libertad de conciencia.

EL DEVENIR DE LA REFORMA

Nacida de exigencias religiosas, la Reforma se entrecruza, en su difusión, con los intereses políticos y las pasiones nacionales y raciales, polarizando en los Estados germánicos el estado de ánimo impaciente por la influencia, a veces financieramente gravosa, de la curia romana, y sacando provecho de la secularización de los bienes eclesiásticos confiscados por los príncipes, en gran parte en provecho propio. Tal interferencia de motivos determina diversamente la configuración de la Reforma y de la Iglesia en los estados protestantes, y su conexión más o menos estrecha con las autoridades civiles.

Una posición aparte ocupa la Iglesia anglicana, brotada de un acto de gobierno regio al que debe también su fisonomía particular: católica en el rito y en la jerarquía, calvinista en la doctrina y en la moral. Pero la historia de la Reforma en Inglaterra no se identifica con la de la Iglesia anglicana, sino que más bien es la historia de la controversia del anglicanismo con las Iglesias "independientes", de más acentuado carácter calvinista. En Francia, la historia de la Reforma se inserta en la de las luchas de la nobleza provincial contra el creciente absolutismo monárquico. De esta situación de minoría combatida y perseguida se deriva la teoría calvinista del derecho a la resistencia, por parte de los "magistrados inferiores" y de los estados generales, al arbitrio del soberano. En Italia la Reforma se redujo a un movimiento de "élites" intelectuales, más o menos íntimamente unido al humanismo. A este origen cultural deben los reformadores italianos su peculiar fisonomía, que les confiere una posición intermedia entre Renacimiento y Reforma, y los convierte en precursores (incomprendidos y combatidos hasta por los protestantes de su tiempo) de la Ilustración del siglo XVIII (socinianismo).

La época de la Reforma comprende esencialmente los siglos XVI y XVII. En el XVIII afloran en la sensibilidad europea nuevas tendencias, que aunque sigan buscando su inspiración en la fe y en la piedad de la Reforma, señalan al mismo tiempo hacia nuevos problemas y nuevas orientaciones. El predominio de la Biblia en la Reforma quedará sometido a la crítica de la razón y de la historia; el dogma cristiano se resolverá en la "religión natural" (Ilustración); la esfera del sentimiento, relegada a un segundo plano por el objetivismo teológico, eclesiástico y sacramental de la ortodoxia protestante, recobrará la conciencia de su autonomía, contraponiéndose al racionalismo (Pietismo, Metodismo, Romanticismo). El protestantismo vivirá en adelante de su controversia con el mundo moderno, al cual sigue proporcionando importantes temas de meditación espiritual.



Obras de Martín Lutero

A continuación, se ha expuesto una relación con la mayor parte de los escritos que Martín Lutero realizó a lo largo de su vida. Hay que tener en cuenta que, dadas la capacidad de trabajo y la facilidad que tenía Lutero para la escritura, su obra es muy extensa, por lo que hay aún varios escritos que no aparecen en la presente lista. Aún así, este apartado bien puede servir como referencia para aquellos que estén interesados en la figura y en la obra del reformador.

1517-1518

– Las 95 tesis (1517).

– Asterisco.

– Actas de Augsburgo.

1519

– Comentarios sobre la Epístola a los Gálatas.

– Trabajo en los Salmos.

– Sermón en el Sacramento Bendecido del verdadero y santo cuerpo de Cristo.

– Hermandades.

1520

– En el Papado de Roma.

– Sermón de buenas obras.

– A la nobleza cristiana de la nación alemana.

– Preludio en el cautiverio babilónico de la Iglesia (De la libertad cristiana y la cautividad

Babilónica de la Iglesia).

– La libertad del cristiano.

– Epístola al Papa León X.

– Contra la bula execrable del Anticristo.

1521-1522 (escritas durante su estancia en el castillo de Wartburg)

– Sobre la confesión.

– Sobre los votos monásticos.

– Sobre la abrogación de la misa privada.

– Una sincera amonestación por Martín Lutero a todos los cristianos para guardarse de la insurrección y rebelión.

– Responsio contra la “Apología de la verdad católica contra Lutero”.

– Confutación de la razón latomiana.

– Escrito contra Enrique VIII.

– Comentario al Salmo 67.

– Apostillas eclesiásticas.

– Traducción y comentario al “Magnifica”.

– Contra el falsamente llamado estado eclesiástico del Papa y los Obispos.

– A los consejeros de todas las ciudades de Alemania sobre el deber de fundar y

Sostener escuelas.

– Traducción de la Biblia al alemán (1522-1534).

· Traducción del Nuevo Testamento al alemán (1521-1522).

· Traducción del Pentateuco (1523).

· Traducción de los libros históricos, el de Job, de los Salmos, los Proverbios, el Eclesiastés y El cantar de los cantares (1524).

· Traducción de los libros de los Profetas (1526-1530).

– Cuadernillo bautismal (1523-1526).

1524-1528

– Contra las hordas asesinas y ladronas del campesinado.

– Exhortación a la paz a propósito de los doce artículos de los campesinos.

– De servo arbitrio (1525).

– Escritos suabos (1525).

– Misa alemana (1526).

– Sermón en el sacramento……contra los espíritus fanáticos.

– Sobre si los hombres de la guerra pueden alcanzar la bienaventuranza (1526).

– Estas palabras todavía se mantienen firmes (1527).

– Confesión con respecto a la Cena del Señor (1528).

1528-1529

– Catecismo Mayor.

– Catecismo Menor.

1530

– Carta sobre el arte de traducir

– Comentarios al Edicto de Augsburgo.

– Amonestación del doctor Martín Lutero a sus queridos alemanes.

– Warnung an die lieben Deustchen (1531).

1536

– Sobre los Concilios de la Iglesia (1536).



– El deber de las autoridades civiles de oponerse a los anabaptistas mediante castigos

corporales.



1540-1544



– Contra Agrícola de Eisleben (1540).

– Sobre los judíos y sus mentiras (1543).

– Confesión sobre el Santo Sacramento (1544).

1545

– Contra el Papado de Roma fundado por el diablo.

– Escritos contra los teólogos de Lovaina y París y contra el duque de Braunschweig-

Wolfenbuttel.



– Comentarios al libro del profeta Isaías y al Génesis.





“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

VIDA Y OBRA DE PLATÓN

Zuñiga Gomez Melanie Kimberly

Mamani Torres Nancy

Cruz Condori Maria Fernanda

Aracena Lupaca Marcos Aldo

Cairo Ibárcena Sofía Celeste

Mayo 2018

Efren Medardo Huayapa Merma

Ingeniería civil

Filosofía de la ciencia, tecnología e innovación

Ciclo I

Sección “B”

Moquegua-Perú

AGRADECIMIENTO:



Todos nuestros logros los debemos a seres que nos ayudan en todo momento. Primeramente, agradecemos a DIOS que nos da la capacidad de aprender y siempre está con nosotros. Además, a nuestros padres por brindarnos amor, darnos la oportunidad de estar en la Universidad, y apoyarnos. Y a los maestros por inculcarnos conocimientos.


PRÓLOGO:

El presente trabajo es del curso de Filosofía de la ciencia tecnología e innovación, y va a tratar sobre Platón.

En el desarrollo del trabajo, se tuvo un poco de dificultad debido a la poca cantidad de información con la cual contábamos, pero lo pudimos resolver. Además después de este, no hubo ningún otro inconveniente.

Nos da mucho gusto poder desarrollar este tipo de trabajos ya que son de temas de suma importancia y que nos van a ayudar a ampliar nuestros conocimientos.


INTRODUCCIÓN:



En todos los tiempos ha habido y hay, personas que con un talento innato y con una curiosidad por saber más, han logrado ser grandes filósofos, pensadores, científicos, literatos, etc. Y todos los conocimientos que tenemos hoy en día se los debemos, en un gran parte, a ellos.

Sin embargo, lamentablemente hoy en día muchas personas ignoran estos temas o simplemente los pasan por alto. Y de hecho es una actitud muy incorrecta, no por el hecho que les debamos algo, aunque si lo hacemos; sino, por cultura, por historia, por amor al conocimiento es que debemos de interesarnos en cada día saber más, conocer a estos grandes personajes, sus hazañas, sus ideas, su filosofía, sus errores, su todo.

Y por eso, el objetivo de este trabajo es informar, brindar información de manera amplia, veraz y detallada, dar a conocer un tema importante para la humanidad, y está sobreentendido, que el tema va a ser presentado con vocabulario y expresión sencilla, de manera que sea fácil de comprender.

El tema a tratar es la vida y obra de Platón, un filósofo griego que según algunos, es el verdadero fundador de la filosofía. Además, todo el tema será desarrollado de manera amplia, en el cual hablaremos sobre su biografía, obras, filosofía, ideas y entre otras cosas.

Cabe recalcar que esta monografía tiene como fuentes las páginas web, y para recolectar la información presente se usaron técnicas como el resumen, ideas principales, etc.

Además, lo que deseamos no solo es informar, sino hacer reflexionar a las personas para que tomen más importancia a estos temas.


CAPÍTULO 1:
BIOGRAFÍA:



Platón fue un filósofo aprendiz de Sócrates y maestro de Aristóteles, además, es reconocido por sus diálogos, en los que habla filosofía, metafísica, epistemología, ética, ontología, política, arte, y muchos otros temas.

Platón nació probablemente en Atenas o en Egina en el año 427 a.C. y murió en Atenas el 347 a.C.

Nació en el seno de una familia aristocrática ateniense, en la que algunos miembros habían usurpado el poder de Atenas luego de la Guerra del Peloponeso. Es por ello que, pese a pertenecer a la oligarquía, Platón en varias ocasiones mostró su rechazo al gobierno que tenía Atenas en ese entonces.

Era hijo de Aristón, quien se decía descendiente de Codro, el último de los reyes de Atenas, y de Perictione, cuya familia estaba emparentada con Solón; era hermano menor de Glaucón y de Adimanto, hermano mayor de Potone, y medio-hermano de Antifonte.

Critias y Cármides, miembros de la dictadura oligárquica de los Treinta Tiranos que usurpó el poder en Atenas después de la Guerra del Peloponeso, eran, respectivamente, tío y primo de Platón por parte de su madre.En consonancia con su origen, Platón fue un acérrimo anti-demócrata; con todo, ello no le impidió rechazar las violentas acciones que habían cometido sus parientes oligárquicos y rehusar participar en su gobierno, como lo habíamos mencionado anteriormente.

El nombre de Platón fue, al parecer, el apodo que le puso su profesor de gimnasia y que se traduce como aquel que tiene anchas espaldas, según recoge Diógenes Laercio en “Vida de los filósofos ilustres”. Su nombre verdadero fue Aristocles.



Espeusipo, sobrino de Platón, elogia la rapidez mental y la modestia que tuvo de niño, así como su amor por el estudio. En su juventud se habría interesado por artes como la pintura, la poesía y el drama; de hecho, se conserva un conjunto de epigramas que suelen ser aceptados como auténticos, y la tradición refiere que había escrito o tenía interés en escribir tragedias, afán que acabó cuando comenzó a asistir a las reuniones impartidas por Sócrates.​ Y este interés por el arte rápidamente cambió a odio, al punto de promover, en la construcción de su Estado ideal, la expulsión de los poetas.

Además, según se ve en su teoría educativa, siempre se interesó por la gimnasia y los ejercicios corporales, y ciertas fuentes refieren que se habría dedicado a las prácticas atléticas.

Y que habría participado asimismo de algunas batallas de la Guerra del Peloponeso y de la Guerra de Corinto, pero no hay información al respecto más que simples menciones del caso.​



En cuanto a su formación intelectual temprana, Aristóteles refiere que, antes de conocer a Sócrates, Platón había tratado con el heraclíteo Crátilo y sus ideas de que todo lo sensible está en devenir y, por tanto, de que no es posible el conocimiento científico acerca de ello; pero que luego, influido por Sócrates y su enseñanza e insistencia en inquirir y definir qué es cada cosa para poder hablar de ella con propiedad, se convenció de que había realidades cognoscibles y, por tanto, permanentes, y decidió que no eran sensibles, el ámbito de lo que siempre deviene y nunca es, sino de naturaleza inteligible. Éste es, según Aristóteles, el origen de la teoría de las Ideas, y su información nos permite reconstruir algo del itinerario biográfico-intelectual de Platón.

Según Diógenes Laercio, Platón conoció a Sócrates a la edad de 20 años. Y el primer encuentro se produjo entre el 412 y el 407. A partir de allí, fue uno de los miembros más cercanos del círculo socrático hasta que en 399, Sócrates, que contaba unos setenta años, fue condenado a la pena de muerte por el tribunal popular ateniense, acusado por los ciudadanos Ánito y Meleto de "impiedad", es decir, de no creer en los dioses o de ofenderlos, y de "corromper a la juventud". La Apología nos muestra a Sócrates frente al tribunal, ensayando su defensa y acusando a sus opositores de la injusticia que estaban cometiendo contra él; luego de ser declarado culpable, Sócrates menciona a un grupo de amigos que están en la tribuna, entre ellos Platón. Sin embargo, Platón mismo hace que Fedón diga, en el diálogo que lleva su nombre y al referir a Equécrates la tarde última de Sócrates con sus amigos antes de beber la cicuta, que "Platón estaba enfermo, creo".

Se han visto varias hipótesis, algunas acusando a Platón de no ser tan amigo de Sócrates como se pensaba, pero este juicio no estaría en relación con el afecto que le demuestra en toda su obra. Otros piensan que simplemente, Platón no fue porque no soportaba la idea de ver a Sócrates siendo juzgado y castigado.

Luego de la pérdida de Sócrates, Platón, que tenía sólo veintiocho años, se retiró con algunos otros de los discípulos de su maestro a Megara, Sicilia, a la casa de. De allí habría viajado a Cirene, donde se reunió con el matemático Teodoro y con Arisitipo; y a Egipto, aunque estos dos últimos viajes son puestos en duda por muchos especialistas.

​En general, en estos viajes conoció a diferentes pensadores que influirían en su pensaliento, como es el caso de los pitagóricos, de los que aprendió el concepto de la armonía; o Parménides, del que pudo desarrollar su idea de alma. Según un relato tradicional, al final de su visita, Platón habría sido vendido como esclavo por orden de Dionisio y rescatado por el cirenaico Anníceris en Egina, polis que estaba en guerra con Atenas.



A la vuelta de Sicilia, se estima que al poco tiempo, Platón compró una finca en las afueras de Atenas, en un emplazamiento dedicado al héroe Academo, y fundó allí la Academia, que funcionó como tal ininterrumpidamente hasta el año 86 a.C. al ser destruida por los romanos, siendo restituida y continuada por los platónicos hasta que en 529 d. C. fue cerrada definitivamente por Justiniano I, quien veía en las escuelas paganas una amenaza para el cristianismo y ordenó su erradicación completa.

​ Numerosos filósofos se formaron en esta milenaria Academia, incluyendo el mismo Aristóteles durante la dirección de Platón, junto a quien trabajó alrededor de veinte años, hasta la muerte de su maestro.

La santidad del lugar era grande, y se celebraban otros cultos allí, incluidos los de la misma Atenea. Para formar una sociedad que tuviera su tierra y sus locales propios, como hizo Platón, parece que era un requisito legal el registrarla como thíasos, es decir, como asociación de culto dedicada al servicio de alguna divinidad. Platón eligió a las Musas, que ejercían el patronazgo de la educación. Las comidas en común eran famosas por su combinación de alimentos sanos y moderados con una conversación que valía la pena recordar y anotar. Se cuenta que un invitado dijo que los que habían cenado con Platón se sentían bien al día siguiente.

En la Academia, que no aceptaba personas sin conocimientos matemáticos previos, se impartían enseñanzas sobre distintas ciencias, tales como, aritmética, geometría, astronomía, armonía, puede que también ciencias naturales; a modo de preparación para la dialéctica, el método propio de la inquisición filosófica, la actividad principal de la institución; asimismo, también era principal actividad, en consonancia con lo expresado en República, la formación de los filósofos en política, de modo que fueran capaces de legislar, asesorar e incluso gobernar.​

Platón también recibió influencias de otros filósofos, como Pitágoras, cuyas nociones de armonía numérica y geomatemáticas se hacen eco en la noción de Platón sobre las Formas; también Anaxágoras, quien enseñó a Sócrates y que afirmaba que la inteligencia o la razón penetra o llena todo; y Parménides, que argüía acerca de la unidad de todas las cosas y quien influyó sobre el concepto de Platón acerca del alma.

Platón murió en el 347 a. C., a los 80-81 años de edad, dedicándose en sus últimos años de vida a impartir enseñanzas en la academia de su ciudad natal.


CAPÍTULO 2:
INFLUENCIAS FILOSÓFICAS:



Platón no obtuvo todos sus conocimientos de la nada. Su pensamiento se fue construyendo sobre y contra las ideas de los que le precedieron. Algunas de sus concepciones más profundas y originales fueron el resultado de intentar resolver diversos problemas que había heredado de la filosofía anterior y que le preocupaban vivamente.

Heráclito:

Su afirmación del devenir constante del mundo sensible es compartida por Platón. Ahora bien, en el contexto de la filosofía platónica, esto viene a significar que de una realidad continuamente cambiante no puede haber verdadero conocimiento, pues no puede haber conocimiento de lo que, una vez definido, ha cambiado ya.

Parménides:

Su distinción entre lo que verdaderamente existe, el ser, y el universo cambiante, el no ser, se recoge en el pensamiento platónico: las ideas son lo que existe de verdad y poseen las mismas características que el ser de Parménides.

Sin embargo, en Platón el mundo sensible no se equipara exactamente al mundo del no-ser parmenídeo, sino que, más precisamente, vendría a situarse en un plano ontológico y epistemológico intermedio entre el ser y el no-ser; es decir, el mundo sensible, aunque no tendría el status pleno e inmutable del ser, no por eso carecería completamente de realidad, y, por lo tanto, aunque no podría ser objeto de conocimiento verdadero, sin embargo podría ser objeto de creencia u opinión.

Pluralistas y atomistas:

En su explicación de la naturaleza, Platón sostiene que el orden que se observa en el universo no puede surgir del azar y del desorden sino que sólo puede proceder de una inteligencia ordenadora. Retorna así, Platón, en cierto modo, al concepto de inteligencia ordenadora que mantenía Anaxágoras.

Por otro lado, al postular una materia eterna, caótica y dotada de movimientos irregulares, como otro principio del cosmos, Platón se separa da Anaxágoras y se aproxima a los atomistas, Leucipo y Demócrito, quienes sostenían igualmente la eternidad de la materia y del movimiento.





Orfismo:

Podemos definir a los “orficos”, como, gente que, uniendo por una parte, elementos procedentes del culto de Apolo y de las creencias tracias en la reencarnación, por otra, creyeron que el alma podía sobrevivir, si se mantenía pura, y, para ilustrar esta teoría, elaboraron una mitología parcialmente personal, con Dioniso como figura central. Esta teoría de la reencarnación será asumida por los pitagóricos y por Platón.



Pitagorismo:

Platón hereda la pasión de los pitagóricos por las matemáticas como vislumbre de la verdad eterna. El número era, para ellos, el principio que gobernaba la estructura de la totalidad del mundo. Para Platón las matemáticas también están llenas de significado tanto metafísico como matemático; así a los objetos geométricos asigna Platón en la República las propiedades de “eternos, no sujetos a cambio y desaparición” que “tienden a llevar a las almas hacia la verdad y a formar mentes filosóficas elevando hacia arriba facultades que indebidamente dirigimos hacia tierra”.

La reencarnación y la inmortalidad del alma, así como la referencia al cuerpo como cárcel del alma, son todos ellos elementos pitagóricos presentes en la obra de Platón.

La idea pitagórica de la filosofía como purificación, esto es, la idea de que la purificación y salvación del alma dependía en gran medida del uso de los poderes de la razón y de la observación con objeto de obtener conocimiento que tendría un efecto purificante, se encuentra también en la filosofía de Platón.





Sofistas:

El pensamiento de Platón surge, en gran medida, como respuesta a los planteamientos de los sofistas. La crítica platónica podemos cifrarla en cuatro puntos:

Crítica a la mercantilización que los sofistas hicieran del saber, a todas luces indigna del conocimiento.

Crítica a la manera de entender el lenguaje, como instrumento de persuasión manipulación.

Crítica al relativismo y al relativismo ontológico.

Crítica a la distinción physis/nomos, que Platón interpreta en clave de oposición entre: lo que por naturaleza no cambia y por ello no está sujeto a dictamen humano, y lo que es convencional y arbitrario y que, por ello, es susceptible de discusión y también de alteración.



Sócrates:

El influjo que ejerció la persona y el pensamiento de Sócrates en la formación de Platón es la más decisiva de todas las señaladas. Señalaremos las claves fundamentales de esa influencia:

Platón hace de Sócrates el protagonista de la mayor parte de sus diálogos. Pretendía, posiblemente, homenajear al que consideraba el más honesto de los ciudadanos, y de paso, mostrar la injusticia que la democracia cometiera con él.

Hereda de Sócrates el convencimiento de que era imposible fundar una convivencia duradera sobre la base de que cada cual entienda a su modo qué es la justicia, o la piedad, o cualquier otra virtud cívica. Era necesario, como decía Sócrates, reducir la pluralidad de opiniones a una sola definición.

Consiguientemente acepta, aunque sólo parcialmente, la teoría socrática de la definición universal, ya que como señaló Aristóteles, Sócrates no “concedía a los universales (las esencias expresadas en la definición) existencia separada” del mundo sensible, mientras que Platón sí lo hace al situarlas en el Mundo de las Ideas.

La identificación socrática del saber con la virtud, esto es, lo que denominamos intelectualismo moral, es uno de los elementos fundamentales de la ética platónica y más adelante, aunque en menor medida, lo será de la de Aristóteles.






CAPÍTULO 3:
OBRAS:

Todos los trabajos de Platón se han conservado casi completos. La mayor parte de estos están escritos en forma dialogada; de hecho, Platón fue el primer autor que utilizó el diálogo para exponer un pensamiento filosófico, y tal forma constituía ya por sí misma un elemento cultural nuevo: la contraposición de distintos puntos de vista y la caracterización psicológica de los interlocutores fueron indicadores de una nueva cultura en la que ya no tenía cabida la expresión poética u oracular, sino el debate para establecer un conocimiento cuya legitimación residía en el libre intercambio de puntos de vista y no en la simple enunciación.



La obra de Platón puede dividirse cronológicamente en cuatro etapas:



Primeros diálogos o diálogos socráticos o de juventud: Se caracterizan por sus preocupaciones éticas. Están plenamente influidos por Sócrates. Las más destacadas son: Apología, Ion, Critón, Protágoras, Laques, Trasímaco, Lisis, Cármides y Eutifrón.



Época de transición: Esta fase se caracteriza también por cuestiones políticas, además, aparece un primer esbozo de la Teoría de la reminiscencia y trata sobre la filosofía del lenguaje. Destacan: Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias Menor, Crátilo, Hipias Mayor y Menexeno.

Época de madurez o diálogos críticos: Platón introduce explícitamente la Teoría de las Ideas recién en esta fase y desarrolla con más detalle la de la reminiscencia. Igualmente se trata de distintos mitos. Destacan: El Banquete, también conocido como Simposio, Fedón, República y Fedro.

Diálogo de vejez o diálogos críticos: En esta fase revisa sus ideas anteriores e introduce temas sobre la naturaleza y la medicina. Destacan: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes y Epínomis.

Los personajes de los diálogos son generalmente personajes históricos, como Sócrates, Parménides de Elea, Gorgias o Fedón de Elis, aunque a veces también aparecen algunos de los que no se tiene ningún registro histórico aparte del testimonio platónico. Cabe destacar, que si bien en muchos diálogos aparecen discípulos de Sócrates, Platón no aparece nunca como personaje. Solamente es nombrado en Apología de Sócrates y en Fedón, pero nunca aparece discutiendo con su maestro ni con ningún otro.

Los escritos de Platón presentan dos características principales:

La inmensa mayoría de su obra está escrita en forma de diálogo.

A lo largo de su vida Platón reelabora su doctrina, por lo que es conveniente dividir su producción filosófica en etapas diferenciadas, ya nombradas anteriormente.





Sus obras fueron:

Apología

Ion

Critón

Protágoras

Laques

Trasímaco

Lisis

Cármides

Eutifrón

Gorgias

Menón

Eutidemo

Hipias Menor

Crátilo

Hipias Mayor

Menexeno

El Banquete

Fedón

República

Fedro

Teeteto

Parménides

Sofista

Político

Filebo

Timeo

Critias

Leyes

Epínomis



Principales obras:



Apología de Sócrates:

Es una obra de Platón que da una versión del discurso que Sócrates pronunció como defensa, ante tribunales atenienses, en el juicio en el que se le acusó de corromper a la juventud y no creer en los dioses de la polis. Aunque su datación exacta es incierta, el texto, por su temática, pertenece al ciclo platónico de las primeras obras llamadas socráticas, que Platón escribió en su juventud, incluso algunos piensan que es su primera obra.

Esta obra, se divide en tres partes. La primera, para propia defensa de Sócrates, y que contiene las partes más famosas del texto, como el recuerdo que realiza Queofonte y su refutación a Meleto; la segunda y tercera, donde Sócrates es condenado a muerte.







Cármides:

Esta obra es un diálogo de Platón en el cual se plantea o habla sobre la necesidad e importancia de la virtud del hombre.

Además pertenece al primer periodo de su vida según el uso cronológico de la estilometría, que se basa en la suposición de que el estilo y el lenguaje de un autor en un periodo suficientemente largo están sujetos a cambios, que se basa en la aparición de palabras y expresiones.

Este diálogo involucra a 4 personajes, tres de ellos conversan sobre la virtud de prudencia. Estos 4 personajes son: Cármides, Sócrates, Critias y Querefonte.

El diálogo se desarrolla después de la batalla de Potidea, en el año 432 a.C.

El día después de su vuelta de la guerra, Sócrates visita la palestra de Táureas, Querefonte lo encuentra y lo lleva al encuentro de Critias. Sócrates movido por la curiosidad pregunta a Critias que tal le iba ahora a la filosofía, cómo andaba la juventud y si alguno se distinguía por su saber o su hermosura, es entonces que Cármides aparece como el joven más bello y de esta manera comienza el desarrollo del diálogo.

Crátilo:

Es el nombre de un diálogo que escribió Platón en el año 360 a.C.

En este se habla sobre Hermógenes que le pide a Sócrates que intervenga en una discusión que mantiene con Crátilo sobre si el significado de las palabras viene dado de forma natural, como postula Crátilo, o po el contrario, es arbitrario y depende del hábito de los hablantes.

Esta obra es una de las primeras obras filosóficas de la Antigua Grecia en tratar materias etimológicas y lingüísticas.



Critias:

Es uno de los últimos diálogos de Platón y parece ser una continuación de La República y el Timeo. Además, también se le llama La Atlántida.

Su contenido describe la guerra entre la Atenas prehelénica y la Atlántida, hipotético imperio occidental e isla misteriosa descrita por el sofista Critias.

Éste sostiene que la Atlántida existió en un época muy remota y que dicha isla mitológica fue tragada por el mar y se perdió para siempre.







Critón

Diálogo corto pero importante. Es una conversación entre Sócrates y su amigo adinerado Critón. Hablan sobre la justicia, la injusticia, y sobre la apropiada respuesta a la injusticia.



El Banquete

También conocido como El simposio es un diálogo platónico compuesto hacia el año 380 a. C. que versa sobre el amor. Esta obra conformó la idea de amor platónico.



Epínomis

Eutidemo

Diálogo de Platón en el que, mediante un magistral recurso dramático, se contrapone la erística propia de los sofistas con la dialéctica practicada por Sócrates.



Eutifrón

También conocido como Sobre la piedad es un diálogo de Platón perteneciente a la serie llamada Primeros diálogos, escritos en la época en que el autor era aún joven.

La República:

Es la más conocida e influyente obra de Platón, y es el compendio de las ideas que conforman su filosofía. Se trata de un diálogo entre Sócrates y otros personajes, como los discípulos o parientes del propio Sócrates. La obra está compuesta por diez libros, separados sin correspondencia con los cambios en los temas de discusión que se presenta.

El tema central de la República es la reflexión sobre qué es la justicia y cómo se expresa en el hombre, lo que lleva a Platón a abordar la organización de la ciudad-estado ideal. Según Platón, ésta debe estar dividida jerárquicamente en tres clases: en la parte inferior, la clase de los trabajadores manuales; la posición intermedia la ocupa la clase de los guerreros; y en la cúspide, la clase de los dirigentes. Estos últimos, formados en la filosofía para alcanzar “al fin la visión intelectual del Bien absoluto y el límite extremo del mundo inteligible”.

El Estado es, pues, el que regula las uniones sexuales entre varones y mujeres para asegurarse, como se hace con la cría del ganado, de “que los mejores individuos de uno y otro sexo se relacionen entre sí las más de las veces, y los inferiores con los inferiores; además, es preciso criar a los hijos de los primeros y no a los de los segundos, si se quiere que el rebaño no degenere”

Por otro lado, si un hijo fuera concebido con una mujer que no fuera la que le ha asignado el Estado será considerado ilegítimo y por tanto la madre deberá “abandonarlo porque el Estado no se hará cargo de alimentarlo”.

Además, en esta obra participan diferentes personajes, tales como, Sócrates, Glaucón, Polemarco, Trasímaco, Adimanto, Céfalo y Clitofonte.




CAPÍTULO 4:
La doctrina de Platón:

Teoría de las ideas:

La doctrina de Platón comienza allí donde la había dejado Sócrates. Éste, en efecto, enseña que se da un bien moral que va más allá de la acción particular considerada como buena, y que sanciona todo acto. Pero esta respuesta no es suficiente para Platón. Hay que definir en qué consiste exactamente el bien en sí. ¿Cómo se forman en la mente o de dónde provienen esas ideas que nos hacemos de bien, justicia, belleza, honradez, etc.? La respuesta de Platón es la siguiente: existen realidades eternas que se hallan en un mundo separado no perceptible por nuestros sentidos.

A estos universales los denomina ideas. No hay que entender esas ideas a la manera en que hoy las comprendemos. Se trata más bien de arquetipos, paradigmas de los objetos de este mundo, los cuales para Platón son meras copias o "sombras", sujetas, por otra parte, a continuo fluir y devenir. Tampoco hay que entender ese "lugar" donde se hallan como un lugar espacial. Lo que Platón pretende con la teoría de las ideas es reconciliar y asociar la teoría parmenídea del ser inmóvil con la heraclitiana del devenir incesante.

De un lado tenemos el ser y su unidad que conforman el mundo de las ideas, y de otro, las cosas sensibles que conforman el mundo del devenir, del cambio. Las Ideas existen en comunidad jerarquizada, de modo que las inferiores se hallan comprendidas en las superiores, en una escala que culmina en la Idea de Bien.

De ella participan, en última instancia, todas las demás ideas. Pero no hay que identificar esta idea de Bien con Dios todopoderoso, porque ella hace referencia a un Alma y no a un Dios creador originario.



El conocimiento

Para Platón, conocer es recordar, por reminiscencia, las verdades ya sabidas por el alma antes de su encarnación. Conocer la verdad de un ser no es ir en pos del ser, sino de su idea, de lo inmutable que en él reside.

Platón viene a decir que toda la esencia nos ha sido dada de antemano, que ya está presente en nosotros y no precisamente por la experiencia. Esta doctrina del conocimiento la ilustra con el famoso mito de la caverna, narrado en el libro VII de la República: La naturaleza del hombre se asemeja a la de unos prisioneros encerrados desde su infancia en una caverna. Desde ella solamente ven las sombras que, reflejadas por el sol, se proyectan en la pared de enfrente. Si se soltara a uno de esos prisioneros, al principio se cegaría y no vería nada, pero luego vería poco a poco los objetos tal como son. Llegaría, incluso, a ver el sol en su nítida pureza.

Así, los hombres, en su estancia terrena, no ven más que las sombras, es decir las proyecciones de la verdadera realidad. Pero según los grados de su perfección, pueden no sólo conocer los objetos iluminados, sino el sol mismo, que todo lo ilumina y que representa al Bien.

Dios y el mundo

Platón no llega a una identificación expresa de su Idea de Bien con su Idea de Dios. Pero está claro que, aunque habla muy a menudo de los dioses, piensa en un solo Dios, idea que aparece más clara al final de su vida. Más allá de la letra de sus escritos, se puede concluir, manteniendo la fidelidad a su espíritu, que Platón tiene la idea de un Dios ordenador del mundo, y "situado" fuera del mundo. No se trata de un Dios personal, al estilo del Dios cristiano, sino de un primer ser, alma ordenadora por excelencia, quien valiéndose de demiurgos mediadores, configura el mundo a partir de la materia preexistente y crea las almas individuales y el alma del mundo. El mundo se debe a la bondad de Dios.

Platón expone el proceso de "creación" en el Timeo. Según él, el demiurgo infundió un alma a la naturaleza amorfa preexistente, configurando las cosas en vista a los modelos de las Ideas. A la materia así informada la instaló en el espacio y en el tiempo. No se trata, pues, de una creación en sentido estricto de la palabra. En definitiva, el mundo material es "el mundo de las sombras", pues se contrapone al de las realidades, que es el mundo de las Ideas. Este mundo visible participa del mundo de las Ideas, ya que necesita de esa referencia para existir. El alma del mundo es inmortal y perdura después de la muerte, es semoviente y principio del movimiento de todo lo que no es ella misma; cuerpo etc...

El hombre y el alma

Según Platón, el hombre se compone de alma y cuerpo, pero la parte absolutamente más noble y destacable es el alma, porque es espiritual, y por lo tanto eterna e imperecedera. La espiritualidad le viene dada por su origen, pues procede de una existencia anterior, donde fue puesta por los demiurgos. En aquel lugar contemplaba las Ideas, mas como castigo a una culpa cometida, fue arrojada al cuerpo, y en él mora temporalmente hasta que pueda regresar a su lugar de origen.

Por lo tanto, la unión alma-cuerpo es accidental, pero no con absoluta independencia. La interdependencia y complementariedad, las explica acudiendo a las tres partes de que consta el alma: la parte concupiscible o apetitiva (que tiene su sede en el vientre y a la que se deben las sensaciones placenteras), la parte irascible o volitiva (que reside en el pecho y a la que corresponden los afectos) y la parte racional o intelectual (que reside en la cabeza, que constituye la parte específicamente humana y que está en contacto con las Ideas).

En su obra `El diálogo de Fedro' describe esta explicación de modo simbólico: "El alma es semejante a un carro alado, del que tiran dos briosos corceles, uno blanco y otro negro, regidos por un auriga moderador". Cuando muere el cuerpo, el alma sigue existiendo. Esta existencia posterior será plena, si durante su peregrinaje por este mundo ha conseguido la purificación por medio de la virtud; de no ser así, se reencarnará en otro ser, hasta que en la sucesión de encarnaciones logre la perfección.

Íntimamente ligada con esta doctrina, pero también con su metafísica, se halla la ética de Platón. La vida humana significa para el hombre la búsqueda de la verdad. Por eso, la parte más valiosa del hombre, el alma, añora el retorno a la contemplación directa y plena de las Ideas. A esta contemplación llegará mediante la perfección que le concede la práctica de las virtudes, correspondientes a cada parte del alma.

Por eso establece cuatro virtudes fundamentales: a la parte concupiscible le asigna la templanza, la moderación, por la cual el hombre domina las pasiones; a la parte irascible, la fortaleza o valor; a la superior o razón, la prudencia o sabiduría. Por encima de todas ellas y como más importante, está la justicia, virtud por excelencia, en la que se intercomunican las otras tres. De esta forma está admitiendo también cierta interinfluencia entre alma y cuerpo.

La política:

Platón presta poca atención a los países y las relaciones entre los estados. Este centra su atención en la polis, la ciudad griega, y considera que la vida en común de los hombres se debe al imperativo del instinto, y no a un acuerdo deliberado. A imagen del alma, la polis está constituida por tres clases o estamentos: el pueblo, los guerreros y los filósofos. Al pueblo, cuya virtud fundamental es la templanza, le compete producir los bienes para sí y para los otras dos clases; a los guerreros, a quienes se les asigna la virtud de la fortaleza y el valor, les corresponde el mantenimiento del orden y la defensa de la ciudad; por último, a los filósofos, cuya virtud será la prudencia, les está asignado el gobierno y la educación de los ciudadanos.

La armonía entre las tres clases es garantizada por la justicia, que regula las relaciones entre los hombres. Entre las diversas clases de gobierno, Platón opta por la monarquía, la cual procurará establecer un equilibrio entre los grupos sociales en natural tensión.

Deberán ser eliminados los individuos que nazcan deformes o minusválidos. Serán prohibidos el matrimonio y la propiedad privada para las clases de los guerreros y de los gobernantes, para que puedan dedicarse por completo a las tareas que se les han encomendado. Propone así, para estas clases, comunidad de bienes y de mujeres.

El soberano deberá ser elegido entre los mejor preparados. Si el soberano no es elegido, se corre el peligro de que los guerreros se adueñen del poder, sometan a los demás y entonces tendrá lugar la timocracia, es decir, el gobierno de los más fuertes; si el gobierno cae en manos de los poderosos y ricos, se caerá en la oligarquía.

La democracia es una forma de gobierno indeseable, porque al amparo de las libertades ficticias, se llegará al desgobierno, y, en el desorden, se provocará la toma del gobierno por parte del tirano.

Esta concepción utópica propuesta en La República, se vuelve más realista en las Leyes, donde Platón se atiene a una legislación que tenga en cuenta la "debilidad de la naturaleza humana", de forma que esa ley promueva en los individuos la adhesión al bien, justificación, en última instancia, de la ley.






CAPÍTULO 5:
APORTES DE PLATÓN:


El idealismo:

Esta es una de las teorías filosóficas más influyentes a lo largo de la historia, que sostiene la primacía de las ideas por encima de los objetos y lo material. De acuerdo a esta teoría, las ideas están primero que las cosas, ya que los objetos no pueden existir sin que antes haya una consciencia de ellos.

El sujeto y el pensamiento tienen un papel central en esta hipótesis, que fue fundada retomada posteriormente por numerosos pensadores. Entre los más destacados, se encuentran el inglés George Berkeley y el filósofo prusiano Immanuel Kant.
Platón y la educación:



Platón siempre mostró una preocupación e interés por la educación y sus ideas sobre el tema se terminaron por materializarse en la fundación de la Academia.

Allí se estudiaban e investigaban diferentes temas que luego fueron separándose en disciplinas como la lógica, la ética y la física, entre otras. El conocimiento para Platón era la clave para poder separar el bien y el mal y acercarse a la virtud, y por esto daba especial importancia a la educación de todos los individuos.

Platón se preocupó por la educación de los más jóvenes de manera igualitaria, es decir, la misma educación para niñas y niños. En el proceso educativo, los individuos adquieren las habilidades y conocimientos suficientes para tomar conciencia de la existencia del mundo inteligible, es decir, el mundo de las ideas, y acercarse a él. Solo a través de la educación, los hombres pueden liberarse y apartarse del mundo terrenal para poder alcanzar por fin la auténtica realidad, la virtud.



Como filósofo idealista, el conocimiento era lo más importante para Platón y por ello propuso que los niños comenzaran su proceso educativo a partir de los 5 años para desarrollar todas sus habilidades y aptitudes físicas e intelectuales de manera óptima.





Diálogos y dialéctica

La narrativa utilizada por Platón permitió poner de manifiesto los pensamientos socráticos y posteriormente los platónicos.

A diferencia de otras formas de desarrollo del pensamiento filosófico, el método dialógico permitía la discusión de los puntos temáticos para al final revelarse la verdad.

Esta técnica confrontaba un poco el carácter idealista de Platón con la minuciosidad en el análisis de los temas que se planteaba.

Funcionó para brindar al pensamiento filosófico una base dialéctica y narrativa que no se enfrascara en la simple exposición de postulados e ideas abstractas, sino que pudiesen transferirse a un plano real.

Anamnesis

Platón introdujo la anamnesis, término aplicado también en las ciencias de la salud, en la filosofía como la capacidad del alma para recordar experiencias y conocimientos previos que se olvidan al dejar el cuerpo y entrar en otro.

Para Platón, el conocimiento son recuerdos que el alma ha adquirido en etapas previas, y que deben ser despertados en cada hombre para su fácil acceso.

Esta forma de conocimiento representaría un acercamiento a la forma ideal de cada elemento existente.





Concepción de un Estado ideal:

En su obra La República, Platón comienza a discernir sobre los elementos que conformarían un modelo de Ciudad-Estado ideal; la madre de las utopías.

Platón divide la estructura del Estado en tres clases principales: los guardianes de la élite, los militares y las masas; así como tres formas de gobierno: monarquía, oligarquía y democracia.

Para Platón, el nivel de instrucción de las élites debe ser el ideal para poder gobernar, y no se debería dejar el poder en mano de las masas.

Permite cierta flexibilidad social, ya que lo propuesto por Platón sería el escenario ideal, y la realidad manifestaba una estructura de Estado distinta. Platón no abolía, sino que consideraba necesarios, aspectos como la esclavitud.






CAPÍTULO 6:
FRASES DE PLATÓN:



“Los sabios hablan porque tienen algo que decir, los tontos hablan porque tienen que decir algo”



“El objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano”



“El hombre sabio querrá estar siempre con quien sea mejor que él”

“El que aprende y aprende y no practica lo que sabe, es como el que ara y ara y no siembra”



“No hay un solo rey que no descienda de un esclavo, ni un esclavo que no haya tenido reyes en su familia”



“Si bien buscas, encontrarás”



“La libertad está en ser dueños de la propia vida”



“No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad”



“No hay mayor perfección en el mal que el parecer ser bueno no siéndolo”



“La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos”



“Yo declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte”



“Ser amable con todos los que encuentras es pelear una dura batalla”



“Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre”
CAPÍTULO 7:
FILOSOFÍA:



Teología:

Es posible que el pensamiento platónico tuviese una amplia gama de elementos teológicos o religiosos. Estos elementos podrían ser la base de sus planteamientos ontológicos, gnoseológicos, políticos y epistemológicos. Incluso, en el diálogo Timeo, Platón presenta una teoría cosmogónica y religiosa.



Esta religión fue seguramente adoptada de Sócrates y debe tener relación con el juicio.

Probablemente contenía elementos monoteístas, presentes en la "Verdad" máxima o el "Bien" máximo que se encuentra en sus teorías ontológicas y políticas, y órficos (debido a la reencarnación del alma).

Las teorías teológicas de Platón posiblemente eran esotéricas (secretas)







Epistemología:



Las opiniones de Platón también tuvieron mucha influencia en la naturaleza del conocimiento y la enseñanza las cuales propuso en el Menón, el cual comienza con la pregunta acerca de si la virtud puede ser enseñada y procede a exponer los conceptos de la memoria y el aprendizaje como un descubrimiento de conocimientos previos y opiniones que son correctas pero no tienen una clara justificación.

Platón aseguraba que el conocimiento estaba basado esencialmente en creencias verdaderas justificadas; una creencia influyente que llevó al desarrollo más adelante de la epistemología.

En el Teeteto, Platón distingue entre la creencia y el conocimiento por medio de la justificación. Muchos años después. Edmund Gettier demostraría los problemas de las creencias verdaderas justificadas en el contexto del conocimiento.


CONCLUSIONES:



Platón fue un filósofo aprendiz de Sócrates y maestro de Aristóteles, además, es reconocido por sus diálogos, en los que habla filosofía, metafísica, epistemología, ética, ontología, política, arte, y muchos otros temas.

Platón ha escrito una gran cantidad de obras, y gran parte de ellas son de forma dialogada.

La teoría de las ideas que Platón nos plantea resulta ser muy cierta ya que todo lo que hay surge de un molde.

Sócrates, Parménides, sofistas, pitagóricos, etc., de alguna u otra manera influyeron en la filosofía de Platón.

Platón aportó el idealismo, a la educación con sus Academias; su organización de estado ideal, sus pensamientos, etc.

amplio rango de conocimiento, a su corpulenta fisonomía cuando joven o a su amplia frente de toda su vida. En cualquier caso, no dejaría de ser una ironía del destino que el filósofo que tanto insistió en la diferencia entre «apariencia» y acabara pasando a la historia con un nombre aparente y no con el real.

DATOS CURIOSOS

La primera fue por llamar tirano a Dionisio I, quien lo vendió como esclavo en la isla espartana de Egina. Afortunadamente, para él, fue comprado por Anicérides de Cirene, que sabía de quien se trataba y le permitió volver a Atenas. La segunda vez fue por el sobrino de Dionisio I: Dionisio el joven. Se dice que debido a la pereza mental de no poder convertirse en un rey filósofo que pretendía hacer de él Platón, basado en los fundamentos expresos en «La República», para lo cual fue contratado por el encargado de la educación del joven rey de treinta años, o quizá porque estaba en desacuerdo con su filosofía

Fue precisamente el hijo de Potoné, Espeusipo, quien heredó la dirección de "La Academia" de Platón, considerada por muchos como la primera universidad de Europa, a pesar de ser un filósofo y matemático menor. No deja de ser curioso e ilustrativo, ver cómo el recto y moralizante Platón, defensor del gobierno de los mejores, acabaría sus días con lo que se nos podría antojar como un vulgar acto de nepotismo.

Aristóteles, por ejemplo, también miembro de la academia, hubiese sido un sucesor más adecuado. Se duda de la autoría intelectual de muchas de sus obras.Resulta que Platón fue muy amigo de Sócrates. De hecho, fue después de conocer a Sócrates que abandonó sus deseos de ser poeta y político, para dedicarse de lleno a la filosofía. Platón usaba en sus diálogos a Sócrates como partícipe. Por lo que no se sabe si lo que se dice en ellos son ideas expresadas por Sócrates o del mismo Platón, debido a que Sócrates no dejó nada en escrito. Sin embargo se ha escrito sobre Sócrates que era un gran humanista y que despreciaba todo acto injusto o inmortal. Platón, que abandonaría está línea de pensamiento, es llamado por Karl Poper el «Judas de Sócrates». Quien seguramente hubiera pedido que retire su nombre de sus diálogos, sobre todo de “La República”

Platón apoyaba la eugenesia.Que era una suerte de selección artificial, pero en lugar de aplicada en perros o caballos, aplicada en humanos. El estado ideal debería seleccionar y unir a las parejas que se consideraba con mejores dotes para que se reproduzcan y prohibir que lo hagan con otras personas. Esta era la solución que veía para impedir que se corrompa el estado ideal que él creía que debía ser liderado por la clase social más alta, la militar




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UNIVERSIDAD JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
FACULTAD DE INGENIERÍAS Y ARQUITECTURA
NOMBRES:
·       Marcelo A. Ríos Mattos
·       Alan Villareal Cota
·       CHAMBILLA CHARCA WINSTON YURY
·       VARGAS FLOR JONATHAN ORLANDO
·       LIMO VENTURA JEAN ALBERTO

CURSO:
Filosofía de la Ciencia, Tecnología e Innovación

TEMA:
vida y obra de Aristóteles

CICLO:
I

AÑO:2018



Introducción

La filosofía de Aristóteles
Aristóteles (384-322 a.C.), filósofo y científico griego, considerado, junto a Platón Sócrates, como uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega y posiblemente el más influyente en el conjunto de toda la filosofía occidental. Como autor de un sistema filosófico y científico que se convertiría en base y vehículo del cristianismo medieval y de la escolástica islámica y judaica, Aristóteles ha determinado, más que cualquier otro filósofo, la orientación y los contenidos de la historia del pensamiento occidental. Sus obras ejercerían una notable influencia sobre innumerables pensadores durante cerca de dos mil años, y continúan siendo objeto de estudio por parte de múltiples especialistas en nuestros días. La filosofía de Aristóteles constituye, junto a la de su maestro Platón, el legado más importante del pensamiento de la Grecia antigua.
Pese a ser discípulo de Platón, Aristóteles se distanció de las posiciones idealistas para elaborar un pensamiento de carácter naturalista y realista. Frente a la separación radical entre el mundo sensible y el mundo inteligible planteada por las doctrinas platónicas, defendió la posibilidad de aprehender la realidad a partir de la experiencia. Así pues, en contra de las tesis de su maestro, consideró que las ideas o conceptos universales no deben separarse de las cosas, sino que están inmersos en ellas como principios informantes de la materia.
Sin embargo, los esfuerzos de Aristóteles no se dirigieron únicamente al estudio especulativo de las cosas y sus causas, sino que, en coherencia con sus concepciones, otorgó gran importancia a los estudios científicos y a la observación de la naturaleza. No menos relevantes son sus escritos sobre lógica formal y sus reflexiones en torno a la moral, la política y la estética. De acuerdo con las fuentes antiguas, el filósofo griego escribió 170 obras, aunque sólo 30 se han conservado hasta nuestros días.

 

Biografía de Aristóteles


Aristóteles nació en 384 a. C. o 383 a. C., durante el primer año de la olimpiada XCIX, en la ciudad de Estagira, la actual Stavros, (razón por la cual se lo apodó el Estagirita),​ no lejos del actual Monte Athos, en la península Calcídica, entonces perteneciente al Reino de Macedonia (actual región de Macedonia de Grecia).​ Su padre, Nicómaco, pertenecía a la corporación de los asclepiadeos, es decir, que profesaba la medicina, y fue médico del rey Amintas III de Macedonia,​ hecho que explica su relación con la corte real de Macedonia, que tendría una importante influencia en su vida; y su madre, Festis, también estaba vinculada a los asclepiadeos.
En la época del rey Arquelao I de Macedonia, al ser su padre médico del rey Amintas III de Macedonia, ambos residieron en Pella, y Aristóteles no pudo permanecer mucho tiempo en aquel lugar ya que sus padres murieron cuando él era aún muy joven, y se trasladó probablemente a Atarneo.En 367 a. C., cuando Aristóteles tenía 17 años, su padre murió, y se hizo cargo de su tutor Proxeno de Atarneo,​ que lo envió a Atenas, por entonces un importante centro intelectual del mundo griego, para que estudiase en la Academia de Platón allí permaneció por veinte años.
Hijo de un médico de la corte real, se trasladó a Atenas a los 17 años de edad para estudiar en la Academia de Platón. Por causa de la medicina y por amistad", lo que se ha tratado de asociar con el posterior interés naturalista de Aristóteles. Diógenes Laercio nos describe a Aristóteles como "el discípulo más legítimo de Platón, y de voz balbuciente... que tenía las piernas delgadas y los ojos pequeños, que usaba vestidos preciosos y anillos, y que se cortaba la barba y el pelo". Permaneció en esta ciudad durante aproximadamente 20 años, primero como estudiante y, más tarde, como maestro. Tras morir Platón (c. 347 a.C.), Aristóteles se trasladó a Assos, ciudad de Asia Menor en la que gobernaba su amigo Hermias de Atarnea. Allí contrajo matrimonio con una pariente de éste (posiblemente su sobrina o su hija), llamada Pitias, y actuó como su consejero. Tras ser capturado y ejecutado Hermias por los persas (345 a.C.), Aristóteles se trasladó a Pela, antigua capital de Macedonia, donde se convirtió en tutor de Alejandro (más tarde Alejandro III el Magno), hijo menor del rey Filipo II. En el año 336 a.C., al acceder Alejandro al trono, regresó a Atenas y estableció su propia escuela: el Liceo. Debido a que gran parte de las discusiones y debates se desarrollaban mientras maestros y estudiantes caminaban por su paseo cubierto, sus alumnos recibieron el nombre de peripatéticos. La muerte de Alejandro (323 a.C.) generó en Atenas un fuerte sentimiento contra los macedonios, por lo que Aristóteles se retiró a una propiedad familiar situada en Calcis, en la isla de Eubea, donde falleció un año más tarde.                   

Aristóteles en la Academia

Para completar la educación de Aristóteles, Proxeno lo envió a Atenas para inscribirle a la Academia, habiéndose extendido ya su fama y la de Platón por el mundo griego.
Aristóteles conoció a Platón cuando tenía 17 años de edad, y permaneció en la Academia desde el 367 o 366 a. C. hasta el 347 o 346 a. C., justo con el momento en el que coincide el segundo viaje que realiza Platón a Sicilia.
Debido a que Aristóteles acudió a la Academia durante su periodo de máximo esplendor, pudo desarrollarse de forma adecuada. ​Eudoxo ejerció la primera influencia decisiva sobre Aristóteles, ya que puedo ejercer su influencia en la exigencia salvar los fenómenos, lo que es lo mismo, hallar un principio que explicase los hechos conservando intacto su modo genuino de presentarse.
Debido a que las ideas filosóficas de Eudoxo diferían con la filosofía platónica y concluían en aporías, Aristóteles hizo caso omiso de las mismas, pero sí se relacionó con EspeusipoFilipo de OpunteErasto y Corisco. Tanto Espeusipo como Filipo de Opunte fueron escolarcas de la Academia, Heraclides Póntico la rigió cuando Platón realizó su tercer viaje a Sicilia, Filipo publicó la obra Leyes, y Erasto y Corisco asociaron sus nombres con Aristóteles. ​
Tras la muerte de Platón en 347 a. C., Aristóteles dejó Atenas y viajó a Atarneo y a Aso, en Asia Menor, donde vivió aproximadamente tres años bajo la protección de su amigo y antiguo compañero de la Academia, Hermias, quien era gobernador de la ciudad.
Cuando Hermias fue asesinado, Aristóteles viajó a la ciudad de Mitilene, en la isla de Lesbos, donde permaneció dos años. Allí continuó con sus investigaciones junto a Teofrasto, nativo de Lesbos, enfocándose en zoología y biología marina. Además se casó con Pythias, la sobrina de Hermias, con quien tuvo una hija del mismo nombre.
En 343 a. C., el rey Filipo II de Macedonia convocó a Aristóteles para que fuera tutor de su hijo de 13 años, que más tarde sería conocido como Alejandro Magno. ​ Aristóteles viajó entonces a Pella, por entonces la capital del imperio macedonio, y enseñó a Alejandro durante, al menos, dos años, hasta que inició su carrera militar.
En 335 a. C., Aristóteles regresó a Atenas y fundó su propia escuela, el Liceo (llamado así por estar situado dentro de un recinto dedicado al dios Apolo Licio). A diferencia de la Academia, el Liceo no era una escuela privada y muchas de las clases eran públicas y gratuitas. A lo largo de su vida Aristóteles reunió una vasta biblioteca y una cantidad de seguidores e investigadores, conocidos como los peripatéticos (de περιπατητικός, 'itinerantes', llamados así por la costumbre que tenían de discutir caminando). La mayoría de los trabajos de Aristóteles que se conservan son de este período.
Durante este período, la esposa de Aristóteles, Pythias, murió y desarrolló una nueva relación con Herpyllis, se cree que como él, nativa de Stagira. Aunque algunos suponen que no era más que su esclava; otros deducen de las últimas voluntades de Aristóteles que era una mujer libre y probablemente su esposa en el momento de su muerte. En cualquier caso, tuvieron hijos juntos, incluyendo un hijo, Nicómaco, que nombra como padre a Aristóteles y a quien dedicó su Ética a Nicómaco.

Aristóteles tras el abandono de la Academia

Aristóteles se dirigió entonces, en compañía de Jenócrates, a Assos, donde reinaba el tirano Hermias (con quien, al parecer, entabló profunda amistad) fundando allí una sección de la Academia que él mismo dirigió durante tres años. Fue allí probablemente donde comenzó a desarrollar sus propias opiniones contrarias a la teoría de las Ideas. De esta época es, en efecto, su obra "Sobre la filosofía", en la que aparecen los primeros elementos críticos de la teoría de las Ideas. También allí contrajo matrimonio con Pythia, hija adoptiva o sobrina de Hermias, con la que llevó una vida feliz hasta la muerte de ésta. Se desconoce cuando tuvo lugar este acontecimiento, pero sabemos que Aristóteles tras la muerte de Pythia vivió con Herpilis, con la que tuvo un hijo llamado Nicómaco.
Tres años después, en el 345-4, se trasladó a Mitilene, en la isla de Lesbos, entrando allí probablemente en relación con Teofrasto, que sería posteriormente el más destacado discípulo y continuador de la obra de Aristóteles. Allí siguió con su actividad filosófica hasta que en el año 343-2 fue llamado por Filipo de Macedonia para hacerse cargo de la educación de su hijo Alejandro, el futuro Alejandro Magno, que tenía entonces trece años. Probablemente dicho encargo se debiera más a la amistad y parentesco con Hermias, aliado de Filipo, y asesinado hacía poco mediante una trampa tendida por los persas, que al pasado de su familia en la corte de Macedonia. Allí permaneció siete u ocho años, hasta el 336-5, cuando Alejandro subió al trono, regresando entonces Aristóteles a Atenas.

                            

Regreso a Atenas y creación del Liceo


Una vez en Atenas, en el 335, fundará su propia escuela, el Liceo, una comunidad filosófica al estilo de la platónica, llamada así por estar situada dentro de un recinto dedicado a Apolo Likeios. Además del propio edificio contaba con un jardín y un paseo (perípatos) del que los aristotélicos recibirán el nombre de peripatéticos, ya sea porque Aristóteles impartiera sus enseñanzas paseando, como recoge Diógenes Laercio ("... tomó en el Liceo un sitio para pasear, y paseando allí hasta la hora de ungirse los atletas, filosofaba con sus discípulos, y de este paseo fue llamado peripatético"), o porque, simplemente, se impartieran dichas enseñanzas en el paseo. (Excavaciones realizadas a mediados de los 90 en Atenas, cerca de la Plaza Sintagma, dejaron al descubierto los cimientos de varios edificios, como se puede observar en la imagen, que los arqueólogos consideran pueden ser los restos del Liceo de Aristóteles). Según la tradición el orden de las actividades en el Liceo estaba fuertemente establecido, dedicándose las mañanas a las cuestiones más difíciles de carácter filosófico, reservadas para los discípulos, y las tardes a las lecciones de retórica y de dialéctica, entre las que se podía encontrar un público más amplio.
A lo largo de este período Alejandro Magno realiza sus campañas militares que tienen como una de sus consecuencias la unificación de la Hélade, con la consiguiente pérdida de autonomía política de las ciudades estado, entre las que se contaba Atenas. El hecho de que Aristóteles hubiera sido su preceptor, así como su amistad y parentesco con Hermias, le irá convirtiendo en un personaje no grato para muchos atenienses. A la muerte de Alejandro, en el año 323, sintiéndose amenazado por los crecientes sentimientos antimacedónicos, Aristóteles abandonará Atenas y se retirará a Calcis ("para que los atenienses no vuelvan a pecar contra la filosofía", dicen que dijo, en clara referencia a la condena de Sócrates) a una propiedad de su difunta madre, en la isla de Eubea, de donde era originaria. Allí morirá Aristóteles, el 322 a. C., de una enfermedad del estómago.
   

El Liceo de Atenas

Poco después de la muerte de Filipo (336 a.C.), Alejandro hizo ejecutar a un sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, a quien acusaba de traidor. Conociendo el carácter vengativo de su discípulo, Aristóteles se refugió un año en sus propiedades de Estagira, trasladándose en el 334 a Atenas para fundar, siempre en compañía de Teofrasto, el Liceo, una institución pedagógica que durante años habría de competir con la Academia platónica, dirigida en ese momento por su viejo camarada Jenócrates de Calcedonia.
Los once años que median entre su regreso a Atenas y la muerte de Alejandro, en el 323, fueron aprovechados por Aristóteles para llevar a cabo una profunda revisión de una obra que, al decir de Hegel, constituye el fundamento de todas las ciencias. Para decirlo de la forma más sucinta posible, Aristóteles fue un prodigioso sintetizador del saber, tan atento a las generalizaciones que constituyen la ciencia como a las diferencias que no sólo distinguen a los individuos entre sí, sino que impiden la reducción de los grandes géneros de fenómenos y las ciencias que los estudian. Los seres, afirma Aristóteles, pueden ser móviles e inmóviles, y al mismo tiempo separado (de la materia) o no separado. La ciencia que estudia los seres móviles y no separados es la física; la de los seres inmóviles y no separados es la matemática, y la de los seres inmóviles y separados, la teología.
La amplitud y la profundidad de su pensamiento son tales que fue preciso esperar dos mil años para que surgiese alguien de talla parecida. Después de que, en el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino integrase sus doctrinas en la teología cristiana, la autoridad del Estagirita llegó a quedar tan establecida e incuestionada como la que ejercía la Iglesia, y tanto en la ciencia como en la filosofía todo intento de avance intelectual tendría que empezar con un ataque a cualquiera de los principios filosóficos aristotélicos. Sin embargo, el camino seguido por el pensamiento de Aristóteles hasta alcanzar su posterior preeminencia es tan asombroso que, aun descontando lo que la leyenda haya podido añadir, parece un argumento de novela de aventuras.

Preceptor de Alejandro Magno

A la muerte de Platón, acaecida en el 348, Aristóteles contaba treinta y seis años de edad, había pasado veinte de ellos simultaneando la enseñanza con el estudio y se encontraba en Atenas, como suele decirse, sin oficio ni beneficio. Así que no debió de pensárselo mucho cuando supo que Hermias de Atarneo, un soldado de fortuna griego (por más detalles, eunuco) que se habla apoderado del sector noroeste de Asia Menor, estaba reuniendo en la ciudad de Axos a cuantos discípulos de la Academia quisieran colaborar con él en la helenización de sus dominios. Aristóteles se instaló en Axos en compañía de Jenócrates de Calcedonia, un colega académico, y de Teofrasto, discípulo y futuro heredero del legado aristotélico.
El Estagirita pasaría allí tres años apacibles y fructíferos, dedicándose a la enseñanza, a la escritura (gran parte de su Política la redactó allí) y a la vida doméstica. Primero se casó con una sobrina de Hermias llamada Pitias, con la que tuvo una hija. Pitias debió de morir muy poco después y Aristóteles se unió a otra estagirita, de nombre Erpilis, que le dio un hijo, Nicómaco, al que dedicaría su Ética. Dado que el propio Aristóteles dejó escrito que el varón debe casarse a los treinta y siete años y la mujer a los dieciocho, resulta fácil deducir qué edades debían de tener una y otra cuando se unió a ellas.
Tras el asesinato de Hermias, en el 345, Aristóteles se instaló en Mitilene (isla de Lesbos), dedicándose, en compañía de Teofrasto, al estudio de la biología. Dos años más tarde, en el 343, fue contratado por Filipo II de Macedonia para que se hiciese cargo de la educación de su hijo Alejandro, a la sazón de trece años de edad. Tampoco se sabe mucho de la relación entre ambos, ya que las leyendas y las falsificaciones han borrado todo rastro de verdad. De ser cierto el carácter que sus contemporáneos atribuyen a Alejandro (al que tachan unánimemente de arrogante, bebedor, cruel, vengativo e ignorante), no se advierte rasgo alguno de la influencia que Aristóteles pudo ejercer sobre él. Como tampoco se advierte la influencia de Alejandro Magno sobre su maestro en el terreno político: años después, mientras Aristóteles seguía predicando la superioridad de la ciudad-estado, su presunto discípulo establecía las bases de un imperio universal sin el que, al decir de los historiadores, la civilización helénica hubiera sucumbido mucho antes.

La aventura de los manuscritos

Con la muerte de Alejandro en el 323, se extendió en Atenas una oleada de nacionalismo (antimacedonio) desencadenado por Demóstenes, hecho que le supuso a Aristóteles enfrentarse a una acusación de impiedad. No estando en su ánimo repetir la aventura de Sócrates, Aristóteles se exilió a la isla de Chalcis, donde murió en el 322. Según la tradición, Aristóteles cedió sus obras a Teofrasto, el cual las cedió a su vez a Neleo, quien las envió a casa de sus padres en Esquepsis sólidamente embaladas en cajas y con la orden de que las escondiesen en una cueva para evitar que fuesen requisadas con destino a la biblioteca de Pérgamo.
Muchos años después, los herederos de Neleo las vendieron a Apelicón de Teos, un filósofo que se las llevó consigo a Atenas. En el 86 a.C., en plena ocupación romana, Lucio Cornelio Sila se enteró de la existencia de esas cajas y las requisó para enviarlas a Roma, donde fueron compradas por Tiranión el Gramático. De mano en mano, las obras fueron sufriendo sucesivos deterioros hasta que, en el año 60 a.C., fueron adquiridas por Andrónico de Rodas, el último responsable del Liceo, quien procedió a su edición definitiva.

Andrónico se debe, por ejemplo, la introducción del término metafísica. En su ordenación de la obra aristotélica, Andrónico situó, a continuación de los libros sobre la física, una serie de tratados que agrupó bajo el título de Metafísica, rótulo anodino que significaba literalmente "después de la física" y que pasaría posteriormente a designar esta rama fundamental de la filosofía. Aristóteles nunca empleó ese término; los tratados así titulados versaban sobre lo que el Estagirita llamaba «filosofía primera».
Con la caída del Imperio romano, las obras de Aristóteles, como las del resto de la cultura grecorromana, desaparecieron hasta que, bien entrado el siglo XII, fueron recuperadas por el árabe Averroes, quien las conoció a través de las versiones sirias, árabes y judías. Del total de 170 obras que los catálogos antiguos recogían, sólo se han salvado 30, que vienen a ocupar unas dos mil páginas impresas. La mayoría de ellas proceden de los llamados escritos «acroamáticos», concebidos para ser utilizados como tratados en el Liceo y no para ser publicados. En cambio, se ha perdido la mayor parte de las obras publicadas en vida del propio Aristóteles, escritas (a menudo en forma diálogos) para el público general.

Principios filosóficos del pensamiento de Aristóteles

Aristóteles era un filósofo sistemático, es decir, un pensador que tenía o proponía un sistema. Pero, para comprender un sistema hace falta entender cómo están vinculadas entre sí sus partes. Y, para ello, es preciso averiguar cuáles son los hilos que las cosen, sus piedras angulares, los puntos de enclave. Ellos son los principios filosóficos que operan en su sistema. Pero, ¿qué es un principio? y ¿cuáles de ellos operan filosóficamente en Aristóteles? Dice Aristóteles que principio es tanto la causa del movimiento de algo como de su perfección o realización, así como también de su generación, ordenamiento y cognoscibilidad. En general, principio, tomado como causa, significa lo primero. El concepto de principio rige tanto para los seres como para el conocimiento de los seres. Por eso principio es aquello desde lo que algo es, se hace y se conoce. Un resumen de los principios filosóficos aristotélicos, anotando sus consecuencias y su naturaleza, puede muy bien servir para acceder a la comprensión de la filosofía aristótelica, pues son esos principios los mimbres con los que nuestro autor construye su sistema teórico. Estos principios son los siguientes:
Empirismo: (principio de naturaleza u orden epistemológico): nada hay en el entendimiento que no haya estado antes en los sentidos. El conocimiento comienza por los sentidos. El cuerpo, que es quien nos pone en contacto con lo que nos rodea, dispone tanto de sentidos cuadernos DUERERÍAS Serie historia de la filosofía / 2 10 externos (los cinco sentidos) como internos (la memoria y la imaginación, en opinión de Aristóteles).
Hilemorfismo: (orden físico, biológico, antropológico): la naturaleza es un compuesto de materia y forma. Todos los seres de la naturaleza son, según Aristóteles, hilemórficos, también el hombre. La materia “vive” informada, la forma “vive” informando; dice Aristóteles que la materia es potencia, mientras que la forma es acto. Para Aristóteles, el acto es más perfecto que la materia, pues ésta vive siempre en la falta, en la pasividad, aunque entendida como posibilidad, en el llegar a ser, en cambio el acto es realización plena, actualidad; la materia vive a la espera de recibir forma, de hecho no hay materia sin forma, pero la forma vive dando forma a la materia, formándola. Si bien no hay materia sin forma, es posible hallar forma sin materia: es el caso del pensamiento puro, que es de naturaleza divina. Aristóteles consideraba a Dios pensamiento puro (ver Aubenque). Precisamente la perspectiva de una forma separada de la materia es la que hace imposible que el hilemorfismo tenga un rendimiento metafísico o que pueda resultar operativo en el campo de la metafísica; su lugar está en el de la física, es decir, en el de la investigación de la naturaleza. En sentido antropológico, el hilemorfismo serviría a Aristóteles para distanciarse de su maestro Platón: mientras éste consideraba que el alma preexistía y sobrevivía al cuerpo y, además, conocía innatamente las ideas, Aristóteles, por su parte, afirmaba la unidad sustancial alma-cuerpo y además, para Aristóteles, nuestra mente es una especie de papel en blanco que sólo comienza a conocer gracias a la experiencia que tiene un cuerpo. Pero, ¿si el destino del alma estaba unido al del cuerpo, era ésta entonces mortal? En la filosofía de Aristóteles, el alma ya no es algo independiente e inmortal, sino que está unida al cuerpo, en la medida en que es su forma. No existe un alma separada del cuerpo y tampoco le preexiste ni sobrevive. Simplemente, el alma está unida al cuerpo como su forma, es decir, como su estructura. Un cuerpo sin alma no podría ser un organismo, cuadernos DUERERÍAS Serie historia de la filosofía / 2 11 pues recordemos que un organismo es un todo organizado y el alma es la que ofrece esa forma, ese orden al cuerpo que es materia. (Para más información sobre el tema del alma véase apartado “la antropología de Aristóteles”).
Intelectual: (orden epistemológico, político y existencial): “todos los hombres desean por naturaleza saber”, reza la primera frase de la Metafísica de Aristóteles. Por tanto, el saber es la finalidad de las acciones humanas, su principio de orden y reconocimiento. Desde un punto de vista epistemológico, el intelectualismo, que contaba en la cultura griega con una larga y consolidada tradición inaugurada quizá por Sócrates, supone una jerarquía de saberes en cuya cima se apuestan los saberes teóricos o contemplativos (véase “teoría”). Pero el intelectualismo tenía o se sustentaba además en un contenido político, es decir que una determinada cara social lo sustentaba ideológicamente: la sociedad griega estaba construida sobre la existencia de una masa de esclavos que cubría la función productiva. Ser esclavo en Grecia no sólo suponía estar privado de libertad (Aristóteles afirmaba elocuentemente que la diferencia entre un hombre libre y un esclavo consiste en que aquél vive como quiere, mientras que éste vive como no quiere), sino especialmente no poseer derechos políticos, esto es, no ser ciudadano. Para ser ciudadano había que pertenecer a la comunidad de iguales, es decir, al grupo de quienes ejercían sus derechos y obligaciones políticas. Los esclavos, como las mujeres y los extranjeros, quedaban excluidos de la comunidad política.
Teleologismo:(orden ontológico, físico, biológico, político): “porque la naturaleza de una cosa es precisamente su fin” (Política, I, 1). Aristóteles concebía la realidad sometida a un ordenamiento teleológico, esto es, Aristóteles pensaba que todas las cosas se ordenan y reconocen por su finalidad y que, por tanto, la causa final es su principio.
Pero, ontológicamente, para entender cómo es posible que la causa final sea la primera es necesario aclarar que en la filosofía de Aristóteles el orden cronológico (cronos) y el orden del conocimiento u orden lógico (logos) no corren paralelamente en el mismo sentido; antes bien, el orden del conocimiento invierte a menudo el orden cronológico: “Cuando Aristóteles afirma que “lo que es postrero en el orden del análisis es primero en el orden de la génesis” (Ética a Nicómaco, III, 5, 1112 quiere decir que la investigación teórica y práctica del hombre reproduce, pero en cuadernos DUERERÍAS Serie historia de la filosofía / 2 13 sentido inverso, el desarrollo espontáneo del cosmos […] Para quien contemple la causalidad final, el tiempo de la esencia y de la naturaleza será la inversa del tiempo de la génesis […] lo que quiere decir que lo perfecto es anterior a lo imperfecto en el orden de la esencia y la naturaleza, pero le es posterior en el orden de la generación […]
Animal político que tiene logos: (orden antropológico, político, existencial): consideraba Aristóteles que el hombre, por naturaleza, es social, porque el individuo no se basta a sí mismo; el destino del individuo es, pues, ser parte y sólo el Todo, en este caso, la polis, resulta autosuficiente y, por eso, es primera. Pero que el hombre sea social no es únicamente una cuestión de autosuficiencia o de supervivencia, no es una cuestión biológica, sino lógica, en el sentido de que el animal político ‘hombre’ es tal porque tiene logos, en el sentido de lenguaje y razón.
Energeia: (orden físico, ontológico, existencial antropológico) Aristóteles distinguía entre “dynamis”, cuyo significado es potencia, y “energeia”, que significa acto. En el caso del hombre, su energeia es el logos, la razón. El concepto de « energeia » es fundamental en Aristóteles, porque con dicho concepto manifiesta la idea de « ser en obra » que caracteriza al hombre, es decir, la actividad o modo de vivir que lo singulariza y que, según Aristóteles, es la vida política, la actividad política. Por tanto, el hombre no es un « argon », no es un inoperante, algo sin actividad, sino el « ergon » político, aquel que obra políticamente6. En el hombre, como en la naturaleza (physis), su energeia es su telos o finalidad.

Lógica: los conceptos

La lógica aristotélica

Aristóteles ha pasado a la historia, entre otras cosas, como el primer sistematizador de la lógica. De hecho, sus propuestas en este campo, junto a las aportaciones de los estoicos, han constituido prácticamente toda la lógica hasta el siglo XIX. El mismo Kant, quien toma la clasificación aristotélica de los juicios como base para realizar la deducción trascendental de las categorías del entendimiento, aspecto fundamental de su obra, se extraña del mínimo avance de la lógica, desde Aristóteles, contrastándolo con el arrollador avance de la ciencia a partir del Renacimiento, dado que ambas parecen ofrecernos una forma de conocimiento seguro.
Las obras de lógica de Aristóteles (Categorías, Sobre la interpretación, Primeros analíticos, Analíticos posteriores y Tópicos) fueron agrupadas en un conjunto llamado Organon, que los filósofos interpretaron tradicionalmente como una propedéutica, una preparación para la filosofía. Con ello pretendían recalcar que el conocimiento de las leyes del razonamiento era fundamental, un paso previo, para cualquier ulterior estudio, y que debía estar en posesión de tal conocimiento quienes quisiesen adentrarse en el terreno de la filosofía. A diferencia de la moderna lógica formal, la lógica aristotélica parte del supuesto de que las formas de pensamiento reproducen lo que ocurre en la realidad, o sea, que las cosas extramentales existen tal como son pensadas por la mente, por lo que las categorías de la mente son categorías objetivas, categorías de la realidad. De ese modo las categorías del pensamiento adquieren un sentido ontológico y ese carácter propedéutico que ha señalado la tradición filosófica.

Los conceptos

El concepto es entendido como la representación intelectual de un objeto, diferenciándose, pues, de lo sentido, lo percibido, lo imaginado o lo recordado. Las propiedades de los conceptos son la comprensión y la extensión: la primera denota las características esenciales que contiene un concepto, y la segunda el número, la cantidad de sujetos a los que puede aplicarse, de los que se puede predicar. Cuanto mayor sea el número de características que contiene un concepto, menor será el número de sujetos a los que pueda aplicarse, y viceversa. En función de estas características se pueden construir los conocidos árboles lógicos, como hizo Porfirio (siglo III d.c.), en los que se clasifican los conceptos estableciendo entre ellos una relación de jerarquía y subordinación, de mayor a menor extensión.
Jerarquía y subordinación de los conceptos según el árbol lógico de Porfirio
Por supuesto, hay muchas clases de conceptos. Atendiendo a su extensión pueden ser universales, particulares y singulares; atendiendo a su comprensión: simples y compuestos, según expresen una sola esencia, o una esencia acompañada de una cualidad; también pueden ser, según su comprensión, concretos y abstractos, compatibles o incompatibles, positivos o negativos, claros u oscuros. Los que más interesaron a Aristóteles fueron los conceptos universales y sus distintos tipos de atribución o predicables. Los predicables son conceptos universales que pueden aplicarse, pues, a muchos sujetos. En los Analíticos posteriores Aristóteles se refiere a cinco predicables, o modos generales de atribución: género, especie, diferencia, propio y accidente. El género representa la parte de la esencia que es común a varias especies; la especie representa la esencia del ser; la diferencia expresa la parte de la esencia que no es común, sino característica de la especie; propio, o propiedad, expresa una cualidad que acompaña necesariamente a la especie, y el accidente expresa una cualidad contingente, que puede estar o no en el ser.
Los géneros supremos en los que se pueden clasificar los seres son las categorías, o predicamentos. En sus obras "Categorías" y "Tópicos" Aristóteles fija en diez su número, estableciendo una distinción fundamental entre la sustancia y los accidentes. La sustancia es la categoría fundamental, lo que existe en sí mismo; los accidentes son categorías que existen en otro ser, en la sustancia. Aristóteles clasifica los accidentes en 9 grupos: cualidad, cantidad, relación, acción, pasión, lugar, tiempo, situación, hábito externo. (En los "Analíticos posteriores" nos habla sólo de ocho categorías accidentales, suprimiendo las dos últimas, que son englobadas como aspectos de las restantes). En la medida en que las categorías remiten a las formas de ser extramentales adquieren un marcado contenido ontológico, dando por supuesto que las cosas son captadas por la mente tal como son en realidad.

La lógica aristotélica. Los juicios

La materia o contenido del juicio son los conceptos que se relacionan; la forma es la relación que se establece entre ellos a través del verbo ser. Aristóteles representa el sujeto del juicio con un signo (S) y el predicado con otro (P) para intentar separar la materia de la forma: así, la forma del juicio "Juan es alto" se representaría como "S es P", y la forma del juicio "Juan no es alto" como "S no es P".
Los juicios se clasifican en varios grupos, atendiendo a la cantidad (según la extensión del sujeto: universales, particulares, singulares), la cualidad (según la cualidad de la cópula: afirmativos y negativos), la relación (según la relación entre el sujeto y el predicado: categóricos, hipotéticos y disyuntivos) y la modalidad (según el modo en que expresan la relación entre el sujeto y el predicado: apodícticos, asertóricos y problemáticos). De ahí se sigue una clasificación ordenada de todas las formas de juicio; en el caso de los juicios categóricos, por ejemplo, se daría la siguiente clasificación, combinando la cantidad (universal y particular) y la cualidad (afirmativo y negativo):
Clases de juicios y letras que los representan

Clase de juicio
Representación
Universal afirmativo
Se suele representar con la letra A
Universal negativo
Se suele representar con la letra E
Particular afirmativo
Se suele representar con la letra I
Particular negativo
Se suele representar con la letra O


La asignación de estas letras para representar las formas del juicio categórico es posterior a Aristóteles y procede de las palabras latinas "AfIrmo" y "nEgO", y es la que se ha utilizado tradicionalmente entre nosotros para referirnos a la clasificación aristotélica de los juicios. También Aristóteles estudia las formas de oposición entre los juicios, (es decir, la diversidad entre los juicios que tienen el mismo sujeto y predicado), deduciendo una serie de reglas sobre la verdad de los mismos que se han de cumplir independientemente de los conceptos que elijamos para formar los juicios.
En función de tales reglas se pueden establecer relaciones de oposición entre los distintos tipos de juicios, según sean contrarios, contradictorios, sub contrarios o subalternos, determinando su valor de verdad en función del tipo de oposición con otro juicio conocido. Se pueden representar con el cuadro siguiente:
Al igual que ocurría con los conceptos, que son actos mentales que se expresan mediante términos lingüísticos, los juicios son actos mentales que se expresan mediante proposiciones, es decir, mediante un conjunto de palabras u oración gramatical. El mismo juicio se puede expresar con distintas proposiciones (por ejemplo, usando distintos idiomas), y a veces la misma proposición puede referirse a juicios distintos, ("ésta es mi casa" dicha por dos personas distintas).

La lógica aristotélica. Los razonamientos

El razonamiento es un encadenamiento de juicios en el que partiendo de una proposición conocida se descubre otra u otras desconocidas. Aristóteles, en los Analíticos, se ocupa tanto del razonamiento deductivo como del inductivo, pero considera que el conocimiento científico se alcanza deduciendo lo particular de lo general, es decir, con el conocimiento de las causas.
Aristóteles afirma que este proceso está sometido a reglas que permiten determinar su corrección o incorrección, de tal modo que, si los juicios de los que se parte son verdaderos, y la inferencia se realiza de acuerdo con las reglas definidas (si la inferencia es válida, pues) la conclusión será necesariamente verdadera. El proceso de inferencia no dependerá, pues, de la materia del razonamiento, sino de su forma.
El razonamiento deductivo es una forma de razonamiento que va del todo a las partes es decir, intenta extraer de una verdad universal otra particular. Puede ser de tres clases: categórico, hipotético y disyuntivo, atendiendo al tipo de juicio (por la relación) que le sirva de punto de partida.
Clases de razonamiento y ejemplos correspondientes
Clase de razonamiento
Ejemplo correspondiente a dicha clase
Razonamiento categórico
Todos los humanos son mortales.
Los madrileños son humanos.
Luego los madrileños son mortales.
Razonamiento hipotético
Si apruebas irás de vacaciones.
Es así que has aprobado.
Luego irás de vacaciones.
Razonamiento disyuntivo
Por este camino se va al norte o al sur.
Es así que se va al norte.
Luego no se va al sur.

Principios lógicos: en los que la investigación aristotélica se apoya (principio de no contradicción, de identidad, de tercio excluido y de razón suficiente):
El principio de no contradicción (A ˄ ¬ A) sostiene que no es posible afirmar una cosa y su contraria. Tal y como dice en su Metafísica: “es imposible que un mismo atributo se dé y no se dé simultáneamente en el mismo sujeto y en un mismo sentido”. Por tanto, cada cosa es necesariamente sí misma.
El principio de identidad :(A = A) es correlato del principio de no contradicción. Pero, si esto es así, entonces una proposición es verdadera o falsa y no cabe una tercera alternativa. Estamos ante el principio de tercio excluido: (A˅ ¬ A). Finalmente, Aristóteles pensaba que todo tiene una causa (principio de razón suficiente). Pero el fundamento de este principio no cabe hallarlo en la lógica sino en la metafísica. Aristóteles señalaba el principio de no contradicción como el principio primero, fundamento indemostrable de toda demostración. Este principio era considerado por Aristóteles como el principio más firme, seguro, evidente y causa de la verdad de todos los demás. Todos estos principios -ya sean relativos al ser, al conocimiento e incluso al razonamiento- sólo operan de manera entrelazada y sistemática. Su función es comprender estructuralmente la realidad. La aprehensión de dicha estructura no resultaría posible sin remitir la reflexión a los conceptos de causa y ser -como conceptos estructurales en sentido ontológico- y a los conceptos de logos, physis y polis – conceptos estructurales en sentido cosmológico y antropológico-. Para Aristóteles, la causa es la base material de la que algo está hecho, así como su modelo formal. También causa indica procedencia o producción de algún efecto o cambio. Por último, causa es finalidad, principio de ordenamiento, porque lo que una cosa es, según Aristóteles, lo es por su finalidad. (Metafísica, V, 2, 1013a). Ahora bien, ¿a qué aplicar la causalidad? Sin lugar a dudas al Ser. Pero, ¿qué significa ser? En cuanto al concepto de ser, decir del mismo que es, en la filosofía de Aristóteles, un término análogo, y que tal concepto se dice, pues, de muchas maneras, y que permite mostrar las diferentes fases de lo real, las distintas formas de aparición de lo real, así como sus variadas propiedades o características. Pero, el concepto de ser, de igual manera que sirve para señalar la diferencia – de los diferentes entes y de sus propiedades-, sirve al unísono para determinar la identidad, pues de todas las cosas se dice, en primer lugar, que son, concluye Aristóteles. En sentido cosmológico, el concepto de Naturaleza (physis) es el punto nuclear. Según Aristóteles, siguiendo en esto a los filósofos presocráticos -esos que el propio Aristóteles denominaría “los primeros que filosofaron”- Naturaleza significa: elemento o materia originaria de que todo procede, estructura de las cosas o principio de organización interna de la realidad, génesis de lo real y totalidad de lo que existe. Cuadernos DUERERÍAS Serie historia de la filosofía / 2 16 Es igualmente importante señalar que en la filosofía de Aristóteles el concepto de Naturaleza recibe un tratamiento teleológico y que precisamente el telos es en la physis principio de organización, porque como decía el propio Aristóteles: la naturaleza no hace nada sin un fin y el fin es precisamente la causa o principio de lo que es. Por otra parte, no se puede entender en Aristóteles el concepto de naturaleza sin recurrir al de hilemorfismo, porque todos los seres naturales son un compuesto indisoluble de materia y forma. Logos y polis serán los conceptos básicos a la hora de presentar al ser humano (anthropos), porque el hombre –decía Aristóteles- es el animal que tiene logos y ese logos o lenguaje racional es el que le permite organizar socialmente su existencia y alcanzar la verdad. Pero esa socialidad no es una convención, no es algo que el hombre pueda disponer a conveniencia; muy al contrario, la socialidad del hombre es natural, en opinión de Aristóteles. Así pues, el hombre es un ser social por naturaleza, un animal político, ya que es la polis el modo de organización lógicamente primero y más perfecto.
 

EL PENSAMIENTO DE ARISTÓTELES

Podemos considerar a la obra de Aristóteles como enciclopédica. Su forma difiere de la de Platón en cuanto esta es más empírica, más del suelo y de la realidad. Su trabajo se desarrolla en diálogo y discusión con los filósofos anteriores, se muestra crítico frente a ellos. El sentido histórico, su terminología su forma de estructurar los temas y la lógica como método han marcado el estilo de la filosofía occidental. Su concepción del Universo fue aceptada hasta el siglo XVII. Sin embargo, a pesar de ser el gran pensador del siglo IV a.C. no fue tan conocido como Platón, su obra se conocerá plenamente en la Edad Media.

ALGUNOS DATOS DEL AMBIENTE

A partir de la Guerra del Peloponeso se inicia la decadencia de las ciudades-Estado griegas como consecuencia de una crisis económica y social, que dará paso a una nueva organización política, caracterizada por la autarquía, propia de la “polis”. Durante la guerra, los campesinos se refugiaron en las ciudades, abandonaron el campo y empezó el hambre. Esto produjo enfrentamiento de clases y división entre ricos y pobres, particularmente en Atenas. Sin embargo, como el dracma (la moneda) se mantuvo, floreció el comercio y la banca dando un nuevo poder hegemónico a Grecia. Apareció también una profunda crisis de valores. El individualismo se desarrollo por la preocupación de la prosperidad personal. Se perdió el respeto a las leyes no escritas que eran la base del comportamiento social., así como el sentimiento del “deber del ciudadano” y fue surgiendo un nuevo concepto, el de cosmopolita, ciudadano del mundo. Todo esto ocurrió mientras subía al trono en Macedonia Filipo II, quien se decidió a conquistar Grecia. Para ello, se impuso con halagos a los 800 señores que debían aprobar todo, organizó un ejército estructurado como falange y aprovechó la crisis para adueñarse de algunos territorios. En 338 a.C. derrotó a los ejercitos de Tebas y Atenas, batalla en la que tuvo una brillante participación, Alejandro Magno. Admirador de la cultura ateniense firmó un tratado de paz con Atenas y solicitó el mando de las fuerzas griegas para luchar contra los persas. Todos, excepto Esparta se unieron en esta ocasión. Aparecieron dos partidos, uno que apoyaba la unificación de Grecia bajo Filipo y otra que se oponía radicalmente. La muerte de Filipo dio paso al reinado de Alejandro Magno que con solo 20 años se puso al frente de la campaña de Persia, apoyado por los griegos. Con ello comenzó la expansión del Imperio macedónico. Este imperio se deshizo a la muerte de Alejandro Magno.

BIOGRAFÍA DE ARISTÓTELES

Nació en Estagira de Tracia. Su padre, Nicomaco, era médico de la corte de los reyes de Macedonia. A los 17 años fue enviado a Atenas a estudiar en la Academia de Platón, donde permaneció hasta la muerte de este. Al morir Platón, abandonó Atenas quizá por desacuerdos con Espeusipo, sobrino de Platón, quien se quedó a cargo de la Academia. Se casó con Pythia, sobrina e hija adoptiva del tirano-filósofo Hermias, también discípulo de la Academia. Marchó a su ciudad natal donde fundó una nueva escuela (ya había fundado en Assos y en la isla de Lesbos), un año después fue a Atenas donde fundó el Liceo (llamado así por su proximidad al templo de Apolo Licio), conocida también como Peripatos que significa “paseo” porque sus miembros discutían paseando por la galería. El Liceo era muy parecida a lo que hoy llamamos Universidades. Tenía una biblioteca y un grupo de profesores regulares y dedicados al estudio y la investigación. Poseía el apoyo económico de Macedonia. A la muerte de Alejandro, es acusado de “impiedad”. Huyó a una isla donde tenía una propiedad heredada por su madre “para que así los atenienses no vuelvan a pecar por segunda vez contra la filosofía”. Dijo esto por que recordaba la muerte de Sócrates. Murió a los 62 años.

EL MODELO ARISTOTÉLICO

Aristóteles parte del Platonismo, pero terminará criticándolo. Su desacuerdo es en primero lugar con la teoría de las Ideas, pues considera que las cosas individuales constituyen la verdadera realidad. En segundo lugar a la teoría platónica del conocimiento pues admite como punto de partida el conocimiento sensible.

CARACTERÍSTICAS DEL MODELO

Aristóteles coincide con Platón en la organización del saber, la realidad física, el hombre, las cuestiones éticas y políticas, el problema del conocimiento, pero siempre desde una perspectiva diferente. La orientación empírica se manifiesta también en el terreno de la investigación política, como lo muestra la recopilación que realizó de 158 constituciones de Estados de su tiempo, con el fin de elaborar una teoría política. El nuevo instrumento de conocimiento es la lógica.

LA CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS

Aristóteles entiende la universalidad de la ciencia como el resultado de la conjunción de todos los saberes. El saber está articulado en diversas ciencias particulares y autónomas. El conjunto de todos ellos constituye la ciencia: el conocimiento de todos los aspectos de la realidad. Y puesto que la ciencia abarca toda la realidad surge la necesidad de clasificarla.

En función de este criterio establece tres grupos de ciencias.
1. Teoréticas o especulativas, que buscan el conocimiento teórico de la realidad: la física o filosofía segunda; la matemática, y la filosofía primera o teología, (que luego se llamará metafísica)
2. Prácticas, que se ocupan de la acción humana individual o social en cuanto se dirige a conseguir algún fin. Son la ética y la política.
3. Poéticas, que se ocupan de la producción de cosas distintas de las distintas artes, como la poética o la retórica.

Aristóteles rechaza el método de acceso al saber de Platón y crea la lógica como instrumento al servicio de todas las ciencias. Distingue dos clases de lógica: - La lógica formal, técnica que se ocupa de las leyes y reglas del razonamiento, en particular del silogismo. - La lógica material, entendida como medio de acceso a la realidad misma. En ella se ocupa de los problemas de la definición y de la demostración.


LA FILOSOFÍA PRIMERA

La filosofía primera o teología es para Aristóteles la ciencia de las ciencias. Si cada ciencia se encarga de una parcela del ser, la teología se ocupa de todo el ser, o sea de los aspectos del ser que le son comunes a todos los seres.

EL CONCEPTO DEL SER

Aristóteles a diferencia de Parménides y Platón, admite que lo que nace y muere recibe el nombre de “ser”. Para Aristóteles el concepto de ser es un concepto análogo, que se puede aplicar con ciertos matices a las distintas cosas que encontramos en el Universo, porque, aunque de modo diferente, todas las cosas son. Para Aristóteles hay entonces distintas formas de ser. Todo lo que existe o es sustancia o cosas que afectan a la sustancia, accidentes. Sustancia es aquello que existe en si y no en otro, como lo cuerpos simples (tierra, agua, aire, fuego) y los compuestos de estos. También es sustancia, la esencia de cada cosa. Accidente es aquello que existe en la sustancia. Aunque aportan determinados aspectos a la sustancia, su desaparición no modifica esencialmente la cosa individual.

SER EN ACTO Y SER EN POTENCIA

Ser en acto (energía, entelequia) significa para él, lo que un ser es de hecho, aquí y ahora. Por ejemplo, un árbol es un ser en acto. Ser en potencia (dynamis) significa la capacidad de llegar a ser algo que todavía no se es, pero que se puede ser. Por ejemplo, una semilla es un árbol en potencia. Entonces, el ser en acto, no procede del no-ser, sino del ser en potencia. De acuerdo con Parménides en que del no ser no se hace nada, Aristóteles va más allá al afirmar que hay un modo de ser intermedio que es el ser en potencia. Esto le permitirá explicar el movimiento como paso del ser en potencia al ser en acto. Un bloque de mármol no es una escultura pero podría serlo si el escultor así se lo propone. Dicho bloque es ya una escultura en potencia porque tiene la posibilidad de serlo.

LA EXPLICACIÓN DE LA NATURALEZA

Para Aristóteles, la naturaleza comprende todos los seres naturales dotados de movimiento. Su explicación se desarrolla en la física, porque estudia las realidades sometidas a cambio, a diferencia de las matemáticas que estudian entes abstractos, sin existencia real y carentes de movimiento. El estudio de la naturaleza se aborda desde el concepto de causa.

Causa es el principio del cual algo procede, pero para explicar todo lo que existe hay que recurrir a cuatro:
 - Causa material es aquello de lo que algo está hecho.
- Causa formal es aquello que hace que una cosa sea tal cosa y no otra. Es la esencia o la forma.
- Causa eficiente es el agente o productor de la cosa.
 - Causa final es aquello que mueve al agente a actuar, el fin por el que se hace algo.

La concurrencia de estas cuatro es necesaria para que se dé un ser cualquiera, aunque las dos principales y básicas en la constitución de un ser son la material y la formal. La causa formal tiene un especial relieve puesto que determina lo que una cosa es y permite definirla. En este sentido recibe el nombre de “esencia” y determina las actividades propias y específicas del ser. En un ser artificial como una columna se requiere el cemento, hierro, etc. (causa material), la forma de columna que se adopte (causa formal), un constructor (causa eficiente) y una finalidad como sostener una casa (causa final).

LA TEORÍA HILEMÓRFICA

A partir de la explicación de las causas Aristóteles elabora su teoría del ser o hilemorfismo (hilé es materia y morfé es forma). Según esta teoría todos los seres están compuestos de materia y forma. Materia y forma no son realidades separadas, sino aspectos que nuestra mente es capaz de distinguir en las cosas. La materia y la forma son, las causas o principios de las sustancias naturales, y en este sentido ambas serían “naturaleza”, aunque para Aristóteles la forma es más naturaleza que la materia. La materia es pura pasividad, es “potencia”. La forma, nos muestra lo que la cosa es, en “acto”. Es la composición hilemórfica la que permite a Aristóteles explicar el cambio y conciliar lo permanente y lo cambiante, la unidad y la multiplicidad de los seres. Aristóteles sostiene que la imposibilidad que tuvieron los primeros filósofos se debió a que recurrieron a un solo tipo de causa. Tales y Anaxímenes reducían lo existente a una causa material, Empédocles a una causa eficiente, Pitágoras y Platón a una causa formal y Anaxágoras a una causa final. La causa final en Aristóteles es entendida como teleológica o finalista. Todo se dirige o tiende a la realización de su propio fin.

ANÁLISIS DEL MOVIMIENTO

Por cambio o movimiento entiende Aristóteles cualquier modificación que sufren los seres en su propia forma de ser o en los aspectos con que se nos presentan o en sus relaciones locales.

Para que se produzca un cambio o movimiento son necesarios tres principios:
- La materia o sustrato, que es aquello que permanece en el cambio.
- La privación de una forma, que es lo que no se tiene todavía pero que se puede llegar a adquirir con el cambio.
- La forma que se adquiere una vez perdida la que poseía anteriormente.

Para Aristóteles hay dos tipos de cambio: cambio sustancial (generación y corrupción de un ser) y cambio accidental (modificación de algunos aspectos del ser).
- Aplicado a los primeros hace posible la aparición y desaparición de nuevas sustancias (generación o corrupción)
- Aplicado a los segundos explica la alteración (cambio de las cualidades como color, olor, sabor, forma y otros); el aumento o la disminución (cambio según la cantidad) y el desplazamiento (cambio del lugar) que equivale a nuestro concepto de movimiento, más restringido del aristotélico (kínesis) que lo aplica a toda clase de cambios accidentales.

El movimiento es así un proceso dinámico entre potencia y acto, el paso de la potencia o posibilidad al acto o realidad.

EL UNIVERSO SEGÚN ARISTÓTELES

En su obra Sobre el cielo, Aristóteles expone las características del Universo (cosmos) en el que distingue: el mundo sublunar, cometido al cambio y por lo tanto a la corrupción y formado por los cuatro elementos (fuego, agua, tierra y aire) y el mundo supralunar, perfecto, sin corrupción y formado por una sustancia, éter o primer cuerpo, que más adelante llamarán quintaesencia. Este Universo es único, esférico, perfecto, finito en el espacio, pero no en el tiempo. Cada una de las regiones tiene sus propias leyes. El movimiento en el mundo sublunar es violento y en el supralunar es circular. Este movimiento circular es el único continuo. Pero cono todo cambio requiere de un principio o de una causa que lo produzca hay que admitir la existencia de un primer motor. El movimiento de las esferas celestes, y de todo el Universo, se origina en el primer motor que no es movido por ningún otro, y por lo tanto, es inmóvil. Al no depender de ningún otro ser, este es eterno, necesario, separado de lo sensible, indivisible e inalterable.

EL SER HUMANO

El ser humano es para Aristóteles un ser natural más, hasta el punto de que su explicación también utiliza la teoría hilemórfica: La materia es el cuerpo, la forma es el alma. El alma es un principio de vida y por lo tanto no es exclusiva del ser humano, sino que es atributo de la naturaleza animada, pertenece a todos los seres vivos. Aristóteles distingue tres tipos de alma, que dirigen las actividades vegetativas, sensitivas e intelectivas. Las dos primeras están unidas al cuerpo y la tercera es separable del cuerpo y por lo tanto inmortal. Estas almas forman una serie en las que el tipo superior presupone el inferior, pero no lo contrario. La forma inferior es el alma vegetativa o nutritiva que ejerce las funciones de asimilación y reproducción. Es propias de las plantas. Los animales poseen alma sensitiva, que les permite tener percepción sensible, deseo, movimiento local y en muchos casos imaginación y memoria. El grado superior lo ocupa el alma intelectiva (entendimiento). Ésta además de asumir las dos anteriores hace posible el pensamiento científico o conocimiento teórico, que busca la verdad en sí y el pensamiento práctico que busca la verdad con miras a la practica. De ahí que la actividad específica del ser humano sea la actividad racional y que solo pueda alcanzar la felicidad por medio de la razón. El cuerpo y el alma son los principios o causas del ser humano. El alma es la forma y acto del cuerpo y este es materia y potencia.

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

Todos los seres vivos tienen algún tipo de conocimiento de acuerdo a sus funciones. Distingue así varios niveles de conocimiento. Recogiendo la herencia intelectualista de Sócrates y Platón pone por encima de lo sensorial al conocimiento intelectual. La diferencia es que Aristóteles parte de los datos proporcionados por los sentidos. Para él, la experiencia, el contacto con la realidad es el punto de partida de todo conocimiento, a diferencia de Platón para quien conocer es recordar.

 EL CONOCIMIENTO SENSIBLE

El conocimiento sensible es el primer nivel de conocimiento. Se da también en los animales. Es el nivel más elemental y su fundamento es la sensación. La sensación es el ejercicio de la facultad sensible que permite captar las cualidades de los objetos. Este ejercicio es posible a través de los sentidos, que Aristóteles distingue entre propios: vista, oído, olfato, gusto y tacto, y un sentido común que subyace a todos los sentidos y permite realizar operaciones como captar tamaños, movimientos, figuras, etc. En el ser humano, este “sentido común” permite coordinar a los demás y recibir sensibles comunes. Realiza una función unificadora, compara los diversos datos y los integra y conserva en forma de imágenes relacionadas con la memoria. La imaginación juega un papel importante pues al posibilitar la reproducción mental de objetos percibidos anteriormente en ausencia de los mismos permite la capacidad de pensar o juzgar. esta actividad se ve reforzada por la memoria que permite acumular y actualizar imágenes pasadas.

EL CONOCIMIENTO INTELECTUAL

El grado superior es el conocimiento intelectual, llevada a cabo por el entendimiento, facultad discursiva que opera desarrollando razonamientos y hace posible la ciencia. Permite establecer hipótesis y emitir juicios. Para ello se apoya en las imágenes almacenadas que a su vez provienen de sensaciones previas. Así, la imaginación se convierte en intermediaria entre la sensación y el entendimiento haciendo posible la opinión, la ciencia y la intelección. (intuición) La ciencia que siempre es verdadera se establece por demostración y tiene por objeto el conocer universal.

ÉTICA Y POLÍTICA

Ética y política son para Aristóteles aspectos separables de una misma realidad. Decir lo contrario es decir que la virtud y la felicidad están desligadas de la vida real. El hombre es un animal político y forma parte por naturaleza de la polis. De acuerdo a la clasificación son dos ciencias prácticas. La ética parte del análisis de la naturaleza humana y la política del análisis de los regímenes políticos concretos.

LA TEORÍA ÉTICA

La ética se ocupa de las acciones humanas en cuanto que conducen a bien del hombre. Para reconocer el bien dice que todo ser natural se dirige a un fin. Este fin es la autorrealización, esta sería el bien o la perfección. La discusión aparece en saber cuál es el fin o bien al que deben subordinarse los demás. Todos están de acuerdo en que el bien supremo del ser humano es la felicidad. Toda acción se encamina a ese fin. Ahora ¿qué es felicidad? Se la concibe de tres maneras: bienes externos (honores, fama, riqueza…), bienes del cuerpo (placeres) y bienes del alma (conocer las cosas bellas). Para Aristóteles solo la actividad teorética puede deparar una vida feliz. La virtud es la estrategia para conseguir la felicidad. Hay dos tipos de virtudes: las dianoéticas referidas al entendimiento (arte, saber, inteligencia, etc.) y las éticas referidas a las acciones (valentía, dominio de sí, amistad, justicia, etc.).

Para definir la virtud ética, explica el término medio que puede entenderse de dos maneras:
1. En relación a la cosa, como el punto equidistante entre dos sujetos.
2. En relación al sujeto, como el punto de equilibrio entre el exceso y el defecto.

Este varía según las condiciones, necesidades y capacidades de cada uno. Así, la virtud es el término medio entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto. Por ejemplo la valentía entre la temeridad y la valentía. Para Aristóteles la “autarquía” es la piedra de toque de la felicidad. Feliz es en último término aquel que como un dios no necesita de nada ni de nadie. Afirma que la felicidad consiste en la actividad contemplativa, pues esta más que ninguna otra se realiza de forma autárquica. Sin embargo como el hombre es un “animal político” o sea social por naturaleza, la felicidad solo se la puede lograr en sociedad.

LA TEORÍA POLÍTICA

Para esta teoría parte de su investigación de las 158 Constituciones desde las que tratará de hacer una teoría realista y pragmática. Considera el hecho de vivir en sociedad, como connatural al hombre, subrayando la primacía de la polis frente a la aldea o a la familia. La forma natural de agrupación humana viene determinada en función de la capacidad para satisfacer las necesidades de los hombres. La “casa es la comunidad primitiva que hace posible cubrir las necesidades básicas y cotidianas del hombre, esta casa es la familia. Pero solo en la ciudad, entendida como ciudad estado griega, el hombre puede desarrollarse planamente. Por eso el Estado es también una comunidad natural. El Estado es un todo del que el individuo, la familia, y la aldea son parte. Ciudadano solamente es aquel que participa de la administración de la justicia y en el gobierno de la ciudad. esta administración está orientada a su fin propio que es el bien común de los ciudadanos.

LOS REGÍMENES POLÍTICOS

Para Aristóteles todos los regímenes que se proponen el bien común son rectos desde el punto de vista de la justicia absoluta. Los que no lo hacen son defectuosos. Dependiendo de la organización de un Estado convendrá un tipo de régimen. La forma ideal es una mezcla de aristocracia con democracia porque se evita extremos. Ésta recibe el nombre de politeia (República).



Introducción

Un hombre y su hijo pequeño caminan de noche por el campo. El hijo se para, mira la luna y pregunta: “Papá, ¿qué está más lejos, la luna o Cuenca?”. El padre responde irritado: “¿Tú ves Cuenca?” Según una tesis habitual al menos desde Sócrates, la filosofía académica sirve para no ser como ese padre. La obra de Epicuro o Fichte nos colocaría en una posición de apertura a la racionalidad y rechazo de la inmediatez ideológica. La verdad, no me lo trago. Al menos, el padre de la historia está equivocado, que es más de lo que puedo decir de muchos textos filosóficos canónicos.
¿Para qué sirve entonces la filosofía? En Twitter circula un chiste sobre filósofos: “Truco para las citas: cuanto antes saques a colación a Hegel, antes se terminará la cita y podrás volver a casa a beber solo”. Apenas es injusto. La gente que nos dedicamos a la filosofía somos un gremio menesteroso. Demasiado flacos o gordos, más tapados que vestidos y con habilidades sociales cuestionables. ¿Para qué servimos? Lo único que se me ocurre es que servimos para leer. Escribimos raro. Bastante mal, en realidad. Somos pedantes y básicamente incomprensibles. Pero leyendo os meamos. ¿Te ha costado Finnegans Wake? Eres un llorica. Prueba con la montaña de servilletas anotadas a la que llamamos obras completas de Pierce.
Si Occidente consiguió sobrevivir a la desaparición de la flauta de nariz y las naumaquias seguramente también lo haga al fin de la filosofía académica. No lo tengo tan claro por lo que toca a los lectores de filosofía: somos caricaturas inofensivas de algo que tal vez sí sea importante. Que nadie vuelva a leer a Platón ni a soñar con el Tractatus me entristece. Que nadie vuelva a leer como se lee a Platón me aterra. Algunas de las características irrenunciables de nuestra civilización –de la democracia a la igualdad de género pasando por el respeto a la diversidad cultural y la protección de las ciencias– han sido modeladas a través de una autointerpretación, o sea, de una lectura de nosotros mismos, que sólo se puede denominar filosófica. Los filósofos no han sido particularmente eficaces a la hora de impulsar avances morales y no se puede decir que sus obras hayan desafiado al poder sistemáticamente. Pero también es cierto que, al menos en nuestras sociedades, ha sido realmente difícil desafiar al poder o realizar avances morales sin poner en juego algo bastante parecido a la filosofía.
Cesar Rendueles – Diario El País 


Datos biográficos




Platón nace en Atenas en el año 428 ó 427ª. C. Según cuenta el escritor Diógenes Laercio en su obra Vida de los más ilustres filósofos, nace en una de las familias de la alta aristocracia. Su madre, Perictione, era descendiente de Solón, el cual, a su vez, descendía de Neleo y de Neptuno; y su padre, Aristón, era descendiente del legendario rey ático, Codro, ―asimismo, descendiente de Neptuno‖. Según nos cuenta el mismo Diógenes, Platón se llamaba, en realidad, Aristocles, pero recibió ese nombre por la anchura de sus espaldas.
De joven fue seguidor de Crátilo (un supuesto discípulo de Heráclito). Cuando tiene veinte años, sucede el acontecimiento fundamental de su vida: conoce a Sócrates, a quien permanecerá ligado intensamente hasta la muerte del maestro. Son los años más agitados de la vida política de Atenas. Cuando su intención era dedicarse a la política, se impuso en Esparta el gobierno oligárquico de los Treinta Tiranos (entre los que se encontraban parientes y amigos suyos), quienes le invitaron a participar en el gobierno, pero las tropelías de éstos (tales como el intento de involucrar a su maestro Sócrates en un asesinato) le hicieron desistir decepcionado. Tras la caída de los Treinta y el restablecimiento de la democracia, se produce el penoso incidente por el que Sócrates (al que Platón describe como el mejor y más justo ciudadano de su tiempo) fue condenado a muerte. Todo esto le hizo renegar de la política activa, pero azuzó sus reflexiones sobre la mejor forma de gobierno; estas reflexiones ocuparon gran parte de su esfuerzo intelectual.
Tras la muerte de Sócrates, Platón inicia una serie de viajes, que le llevaron a Megara, Egipto y Cirene.
Cuando tiene aproximadamente cuarenta años hace un viaje a la Italia meridional, donde conoció las comunidades de los nuevos pitagóricos (sobre todo la de Tarento, donde gobernaba Arquitas, filósofo pitagórico él mismo y amigo de Platón), y a Sicilia, donde traba amistad con Dión (cuñado de Dionisio el Viejo, rey de Siracusa, y tío de Dionisio el Joven, hijo del anterior), al que convirtió en discípulo suyo, y del que, por lo que parece, fue amante. Dión era, por entonces, un joven de veinte años, que quedó fascinado por el ideal político-filosófico de Platón, pero su empeño en llevarlo a la práctica provocó que las relaciones de Dionisio el Viejo, que no veía con buenos ojos las reformas que le proponían, con Platón, se agriaran (se dice que ése fue el motivo por el que Dionisio vendió a Platón como esclavo en Egina. Rescatado por Anníceris, consigue volver a Atenas).
Sea como fuere, Platón fue rescatado y, tras la vuelta a Atenas funda, hacia el año 387 a. C., la Academia, llamada así por estar situada en los jardines del héroe ateniense Academos. Era una comunidad de estudio, parcialmente inspirada en las comunidades pitagóricas. Desarrolló una intensa actividad filosófica y científica, pero, a diferencia de los sofistas, no se perseguía enseñar cosas que pudieran tener una aplicación práctica e inmediata, por ejemplo, la retórica, sino fomentar el amor desinteresado a la ciencia. El programa de estudios culminaba en la filosofía, e incluía como preliminares las matemáticas, la astronomía y seguramente la armonía. Platón trataba de formar hombres de Estado, no demagogos. El político así formado no sería un oportunista, sino que actuaría de acuerdo con convicciones fundadas en verdades objetivas e inmutables. La Academia se mantuvo como tal hasta el año 529, en que fue cerrada por decreto del emperador Justiniano por motivos religiosos.
 Muerto Dionisio el Viejo, le sucede su hijo Dionisio el Joven. Dión convence a Platón para que lo intente de nuevo. El experimento comienza bien, pero Dionisio, que es un personaje caprichoso, destierra a su tío Dión. Platón permaneció en Siracusa algún tiempo, en calidad de huésped de Dionisio, y procuró iniciarle e impulsarle hacia la investigación filosófica tal como él la concebía, pero Dionisio estaba distraído por las preocupaciones políticas. Platón regresó desilusionado a Atenas.
Unos años más tarde, encontrándose Dión todavía desterrado en Atenas, Dionisio le pide a Platón que regrese a Siracusa. Ante la petición de Dionisio y del propio Dión (que esperaba utilizar la influencia de Platón ante el tirano para que revocase su destierro), Platón inicia el tercer viaje a Sicilia, pero la experiencia fue, por tercera vez, un fracaso. Dionisio acabará reteniendo a Platón casi como prisionero, y esta vez sólo lo dejará marchar cuando Arquitas de Tarento envía una embajada en su busca.
Cuando Platón estaba de vuelta en Atenas, Dión, tras un golpe de fuerza, pone fin al gobierno de Dionisio el Joven, pero al poco tiempo es asesinado en una conjura. Platón ya no se moverá de Atenas donde muere en el 347 a. C.





Exposición histórico-biográfica de sus obras.

La producción escrita de Platón presenta dos características que conviene tener en cuenta:

§  La inmensa mayoría de sus obras están escritas en forma de diálogo.
§  A lo largo de su amplia vida productiva, Platón reelabora continuamente su doctrina, por lo que es conveniente dividir su exposición en etapas diferenciadas. Se distinguen cuatro etapas:




 1º. Diálogos socráticos de juventud.
 Los diálogos de esta época son pequeños cuadros en los que se reproduce con bastante fidelidad la enseñanza de Sócrates (Platón pone muy poco de su parte). El tema es la virtud. Sócrates emplea su ya conocido método para encontrar la definición de una virtud particular, pero en la mayoría de los casos no se llega a solución ninguna. Por supuesto el tema de las ideas todavía no aparece en absoluto.
Pertenecen a esta etapa: Apología de Sócrates (no es un diálogo, sino un discurso de defensa de Sócrates ante el tribunal que le condenaría a muerte), Critón (o del deber): diálogo en la cárcel acerca de los deberes cívicos: Sócrates se niega a escapar). Laques (o del valor), Cármides (o de la prudencia), Lisis (o de la amistad), Eutifrón (o de la piedad religiosa), Ion (o de la poesía), y Protágoras (o de los sofistas), el diálogo más importante de esta época, plantea el problema de la posibilidad de enseñar la virtud, y aparece el concepto socrático de la virtud como forma de saber.

2º. Diálogos de transición.
Revelan que Platón comienza a elaborar ya sus propias doctrinas. Sócrates, por supuesto, sigue siendo el personaje principal, pero su figura se va desdibujando cada vez más. Predominan los problemas políticos (Sócrates, enfrentado con los sofistas, y, por tanto, con la democracia). Se observa ya una notable influencia del pitagorismo (y quizá también del orfismo): preexistencia e inmortalidad del alma. Primeros esbozos de la teoría de las Ideas. Fueron escritos durante su primer viaje a Sicilia o inmediatamente a su vuelta.
Pertenecen a esta etapa: Gorgias (o de la retórica), Menón (o de la virtud), Crátilo (trata sobre el problema de la significación de las palabras, y refleja la discusión sofística acerca de lo que es por convención y lo que es por naturaleza; aparece la teoría de las Ideas). De esta época son también: Hipias Menor: donde se desarrollala tesis, sostenida por el Sócrates histórico, de que en el saber reside la virtud), Hipias Mayor (o de la belleza), Eutidemo (o de la erística sofística), Menéxeno (parodia de las oraciones fúnebres).

3º. Diálogos de madurez.
Platón está en posesión de sus propias ideas. Redacta sus diálogos fundamentales (los diálogos de la época siguiente serán revisiones y ampliaciones). La teoría de las Ideas sirve de trasfondo para todos los demás temas. Elaboración de una teoría completa sobre el Estado. Continúa Sócrates como interlocutor principal, pero ya es ―otro‖ Sócrates, seguro de sí mismo y poseedor de la verdad. Es en estos diálogos donde se encuentran los principales mitos platónicos.
Pertenecen a esta etapa: Banquete (teoría platónica del amor y de las Ideas), Fedón (o del alma), República, el más importante diálogo de madurez. Su tema central es la justicia. Otro tema importante del diálogo República es el conocimiento y los diversos grados de conocimiento; para ilustrarlo recurre al símil de la línea, y a un mito conocido como mito de la caverna. Cierra el diálogo la República con el mito de Er, en el que plantea un tema al que también aludirá en el Fedro: el problema de la elección del destino por parte del alma. Valiéndose de un personaje, Er, explica que el destino futuro de las almas depende de su libre elección (determinada sin duda por las experiencias de su anterior vida), es decir, el alma se reencarnaría, al morir el cuerpo, en una u otra naturaleza según el tipo de vida que hubiese llevado en la reencarnación anterior. En Fedro vuelve a tratar sobre el amor, la belleza, y explica la naturaleza tripartita del alma, la inmortalidad y la unión accidental entre el cuerpo y el alma a través del mito del carro alado.

 4º. Diálogos críticos.
En esta etapa, el propio Platón plantea una serie de objeciones a su teoría de las Ideas (las expresa valiéndose de otros personajes históricos, Sócrates deja de ser el protagonista) y lleva a cabo un replanteamiento de dicha teoría. Fueron escritos después de su segundo viaje a Sicilia.
A este grupo pertenecen: Parménides: autocrítica de la teoría de las Ideas, puesta en boca de un anciano Parménides ante el cual el joven Sócrates se tiene que batir en retirada; Teeteto: trata de la imposibilidad del conocimiento de las cosas particulares con independencia de las Ideas; Sofista: intenta definir al sofista empleando el método de la diáiresis (dialéctica descendente), y se plantea la cuestión de si, y cómo, las Ideas participan unas de otras; Político: trata del arte de gobernar, e intenta definir dicho arte recurriendo a la diáiresis.

5º. Diálogos de vejez.
Platón abandona las cuestiones metafísicas y se interesa por la cosmología y la historia. Se mantiene la influencia del pitagorismo, evidente ahora en los planteamientos cosmológicos. Políticamente, la postura es más dura y reaccionaria. Fueron escritos después de su tercer viaje a Sicilia.
Pertenecen a esta etapa: Filebo (el placer y el bien), Timeo, el diálogo más importante de este grupo (y el único que llego a ser conocido durante la Edad Media), intenta explicar la constitución del mundo sensible, para lo cual recurre nuevamente a un mito: el mito del Demiurgo. Critias: parece ser una continuación de la República y el Timeo. Está inconcluso, y su contenido describe la guerra entre la primitiva Atenas y la Atlántida, isla misteriosa y sede de un poderosísimo imperio que intentó adueñarse del Mediterráneo, siendo derrotado por los esforzados ciudadanos de un Estado ideal: el Estado de Atenas. Leyes, el más extenso de los diálogos, que no pudo revisar definitivamente, ya que le sorprendió la muerte. Dialogan tres ancianos ─un ateniense, un cretense y un espartano─ acerca de la constitución de una ciudad ideal; y la ciudad que imaginan les asusta por la rigidez, minuciosidad e intolerancia de sus leyes. El anciano Platón, uno de los mayores genios literarios y filosóficos de nuestra civilización, debió de morir atormentado por el pesimismo y la desilusión.










La teoría de las Ideas

La cuestión central de la filosofía platónica es conocida como teoría de las Ideas o de las Formas. Tres son, al menos, las intenciones de esta teoría:

1.      Una intención ética.
Platón siguiendo a Sócrates, quiere fundar la virtud en el saber. Para ser justo, por ejemplo, es preciso conocer qué la justicia. Frente al relativismo moral de los sofistas, Platón ─con Sócrates─ reclama la existencia de una Idea eterna e inmutable de Justicia (o de cualquier otra virtud). Es el tema de los primeros diálogos, aunque en ellos todavía no se llegue a formular expresamente la teoría de las Ideas.

2.      Una intención política (íntimamente ligada a la anterior).
Los gobernantes han de ser filósofos que se guíen no por su ambición política, sino por una serie de valores o ideales trascendentes y absolutos (las Ideas) en la búsqueda del bien común.

3.      Una intención científica.
El problema de la formación de unos buenos ciudadanos, es decir, virtuosos, implica una precisa justificación de lo que entendemos por ciencia o verdadero conocimiento. La ciencia (o episteme, tal como la denominará Platón) sólo puede versar sobre objetos estables y permanentes. Si queremos hacer ciencia, esos objetos han de existir. Y como todos los objetos sensibles están sujetos a cambios permanentes, habrá que buscar otro tipo de objetos para la ciencia: las Ideas. Las Ideas, objetivas y de validez universal, y no las opiniones ni las preferencias subjetivas serán el fundamento de los juicios de valor que regulan la conducta y las leyes que rigen la polis.

La teoría de las Ideas está presente en todo el sistema platónico (política, ética, antropología, conocimiento, Naturaleza…) aunque nunca se muestra desarrollada y explicitada como tal en las obras de Platón. La primera formulación seria aparece en Fedón, Fedro y República (período de madurez); pero en las obras de vejez como el Parménides encontramos objeciones a esta teoría.
Por otro lado, esta teoría supone una síntesis de la tradición filosófica griega, pues en ella Platón retoma toda la tradición filosófica anterior y trata de resolver los principales problemas que fueron surgiendo: tanto los cosmológicos (tal como los formularon los presocráticos), como los antropológicos, éticos y políticos (según el planteamiento de los sofistas y Sócrates). Podemos considerar como antecedentes:
§  La matemática pitagórica: la realidad esencial de las cosas no descansa en sus componentes materiales, sino en su proporción, en su estructura ordenada y armónicas.
§  La concepción del Ser de Parménides.
§  El Nous de Anaxágoras, interpretado como principio intelectual ordenador del cosmos.
§  La investigación de Sócrates sobre la definición.

Frente al pensamiento de Heráclito que consideraba que lo único cierto era el devenir de lo real, es Parménides quien inspira a Platón: el verdadero conocimiento sólo puede serlo de lo inmutable; lo real, el Ser, no puede estar sujeto al devenir. En cuanto a la concepción de Parménides según la cual la auténtica realidad (el Ser) es eterna e inamovible, y de otra, la afirmación de Heráclito sobre el perpetuo devenir de las cosas, Platón ofrece una solución conciliadora a la oposición permanencia (Parménides)─cambio(Heráclito): la existencia de dos mundos: el mundo inteligible o mundo de las Ideas, captable sólo por la inteligencia, y en el que se ubica lo permanente, y el mundo sensible de las cosas, captable sólo por los sentidos, y en el que se ubica lo cambiante.
Por otra parte, contra el subjetivismo y el relativismo de los sofistas, Sócrates estaba convencido de que existen definiciones universales de los conceptos morales y de que el hombre podía llegar a adquirirlas; así, en los primeros diálogos platónicos se investiga una virtud o valor, tratando de lograr una definición que pueda servir de fundamento o modelo cuando juzguemos las acciones concretas en que se manifiesta dicha virtud o valor. Pero las meras definiciones inducidas tampoco resultan convincentes para Platón. En contacto con los matemáticos pitagóricos descubre nuevas vías para los problemas relativos al conocimiento y a la estructura de la realidad. El conocimiento sólo puede serlo del universal, pero, a diferencia de Sócrates, no concibe el universal como mero resultado de meras definiciones, sino como entidades similares a aquellas con las que trabajaba la matemática pitagórica, entidades que tienen realidad por sí mismas, a las que no se puede acceder por los sentidos, sino por la razón.

A partir, pues, de esta doble influencia (pitagórica y socrática) Platón, firmemente convencido de la existencia de verdades absolutas y de la posibilidad de conocerlas, se va a esforzar por encontrar detrás de las apariencias cambiantes de las cosas realidades absolutas, pues su conocimiento le parece necesario para dar una base sólida a la ciencia, a la moral y a la política, y huir así del relativismo de los sofistas. ¿Qué es lo real para que pueda fundamentar un verdadero conocimiento?
La respuesta de Platón es que lo real son las Ideas, que él sitúa en el mundo inteligible o mundo de las Ideas (cosmos noetós), el único mundo real.


  
Concepto y características de las Ideas
La palabra idea ¾del verbo griego antiguo eidein: ver, mirar...¾, tenía literalmente el doble sentido castellano de ―visión‖ y ―forma‖. Finalmente, ha acabado traducido al vocabulario filosófico como Idea o Forma. Las Ideas no son simplemente conceptos o representaciones mentales (tal como defendió Sócrates, y tal como lo entenderíamos vulgarmente): son realidades que existen con independencia de las cosas. Más aún, son la realidad misma. Las cosas derivan su ser de las Ideas.
Las Ideas (y cada Idea: Mesa, Árbol, Belleza) ─como decía Parménides─ son eternas (ingénitas e imperecederas), únicas, indivisibles (hay una sola Idea para cada especie de cosas). Son determinadas, es decir, limitadas o finitas, pues las Ideas no lo son todo, por ejemplo, no son las cosas concretas y cambiantes, limitan con ellas, y limitando con algo ya son limitadas o finitas; además, lo infinito es incompleto e imperfecto, y las Ideas son completas y perfectas, es decir, son siempre lo mismo, no varían, son inmóviles, no son ahora una cosa y luego otra, por ejemplo la Idea de Caballo es eternamente ella misma, al contrario del mundo sensible en el que una cosa es una y muchas, ahora es, luego ya no es…. Son también inteligibles (no sensibles).
Pero Platón, además de atribuir a las Ideas los mismos atributos del ser de Parménides, les atribuye otras características diferentes: son universales e inmateriales (por primera vez se reconoce que existe una realidad inmaterial), objetivas y extramentales (esto es, existen por sí mismas con independencia de las cosas y de la mente. Más aún, encierran el verdadero ser de las cosas, son la auténtica realidad ─las cosas son menos reales─: por ejemplo, la Justicia en sí, la Bondad en sí, el Hombre en sí, las Entidades matemáticas en sí mismas, etc.). Son esencias y modelos arquetípicos de una clase de objetos (forma única de algo múltiple) con existencia independiente de ellos, son lógicas, no físicas, es decir, son las razones (logoi) de las cosas, por cuanto las Ideas son causas de las cosas naturales (no las cosas naturales) y fundamento de todos los juicios que formulamos sobre ellas: algo es una mesa gracias a la Idea de Mesa, una cosa es bella gracias a la Idea de Belleza… Sabemos y afirmamos, por ejemplo, que algo es bueno viendo si puede englobarse en la Idea de Bien, que algo es árbol si puede englobarse en la Idea de Árbol, que dos cosas son iguales si pueden englobarse en la Idea de Igualdad.... Las cosas, en cambio, son particulares, materiales, efímeras, múltiples, divisibles, poseen menos realidad y, justamente por su movilidad permanente, no podemos decir que ―son‖ (el caballo sensible, por ejemplo, ahora es, luego ya no es; ahora es un caballo, luego carne para gusanos, luego huesos y materia orgánica, pero la ―Idea de Caballo‖ siempre ―es‖), son captables por los sentidos, pero no son inteligibles.
Ciertamente Platón nunca pone ejemplos de este tipo, a él no le interesa lo que sea un caballo, o un perro, o el agua, sino lo que es el Bien, la Belleza, la Virtud, el buen gobierno, la Justicia, etc. Pero el problema es el mismo: en el mundo sensible nunca encontraremos más que casos particulares que no pueden fundamentar un conocimiento verdadero.
Con la teoría de las Ideas, Platón pretende, en última instancia, explicar a qué deben su existencia las cosas sensibles y en qué nos fundamentamos para conocer y hacer afirmaciones (juicios o proposiciones) sobre ellas, que son tan cambiantes.



















Tipos de Ideas y su jerarquización
Las distintas Ideas están jerarquizadas, es decir, unas son más importantes que otras en la escala ontológica, y rigen las superiores sobre las inferiores. Cada estrato superior engloba y es causa del inferior.
Hasta el Parménides Platón había establecido sin dudar estos tipos fundamentales de Ideas:
1.      Por encima de todas estaría la Idea de Bien que ilumina a todas las demás Ideas (La República).
2.      En segundo lugar las de Justicia, Belleza, Sabiduría, Ser, Uno.
3.      En tercer lugar las Ideas de opuestos (Igualdad-Desigualdad, Unidad- Pluralidad, etc.).
4.      En cuarto lugar las Ideas matemáticas: Números, Figuras geométricas.
5.      En último término las Ideas correspondientes a los seres materiales de nuestro universo: Ideas tales como Pelo, Agua, Caballo… Platón duda de la existencia de estas últimas.
Este orden jerárquico puede variar en función de los distintos puntos de vista de los diversos diálogos.
La jerarquía entre las Ideas le lleva a postular, además, una cierta unidad en el ámbito del mundo inteligible. Las Ideas son distintas, pero entre ellas hay cierta unidad (no unicidad como en Parménides). Esta unidad es la gran diferencia con el Ser de Parménides: cada Idea participa de las situadas en un plano superior, por lo tanto, todas participan de la Idea de Bien y, consiguientemente, todas se hallan unificadas (relacionadas) mediante la “Idea de Bien”‖. En La República se afirma la primacía absoluta de la Idea de Bien por encima de todas las demás Ideas. Esto supone que el Bien no es una Idea entre las demás Ideas: es la causa última de todas las Ideas y, por tanto, causa última de todas las cosas. El Bien les da a las demás Ideas el ser y las hace cognoscibles, es decir, es la causa del ser y de la inteligibilidad de todas las Ideas y, por consiguiente, también causa del ser y de la inteligibilidad de todas las cosas. Como veremos más adelante, sólo podemos hablar de conocimiento verdadero cuando se conoce la Idea de Bien; sólo podrá ser definido como “sabio”‖aquel que conozca la Idea de Bien y sólo éste será el que esté capacitado para gobernar la polis. (Recordemos la intencionalidad ético-política y cognoscitiva que señalábamos más arriba). Dicho esto, está plenamente justificado que para Platón la Idea de Bien sea distinta, más hermosa y digna de mayor consideración que todas las demás, pues todo, absolutamente todo, está subordinado necesariamente al Bien.
Pero en el mundo de las Ideas también se halla el “alma del mundo” o alma cósmica, que mueve y ordena el cosmos, como organismo animado que es, y las “almas humanas” antes de encarnarse. Por último, entre este mundo y el mundo sensible se encuentra un ser intermedio, el Demiurgo, que tiene la función de artesano y ordenador cósmico de una materia preexistente, amorfa y caótica.

Mundo sensible y mundo inteligible
La teoría de las Ideas supone, por tanto, un dualismo ontológico: hay dos mundos: el mundo sensible y el mundo inteligible (ejemplificados en el mito de la caverna). Entre ambos mundos, el inteligible y el sensible, existe un abismo. Son dos órdenes de realidad completamente distintos, pero, dado que el ser del mundo sensible radica en el mundo inteligible, debe haber algún tipo de relación entre ellos. Esta relación es descrita por Platón con los términos participación (las cosas sensibles, que no tienen ser por sí mismas, participan del ser de las Ideas. Por ejemplo, las acciones o leyes son más o menos justas, en la medida en que participan de las Ideas); imitación (las cosas sensibles imitan en su ser a las Ideas, por lo que tienden a su perfección. De ahí que Platón postule que toda Idea es para el mundo sensible un ―para que‖, un fin, el ideal al que todas las cosas deben aspirar); presencia (las Ideas están en la cosas en tanto que su esencia); y finalidad (las cosas aspiran a ser Ideas).
No obstante, todas estas formas de relación entre el mundo sensible y el mundo de las Ideas son problemáticas. El propio Platón se las cuestiona.









Génesis del mundo sensible

La teoría de las Ideas permite a Platón construir, por una parte, una teoría de lo que hoy consideraríamos “valores”‖ y, por otra, una interpretación del universo (cosmos) como la realización de un orden ideal, que plasma el Demiurgo (“artesano”‖ o “genio ordenador”) sobre la materia eterna de acuerdo con las Ideas, como nos cuenta en el Timeo, uno de los diálogos de vejez.
Para ello recurre al mito del Demiurgo y narra el proceso de fabricación del mundo sensible. Teniendo como modelo el mundo inteligible, el Demiurgo ordena la materia caótica y eterna configurando en el espacio (“receptáculo universal”) un cosmos concebido como un gigantesco organismo vivo al que dota de un Alma cósmica (explicación organicista del universo). Este cosmos es esférico es esférico (dado que la esfera es la figura más perfecta). En el centro del cosmos está la Tierra, después las esferas de los planetas y la de las estrellas fijas. El movimiento en conjunto se hace sobre la base de armonías musicales y proporciones numéricas (en la línea pitagórica) y de acuerdo con el tiempo que es “la imagen móvil de la eternidad”.
La explicación que da Platón en el Timeo sobre la physis puede definirse como optimista: el Demiurgo es “el mejor de los hacedores” y el modelo, el mundo inteligible, el más perfecto, de ahí que este mundo sea el mejor de los posibles; su imperfección procede de la materia.
Interesa especialmente recalcar que ésta es una explicación finalista: frente al materialismo presocrático y al mecanicismo en el que había desembocado Demócrito y loas atomistas, la teoría platónica establece una concepción finalista o teleológica. El mundo de las Ideas constituye no sólo el modelo (causa formal), sino también el para qué del cosmos (causa final). Por primera vez se introduce, además, una cusa inteligente ordenadora, el Demiurgo (influencia de Anaxágoras)
No obstante, Platón deja claro en el Timeo que esta explicación sobre la génesis del mundo sensible, es sólo un discurso “verosímil”, puesto que se está hablando de algo que no es completamente real, como las Ideas, y sólo cuando hablemos de estas podemos hablar de verdad y ciencia.


Teoría del conocimiento

La teoría del conocimiento está estrechamente ligada con la duplicación del mundo que realiza Platón: el mundo inteligible y plenamente real de las Ideas, y el mundo sensible de las cosas. En consecuencia, establece que, ya que hay dos órdenes de realidad, debe haber dos tipos de conocimiento: el conocimiento inteligible y el conocimiento sensible. En esta distinción del conocimiento está influido por Parménides, pues reinterpreta la distinción parmenídea entre vía de la Verdad y vía de la Opinión como conocimiento inteligible y conocimiento sensible, respectivamente.
Para Platón, el verdadero conocimiento sólo es posible si tiene por objeto lo real, es decir, el mundo inteligible, las Ideas. Pero la teoría de las Ideas plantea un grave problema: ¿cómo podemos conocer las Ideas, si éstas pertenecen a otro mundo distinto del nuestro (el mundo inteligible)? ¿Cómo podemos pasar del conocimiento sensible al conocimiento inteligible y, así, conocer las Ideas?
Para responder a estos interrogantes, Platón ofrece a lo largo de sus obras tres explicaciones: una mítica: la teoría de la reminiscencia, otra filosófico-intelectual: la teoría de la dialéctica, y otra filosófico-emocional: la teoría del amor.

Teoría de la reminiscencia o anámnesis: el conocimiento como recuerdo
Platón hace referencia directa a esta teoría en el mito del carro alado (Fedro), que expondrá en el apartado Antropología. En este contexto mítico, el alma preexiste al cuerpo y vive y se mueve en el mundo de las Ideas; éste es su sitio y su casa. Antes de caer en la prisión del cuerpo (encarnarse), se dedicaba a contemplar el mundo de las Ideas (esto es, conocía intuitivamente las Ideas y ―convivía‖ con ellas). Por alguna causa, que el filósofo no acaba de concretar, el alma cayó de ese mundo y se encarnó en el cuerpo. Ya dentro del cuerpo una especie de velo hizo que el alma no recordase con claridad su vida en el mundo de las Ideas. Con todo, el olvido no es total ni definitivo: ahora debe realizar un proceso de purificación mediante la recuperación del saber olvidado (las Ideas se encuentren en nosotros de un modo innato: no aprendido, no adquirido a partir de las sensaciones). Por esto, cuando a través de los sentidos, percibimos objetos sensibles —reflejo y copia de las Ideas—, recordamos las Ideas de las que esos objetos son copias. Los fenómenos sensibles no hacen sino despertar en nosotros lo que ya conocíamos antes de las reencarnaciones, traer a la conciencia lo que estaba velado: la verdadera realidad. Así, cuando estamos ante un caballo ¿cómo sabemos que eso es un caballo? La explicación es fácil ―porque ya habíamos contemplado anteriormente la Idea Caballo‖. De ahí que conocer no sea propiamente aprender, sino recordar lo ya visto. La educación en Platón estará en función de ese progresivo acercamiento a las Ideas.
Es cierto que a través de las sensaciones no se conoce la verdad, sólo se obtiene opinión. Sin embargo, Platón les concede un cierto valor: el de despertar el proceso de recuerdo (de conocimiento). Así, por ejemplo, la visión de un objeto redondo nos trae a la mente el recuerdo del círculo perfecto que nuestra alma contempló en su anterior estancia. El conocimiento sensible tiene, pues, un valor instrumental: sirve de ocasión (estímulo) para el recuerdo.
Esta teoría de la reminiscencia es utilizada también como argumento en favor de la inmortalidad del alma, en el diálogo Fedón, uniendo de este modo tres elementos fundamentales de su sistema: naturaleza humana, inmortalidad y conocimiento.
En el Fedón, Cebes le dice a Sócrates que, si es cierto que aprender es recordar, como tanto repite, esto exige que se aprendiese anteriormente lo que ahora se recuerda, lo que sería imposible si no hubiese existido el alma en alguna parte antes de llegar a estar en figura humana. Esto es, que el alma debe ser inmortal.

Teoría de la dialéctica: el conocimiento como ascenso hacia el Bien. Grados del conocimiento
Lo más importante de la epistemología platónica está contenido en la República, en el famoso pasaje del símil de la línea, al final del libro VI. La idea básica es que Platón distingue diversos niveles o grados de conocimiento según sus objetos; dicho de otro modo, la epistemología está determinada por la ontología. El mito de la caverna, al principio del libro VII de la República, ilustra en igual medida lo expuesto en el símil de la línea: el paralelismo entre los distintos grados de conocimiento y los grados de ser.
Platón parte de la distinción fundamental entre ciencia (episteme), que es el conocimiento absolutamente verdadero, y opinión (doxa), que es un conocimiento de segundo orden, que sólo produce parecer. Esta distinción se vincula a la teoría sobre la realidad: opinión y saber son dos formas de conocimiento distintas porque sus objetos son también distintos. La opinión (o conocimiento sensible) recae sobre los seres físicos, el mundo sensible, y la ciencia (o conocimiento inteligible) tiene como objeto las Ideas universales y necesarias, el mundo inteligible.
Ciencia y opinión se subdividen, a su vez, en dos grados diferentes cada uno. El resultado final es que Platón establece cuatro grados de conocimiento distintos, porque existen cuatro grados de realidad.
─ Opinión (doxa):
1. Imaginación (eikasia): es el conocimiento de las imágenes, sombras o reflejos de las cosas sensibles (sea en el agua o en superficies de cuerpos opacos, lisos y brillantes), así como de los seres de ficción, de los seres mitológicos o de las invenciones de los poetas.
2. Creencia o fe (pistis): es el conocimiento de los objetos del mundo sensible (todo ser vivo: plantas, animales, u hombres, y de todo lo que éstos fabrican).
 ─ Ciencia (episteme):
3. Pensamiento o razón discursiva (dianoia): es el conocimiento de los números, figuras o cuerpos geométricos. La ciencia correspondiente a este grado son las matemáticas.
4. Inteligencia o razón intuitiva (noesis): es el conocimiento de las Ideas. Consiste en la intuición o captación directa (visión intelectual) de las Ideas, sin necesidad de recurrir a imágenes sensibles como en las matemáticas. Es el grado de conocimiento más alto y el más riguroso, pues sólo se refiere a las Ideas. La ciencia correspondiente a este grado de conocimiento es la dialéctica
La dialéctica tiene por objeto la verdadera realidad, las Ideas, pero es muy importante tener en cuenta que, tal y como se escenifica en el mito de la caverna, el conocimiento se nos presenta como un ascenso. La dialéctica es, entonces, un método mediante el cual ascendemos de forma gradual desde el modo de conocer más “bajo” (eikasía, imaginación) hasta el más “sublime” (nóesis, inteligencia o razón intuitiva); un proceso, pues, que va desde las cosas hasta la Idea suprema (la Idea de Bien). A este ascenso Platón lo llamó también dialéctica; y nos lo presenta como un progreso difícil en el que el alma ha de acostumbrase al razonamiento, apartándose y alejándose de los sentidos y de sus objetos. La disciplina fundamental para eso son las matemáticas que, desde sus distintas ramas (aritmética, geometría, astronomía e, incluso, música) ejercitan en el razonamiento puro (razón discursiva), y así permiten alcanzar las relaciones lógicas universales y el verdadero conocimiento: el conocimiento de las Ideas. A este respecto, se cuenta que en la puerta de la Academia había grabada la siguiente frase: “Nadie entre aquí sin saber matemáticas”. Sin embargo, para Platón, las matemáticas, por tratar de entidades que están a medio camino entre el mundo sensible y el mundo inteligible no son una ciencia propiamente dicha como lo es la dialéctica, sino sólo una enseñanza preparatoria para el estudio de la dialéctica.
En el símil de la línea, Platón explica que el conocimiento matemático y el conocimiento de las Ideas, la dialéctica difieren de raíz. Las matemáticas son un grupo de saberes particulares, pues estudian una parte del mundo inteligible (los números, figuras) prescindiendo del resto; además, aunque los objetos de los que se ocupa el matemático no son particulares y cambiantes ni tampoco captables mediante los sentidos (por ejemplo, el geómetra no estudia las ruedas de los carros, ni siquiera el gráfico circular que dibujamos en la pizarra, sino esos objetos ideales llamados círculos o circunferencias), el matemático necesita apoyarse en imágenes sensibles (dibujos, artes mecánicas…) para resolver problemas o realizar sus demostraciones, con lo cual no estamos todavía en el grado más alto del conocimiento, que es ya totalmente abstracto (noesis). Pero la diferencia fundamental entre las matemáticas y la dialéctica es que las matemáticas proceden por hipótesis para, a partir de ellas, sacar conclusiones, pero no fundamentan esas hipótesis (por lo que no dejan de ser meras hipótesis), o lo que es lo mismo, dan por supuesto sus objetos (parten de que hay números, figuras) sin dar razón de ellos.
Por el contrario, la dialéctica es un conocimiento que asciende por medio de la razón; se consideran las hipótesis no como principios últimos, sino como simples supuestos que, a modo de peldaños y puntos de apoyo, sirven para elevarse hasta el principio de todo que ya no es hipotético. Y una vez alcanzado ese principio, desciende de nuevo abarcando todas las consecuencias que de él se derivan, sin servirse en absoluto de nada sensible, sino solamente de las Ideas mismas. Según esto, Platón distingue entre la dialéctica ascendente (anaíresis) y la descendente (diaíresis). La primera representa el camino que el alma debe recorrer desde las cosas y los objetos matemáticos hasta las Ideas, partiendo de hipótesis que se tomarán como simples supuestos que servirán de trampolines o peldaños para ascender hasta las Ideas. A partir de ahí, el alma, valiéndose exclusivamente del poder dialéctico de la razón, de argumentos y refutaciones, debe ir de Idea en Idea, sin recurrir a nada sensible, hasta alcanzar el Bien en sí. Esto se refleja muy bien en el mito de la caverna, en el que la dialéctica ascendente está representada por el camino que recorre el prisionero liberado a partir del momento en que sale al exterior de la caverna, y que culmina con la visión del sol (representación metafórica de la Idea de Bien). Por otra parte, la dialéctica descendente consistirá en la aplicación del conocimiento alcanzado acerca de lo inteligible y eterno, al mundo de lo sensible, y en particular al ámbito político. En efecto, una vez contempladas la Idea de Bien y las restantes Ideas, el filósofo debe ocuparse de los asuntos humanos y asumir la dirección política de la polis, gobernando el Estado y su propia vida a la luz del conocimiento de esos principios eternos. En el mito de la caverna esto se representa simbólicamente con la vuelta del prisionero liberado al mundo de sombras en el que viven sus antiguos compañeros de prisión.
Debe quedar muy claro que bajo el nombre de dialéctica Platón recoge tanto el grado más alto de conocimiento y su ciencia correspondiente, que tiene por objeto las Ideas o esencia de las cosas, como el método propio de la filosofía que permite el acceso al mundo de las Ideas y, concretamente, el acceso a la Idea de Bien
El método dialéctico platónico conserva los elementos fundamentales de la maiéutica socrática se nos presenta como un diálogo en el que los participantes proponen tesis contrapuestas (de ahí el nombre de dialéctica), cuyo valor es críticamente discutido, hasta que se llega a la definición correcta. Ésta expresa la esencia de lo que se buscaba, es decir, la Idea. Así, por ejemplo, ocurre en el diálogo República con la investigación sobre qué es la justicia.
Por último, la dialéctica —proceso estrictamente intelectual— posee un importante apoyo emocional: el amor (eros).
















Teoría del amor (eros)

El amor es también una vía de acceso a lo inteligible, un medio de ascender a las Ideas. Se trata de una dialéctica pasional. Platón atribuye al eros un papel muy importante en la filosofía, pues es el amor-deseo lo que espolea al filósofo hacia el mundo de las Ideas y le dedica sus dos bellos diálogos: Banquete y Fedro. En el Banquete afirma que este amor-deseo (eros significa amor, pero vinculado al deseo, amor sexualizado) comienza siendo atracción por las cosas bellas del mundo sensible, por los cuerpos bellos. Pero una vez encendido, el deseo no se satisface en el mundo sensible y el alma, empujada por este deseo, inicia una ascensión que le lleva del amor a la belleza física de los cuerpos al amor a la belleza del alma, y de éste al amor a la belleza de las instituciones y de las leyes, luego a la belleza del orden matemático, y finalmente al amor a la Belleza-en- sí. El amor platónico es, pues, ascensión hacia la Belleza.
El Fedro refiere lo mismo, pero en el contexto mítico del alma representada como un carro alado y con referencia directa a la reminiscencia. El alma que ha caído a la tierra ha olvidado y ha perdido sus alas; ―pero viendo la hermosura de este mundo, y acordándose de la verdad, toma alas y, una vez alada, desea emprender el vuelo‖. Por ello el ―amor es filósofo‖. La razón de ese amor por las Ideas es la afinidad del alma con las Ideas.
En conclusión, la dialéctica y el amor son los medios para acceder al mundo de las Ideas. Y si hay que prepararse para esta ascensión, recordemos que las matemáticas sirven de propedéutica (de enseñanza preparatoria), pues ellas dan ―un fuerte impulso hacia la región superior‖, ya que arrancan del mundo sensible del devenir e introducen en la contemplación de objetos inteligibles (Ideas).



Academia de Atenas

La Academia fue la escuela filosófica fundada por Platón​ alrededor del 387 a. C. ​ en los jardines de Academos en Atenas. Destruida durante la primera guerra mitridática y refundada en el 410 d. C., fue clausurada definitivamente por el emperador Justiniano en el 529 por ser un foco de paganismo. Dedicada a investigar y a profundizar en el conocimiento, en ella se desarrolló casi todo el trabajo matemático de la época. También se enseñó medicinaretórica y astronomía. Sin embargo, su inclinación por los estudios matemáticos le llevó a poner en el frontispicio de la Academia la siguiente inscripción: «Ἀγεωμέτρητος μηδείς εἰσίτω» (‘Aquí no entra nadie que no sepa geometría’). Puede ser considerada como un antecedente de las universidades.

Localización
El lugar donde se levantó era un olivar sagrado dedicado a la diosa de la sabiduría, Atenea, en las afueras de Atenas. Había abrigado ritos religiosos desde la edad del bronce, y allí Academo, que daría nombre al lugar, había dedicado culto a los Dióscuros Cástor y Pólux. Otras manifestaciones religiosas atenienses en este sitio estaban relacionadas con el culto a Prometeo y a Dioniso. En el camino desde Atenas estaban los sepulcros de sus ciudadanos.
La Academia estuvo cerrada casi cinco siglos luego de que los romanos conquistaran la ciudad de Atenas en el año 86 a. C.

Historia
Tuvo tres grandes períodos:
§  Academia antigua, integrada por los discípulos más cercanos a Platón y los subsiguientes hasta el 260 a. C. aproximadamente. La formaban, entre otros discípulos: Espeusipo (sobrino de Platón), Xenócrates de CalcedoniaPolemónCrates de TriasioCrantor de SoliFilipo de OpunteHeráclides PónticoEudoxo de Cnido o Arquitas de Tarento (pitagórico también), cuya obra no se ha perpetuado, pero que seguían la doctrina de su maestro: que el conocimiento está basado en creencias verdaderas justificadas.
§  Academia media, fundada y representada por Arcesilao de Pitana en 244 a. C. Se caracteriza por la vuelta al método socrático, mediante el empleo de la ironía, la interrogación y la duda en las controversias filosóficas. También predomina una inclinación escéptica en ella. Sobresale también Carnéades.
§  Academia nueva, a partir de 160 a. C. y representada por Carnéades y/o Filón de Larisa, según los diferentes historiadores de la filosofía. Sin caer en un escepticismo absoluto, enseñaba que no se puede alcanzar más que lo probable, es decir, que es imposible tanto la certeza total como la incertidumbre completa. Con Antíoco de Ascalón toma un giro ecléctico.
Hay quien admite incluso una cuarta y una quinta Academia, cuyos representantes serían Filón de Larisa y Antioco de Ascalón, más cercanos a las doctrinas de Platón, que intentaron conciliar con el estoicismo.

Alumnos
§  El más famoso de los alumnos de Platón fue Aristóteles, aunque luego abrió su propio centro de enseñanza, el Liceo.
§  Eudoxo de Cnidos, genial matemático y astrónomo que desarrolló un modelo planetario.
§  Heráclides Póntico, astrónomo y seguidor de las teorías de Pitágoras.
§  También estudiaron allí, entre otros, el emperador JulianoBasilio de Cesarea y Gregorio Nacianceno en la década del 350. Estos dos últimos, cristianos y teólogos, unieron a sus enseñanzas cristianas la idea de que la cultura clásica debía respetarse.

Clausura
Damascio el Diádoco reorganizó la escuela neoplatónica a la muerte de Proclo (485), dedicando su vida al estudio de la obra de Platón y Aristóteles. Justiniano, que deseaba la unidad religiosa para garantizar la hegemonía del Imperio bizantino, dictó un edicto en 529 proscribiendo prohibiendo la enseñanza de la filosofía griega y obligando a cerrar las escuelas de Atenas, su último asilo.



Obras filosóficas

Platón elige el diálogo como forma de expresión de su pensamiento; quizá como tributo a su maestro Sócrates a quién, por lo demás, convierte en interlocutor de prácticamente todos ellos; o quizá por el influjo de su época. Su obra se puede dividir en varios períodos, según distintos criterios, siendo una de las clasificaciones más aceptadas la cronológica:



Diálogos de juventud (28-38 años)
Los diálogos de juventud están dominados por los temas de carácter socrático, y en ellos Platón se mantiene fiel a lo enseñado por Sócrates. Son de esta época los viajes a Megara, Cirene, Egipto e Italia
§  Apología de Sócrates (el conocido retrato socrático del joven Platón)
§  Critón (Sócrates en la cárcel sobre problemas cívicos)
§  Laques (El valor)
§  Lisis (La amistad)
§  Cármides (La templanza)
§  Eutifrón (La Piedad)
§  Ión (La poesía como don divino)
§  Protágoras (¿Es enseñable la virtud?) (Hay una versión bilingüe griego/español de esta obra en internet, en las páginas del Proyecto Filosofía en español, (filosofia.org), pero necesitarás instalar la fuente griega para poder verla correctamente: la encontrarás en la página de la biografía y obras de Platón, del mismo sitio.)
Diálogos de transición (38-41 años)
En éste período Platón vierte en sus diálogos algunas opiniones que no podemos considerar estrictamente socráticas, comenzando a introducir elementos de su propia cosecha, algunos de los cuales apuntan ya hacia la teoría de las Ideas. Tiene lugar en ésta época el primer viaje a Siracusa (Sicilia) a la corte de Dionisio primero y la amistad con Dión. El objeto del viaje fracasa, siendo vendido por Dionisio como esclavo en Egina y rescatado por un conciudadano.
§  Gorgias (Sobre retórica y política)
§  Crátilo (Sobre la significación de las palabras)
§  Hipias mayor y Menor (Sobre la belleza el primero, y sobre la verdad del segundo)
§  Eutidemo (Sobre la erística sofista)
§  Menón (¿Es enseñable la virtud?)
§  Meneceno (parodia sobre las oraciones fúnebres)

Diálogos de madurez (41-56 años)
En estas obras encontramos ya el pensamiento de Platón en toda su dimensión. La influencia de Sócrates es mínima, y el pensamiento que expresa en los diálogos responde estrictamente al pensamiento de Platón. Su actividad se centra fundamentalmente en la Academia en Atenas.
§  Fedón (Sobre la inmortalidad del alma, el último día de Sócrates en prisión)
§  Banquete (Sobre el amor)
§  República (Sobre política y otros asuntos: metafísicos, gnoseológicos, etc.)
§  Fedro (Sobre el amor, la belleza y el destino del alma)
Diálogos críticos y vejez (56-80 años)
a.      (369-362, de los 56 a los 63 años): Revisión crítica de la teoría de la Ideas y de algunas de sus consecuencias, aunque ello no signifique que sean abandonadas. Segundo (369) y tercer (361) viaje a Italia a la corte de Dionisio II, quien al poco tiempo rechazó su educación.
§  Parménides (Crítica de la teoría de las ideas)
§  Teeteto (Sobre el conocimiento)
§  Sofista (Lenguaje, retórica y conocimientos)
§  Político (Sobre política y filosofía)

b.      (361-347, de los 64 a los 78 años): Creciente pesimismo de Platón, si nos atenemos al contenido de sus obras últimas, que ya en la fase crítica parecían inclinarse hacia el predominio de los elementos místico-religiosos y pitagorizantes de su pensamiento.
§  Filebo (El placer y el bien)
§  Timeo (Cosmología)
§  Critias (Descripción de la antigua Atenas, mito Atlántida...)
§  Las Leyes (La ciudad ideal, revisión pesimista de la República)
§  Carta VII (en esta carta Platón nos presenta su conocida y breve autobiografía)





Cronología
La vida de Platón en su contexto histórico y cultural:
Año
Vida y obras
Arte y literatura
Política y sociedad
-430


Poco después del comienzo de la Guerra del Peloponeso (- 432 a - 404) Atenas se verá asolada por una plaga que reducirá su población a un tercio, y durará tres años. Se cree que Pericles murió en el - 429 a causa de ella, así como sus hijos.
-428
Fecha probable del nacimiento de Platón (o, según otros, el - 427)

Tercera invasión del Ática por los espartanos.
Sublevación de Mitilene.
-427


Cuarta invasión del Ática.
Mitilene se rinde a Atenas, mientras que Platea lo hace, a su vez, a Esparta.
Tiene lugar una contienda civil enCorcira.
Atenas toma Minoa.
-426


Nicias, al frente de las tropas atenienses, derrota a los tebanos en la batalla de Tanagra
Demóstenes derrota a los espartanos en Etolia, en la batalla de Olpae.
-425

"Los Acarnienses" de Aristófanes (- 440 a - 387)
- 425. Muere Herodoto
Quinta invasión del Ática.
Los atenienses ocupan Pilos y obtienen una victoria sobre los Espartanos en Esfacteria.
-424

"Los caballeros" de Aristófanes
Agorácrito y Alcámenes alumnos de Fidias.

Atenas toma Nicea y Citera.
Invasión ateniense de Beocia y derrota en Delio.
Brásidas en Tracia.
Tucídides, el historiador, tiene que exiliarse.
-423

"Las nubes" de Aristófanes

-422

"Las avispas" de Aristófanes
Batalla de Anfílopis (mueren Brásidas y Cleón).

-421

"La paz" de Aristófanes
Hipócrates en su apogeo.
La paz de Nicias
Del - 421 al - 404 el sistema de Pericles permanecerá más o menos intacto, lo que impide el desmoronamiento de Atenas
Protagonismo político de Antifón y Alcibíades.
-420


Alcibíades en el Peloponeso: alianza entre Atenas y Argos.
-418


Batalla de Mantinea,con la victoria de Esparta ante Argos y sus aliados.
-416 -415


Los atenienses saquean Melos.
-415

"Las troyanas" de Eurípides
Expedición ateniense a Sicilia, inspirada por Alcibíades, que fracasará.
Alcibíades es destituido y se refugia en Esparta.
-414


Sitio de Siracusa
-413

Apogeo de Calímaco y Peonio, escultores.
Derrota ante Siracusa. Destrucción de las fuerzas atenienses, pese a los refuerzos enviados, lo que suponfrá el fin de la expansión de Atenas.
-411


Los oligarcas toman el poder en Atenas y desmantelan la democracia.
-410

Restauración de la democracia
-407
Platón conoce a Sócrates


-406

Mueren Sófocles, Eurípides e Hipócrates

-405

Apogeo de Meidias, ceramista,. considerado el máximo exponente del estilo florido.

La flota ateniense es destruida por los espartanos en Egospótamos, lo que llevará a la claudicación de Atenas ante los espartanos.
Nace Dionisio de Siracusa (escribió tragedias que se representaban en Atenas)
-404


Derrota ante Esparta, rendición de Atenas. Fin de las guerras del Peloponeso.
Esparta impone a Atenas la tiranía de los Treinta.
-403

- 401. Muerte de Protágoras
Restauración de la democracia, ante la indiferencia de los espartanos, que no intervienen.
-399
Son de esta época los viajes a Megara, Cirene, Egipto (?) e Italia (Arquitas de Tarento)
(- 399 a - 389, de los 28 a los 38 años) Diálogos de juventud. Platón expone el pensamiento socrático.
- Apología de Sócrates
- Critón
- Laques
- Lisis
- Cármides
- Eutifrón
- Ión
- Protágoras
Muerte de Sócrates.

La democracia ateniense intentará reponerse de la derrota ante Esparta entrando en una fase en la que, desprovista de líderes que consigan un consenso suficiente, la habilidad retórica de los ciudadanos marcará su devenir y la toma de sus decisiones políticas. Destruida su flota por Esparta, Atenas no volverá a recuperar el control de las rutas comerciales ni su poderío militar, e irá cediendo ante el empuje de Macedonia, al igual que el resto de Grecia, aunque se mantendrá como referente cultural para toda la Hélade durante el siglo IV.
Muere Agis II, rey de Esparta, a quien sucederá Argesilao
-398
Platón abandona Atenas y visita Megara.
Posteriormente regresa a Atenas. Viaje y estancia en Tarento, en la escuela pitagórica de Arquitas.

- 397. Dionisio de Siracusa ataca la Sicilia cartaginense y toma posiciones.

-396

Muere Tucídides.
Dionisio retrocede ante la respuesta de Cartago y recibe apoyo de Esparta.
Comienza la campaña de Argesilao contra Persia.
-395


Los cartagineses pactan su retirada con Dionisio.
Se inicia la Guerra de Corinto. Atenas se alia con Beocia, frente al imperialismo espartano. Situación general de guerra en Grecia.
Atenas comienza la reconstrucción de sus defensas.
-394


Argesilao regresa a Esparta ante la gravedad de la situación.
Dionisio recupera sus posiciones en Sicilia.
-393


Guerra de Tebas y Esparta.
Amintas III, padre de Filipo, reina en Macedonia.
-392

Nace Praxíteles.
Acuerdo de paz entre Siracusa y Cartago.
-389 -386
(- 389 a - 385, de los 38 a los 41 años) Diálogos de transición. Platón comienza a poner en boca de Sócrates elementos que apuntan a sus propias teorías.
- Gorgias
- Crátilo
- Hipias mayor y Menor
- Eutidemo
- Menón
- Meneceno
Tiene lugar en ésta época (-388) el primer viaje a Siracusa (Sicilia) a la corte de Dionisio primero y la amistad con Dión. El objeto del viaje fracasa, siendo vendido por Dionisio como esclavo en Egina y rescatado por un conciudadano.

- 389. Esparta comienza su campaña contra la Arcaniana.
- 388. Argesilao contra Argos.
Antenas consigue mantener el control del Helosponto frente a Esparta, con la victoria de una flota al mando de Ificrates

-387
Fundación de la Academia de Platón
Diálogos de madurez
Su actividad se centra fundamentalmente en la Academia en Atenas.

Paz de Antàlcidas, por la que Esparta reconoce la supremacía de Persia en Asia y Persia la de Esparta en Grecia.
Persia y Siracusa (Dionisio) ante el nuevo éxito ateniense se alían con Esparta y sus tropas entran en el Helosponto. Atenas, forzada a firmar la paz, renunciando de nuevo a su expansión.
Finaliza la Guerra de Corinto,
-386
(- 386 a - 370, de los 41 a los 56 años) Obras del periodo de madurez, con la defensa de la teoría de las Ideas como núcleo de su filosofía.
- Fedón
- Banquete
- República
- Fedro
- 384. Nace Aristóteles en Estagira
- 385. Amintas III es derrotado por la Liga Calcídica. Pella es ocupada por las tropas calcídicas.
- 383. Nueva guerra de Siracusa contra Cartago.
-382


Expedición espartana contra la Liga Calcídica.
Amintas III recupera Pella.
-380

Nace Teopompo, historiador
Tebas contra Esparta.
Atenas máxima potencia del Egeo.
Restablecimiento de la Liga Beocia.
-378


Nueva confederación ateniense.
- 373. Nueva paz de Siracusa con Cartago.
-371

- 370. Muere Demócrito
Batalla de Leuctra. (Epaminondas, general y estadista de Tebas derrota a las tropas espartanas, terminando con su poder militar, que Esparta no podrá ya reconstruir)
-369
Segundo viaje de Platón a Italia a la corte de Dionisio II, quien al poco tiempo rechazó su educación
(- 369 a - 362, de los 56 a los 63 años): Revisión crítica de la teoría de la Ideas y de algunas de sus consecuencias, aunque ello no signifique que sea abandonada.
- Parménides
- Teeteto
- Sofista
- Político


- 370. Muere Amintas III. Alejandro II nuevo rey de Macedonia.
- 368. Alejadro II de Macedonia, asesinado. Regencia de Euridice.
- 368. IV guerra de Siracusa contra Cartago. Dionisio firmará una tregua.
-367
- 366. Segundo viaje a Siracusa a la corte de Dionisio
- 368 / -367: Aristóteles ingresa en la Academia, cuando Platón se encuentra ya en el periodo de revisión crítica de la teoría de la Ideas.
Escopas erige el Templo de Atenea Alea en Tegea, el primero de estilo corintio.
Cefisodoto, escultor.
Muere Dionisio, tirano de Siracusa. Dionisio el joven toma el poder en Siracusa.
Jenofonte, al mando de la caballería ateniense.
-362

Apogeo de Eufránor, pintor y escultor.
Paz de Tebas y Esparta.
Batalla de Mantinea.
Muerte de Epaminondas.
Probable final de la guerra de Siracusa contra Cartago.
- 360. Filipo II nombrado regente de Macedonia.
-361 -348
Tercer viaje a Italia a la corte de Dionisio II, quien al poco tiempo rechazó su educación
(- 361 a - 347 de los 64 a los 78 años): Creciente pesimismo de Platón, si nos atenemos al contenido de sus obras últimas, que ya en la fase crítica parecían inclinarse hacia el predominio de los elementos místico-religiosos y pitagorizantes de su pensamiento. La teoría de las Ideas adquiere un significado predominantemente lógico.
- Filebo
- Timeo
- Critias
- Las Leyes
- Carta VII
- 359. Grecia: Praxíteles, Nicias y Paucias, pintores.
- 355. Muerte de Jenofonte
- 351. Briaxis, Leocares, Timoteo y Escopas eculpen el mausoleo.
- 351. Arístides y Nicómaco pintores.
- 351. Lisipo, escultor.
- 358. Filipo II se autorpoclama rey de Macedonia.
- 357. Atenas combate contra Macedonia.
Victoria de Filipo II sobre los foceos.
- 356. Nace Alejandro (el Magno) hijo de Filipo II de Macedonia.
- 356. Eróstrato incendia el Templo de Artemisa de Éfeso.
- 356. Dión, con apoyo de Cartago, entra en Siracusa.
- 354. Dión, asesinado por Calipo, uno de sus aliados. Siracusa entra en una época de inestabilidad y decadencia.
- 352. Los macedonios conquistan Tesalia.
- 352. Atenas cierra el paso a las tropas de Filipo II en las Termópilas.
- 351. Grecia: Dominio macedónico.
- 351. Demóstenes entra en la vida política.
- 351. Esquines, jefe del partido macedónico en Atenas.
-347
Muerte de Platón
Espeusipo queda al frente de la Academia.


























SOCRATES VIDA Y OBRA



INTEGRANTES: MIRIAM MAQUERA EMANUEL RAMOS LUIS
MEDXAMI LAURA ROQUE ANDRE MAMANI DAVILA


INDICE

CAPITULO I                                                                                                           pag. 04

Introducción                                                                                                            pag. 04
Reseña histórica                                                                                                    pag. 05

CAPITULO II                                                                                                          pag. 07

Aportes principales de sócrates a la filosofía                                                    pag. 07
Análisis crítico de los conceptos de la vida                                                       pag. 07
Una mirada objetiva sobre concepciones sociales                                          pag. 07
El dialogo y la argumentación                                                                             pag. 08
Claves de un diálogo socrático                                                                           pag. 08
La verdad                                                                                                    pag. 08
La universalidad                                                                                        pag. 08
La nada                                                                                                       pag. 09
El clima                                                                                                        pag. 09
Los otros                                                                                                      pag. 09
Tipos de diálogos                                                                                       pag. 10
Diálogos socráticos en el jardín de Epicuro                                          pag. 10
Diálogos socráticos al natural                                                                 pag. 10
Diálogos socráticos para empresas                                                        pag. 10 Aplicación de la mayéutica                                                                                  pag. 10
La ironía y la dialéctica socráticas                                                                      pag. 12
El amor y la belleza según sócrates                                                                   pag. 12
Continuidad mediante la enseñanza                                                                pag. 16
Interés en la psique                                                                                               pag. 17
Autoconocimiento y cuidado del alma. La psyché humana                          pag. 17 Ética y moral                                                                                                                        pag. 18
La ética de sócrates es racionalista. En ella encontramos                            pag. 19 La tesis de origen sofista de que la virtud                                                                        pag. 19 Puede ser transmitida o enseñada
Método inductivo                                                                                       pag. 20
Método lógico inductivo                                                                            pag. 22
Inducción completa                                                                       pag. 22
Inducción incompleta                                                                   pag. 22

CAPITULO III                                                                                                         pag. 26

Creencias religiosas de sócrates: ¿es inmortal el alma?                                Pag. 26
Frases de sócrates                                                                                                pag. 27
Significado de “solo sé que nada se”                                                     pag. 27 Apología de sócrates                                                                                             pag. 28
Actitud frente a la política                                                                                     pag. 29


CAPITULO IV                                                                                                         pag. 30

El dialogo como centro de la indagación filosófica                                         pag. 30
La ironía                                                                                                                  pag. 30
Aspectos de la ironía socrática                                                                            pag. 30
La aparición de sócrates                                                                                      pag. 31
Sócrates no fue moralista                                                                                    pag. 32
El concepto socrático de virtud                                                                            pag. 32

CAPITULO V                                                                                                          pag. 33

Diferencia entre sofistas y sócrates                                                                    pag. 33 Modo de enseñar                                                                                                       pag. 33
Adopta un método totalmente opuesto                                                  pag. 33
La finalidad de su enseñanza                                                                 pag. 33
Su pensamiento                                                                                        pag. 33
El anti-relativismo socrático                                                                                 pag. 34
Intelectualismo moral                                                                                            pag. 34

CAPITULO VI                                                                                                         pag. 36

Fuentes de sócrates                                                                                              pag. 36
La comedia de Aristófanes                                                                                   pag. 36
Las nubes                                                                                                   pag. 36
Representación                                                                                         pag. 36
Argumento de la obra                                                                               pag. 36
Fidípides y estrepsíades discuten ante sócrates,                                             pag. 37 Que está en un cesto colgante
La visión de sócrates y los sofistas                                                                     pag. 37

CAPITULO VII                                                                                                        pag. 38

Los diálogos de platón                                                                                          pag. 38
Diálogos de juventud (de los 28 a los 38 años) (399-389)                  pag. 38
Diálogos de transición (de los 38 a los 41 años) (389-385)               pag. 38
Diálogos de madurez (de los 41 a los 56 años) (386-370)                 pag. 39 Diálogos críticos y de vejez (de los 56 a los 80 años) (370-347)       pag. 39
Los escritos de Jenofonte                                                                                    pag. 39
Sócrates según Jenofonte                                                                                   pag. 40

Conclusiones                                                                                                         pag. 44

Bibliografía                                                                                                              pag. 45


SOCRATES VIDA Y OBRA


CAPITULO I


INTRODUCCIÓN


El pensamiento filosófico se divide en cuatro grandes fases históricas. La primera de ellas es la etapa griega, la cual abarca desde el siglo VI antes de Cristo (A.C.) , hasta el siglo III después de Cristo (D.C.); la etapa Medieval, que empieza en el siglo IV y termina en el siglo XIV; la etapa moderna que se inicia con el Renacimiento, siglo XV y se prolonga hasta el siglo XIX, por último está la etapa contemporánea, que empieza a finales del siglo XIX y perdura hasta nuestros días. Ahora bien, haciendo énfasis en la etapa griega, y destacando el contexto histórico de ella, se desarrolla en tres períodos, a saber, la filosofía preática, la cual integra a los llamados antiguos físicos, quienes argumentaron sobre la realidad natural, considerando que nada es definitivo y perfecto, nunca se repiten dos veces la misma cosa y todo es relativo, además razonan los principios de la dualidad y la funcionalidad de los opuestos naturales, es decir, la lucha cíclica entre lo positivo y lo negativo.

El segundo período lo abarca la filosofía ática, cuyos exponentes son los sofistas, destaca que el hombre es la medida de todas las cosas; encontramos tres tesis, la primera es que nada existe, la segunda es que si algo por acaso existiera no podría ser conocido, y por último, si pudiera ser conocido, no podría ser expresado, predicando así un relativismo absoluto, a manera de ejemplo, una pregunta relativista absoluta sería, ¿el cinco existe?, ¿el seis existe?, etc.

También en este periodo, aparece la Edad de Oro de la filosofía ática cuyos máximos exponentes son Sócrates, Platón y Aristóteles. El primero no busca el saber científico, sino conocerse así mismo, su anhelo es enseñar la virtud, el hombre nunca podrá saberlo todo. Mediante la dialéctica y la Mayéutica, su búsqueda tiende a inducir lo universal de lo particular y a mostrar tanto la inconsistencia de los valores comunes como la inmoralidad de algunos sofistas que cobran por enseñar, por su franqueza y claridad en señalar los males y la corrupción, fue acusado a envenenamiento. Platón, discípulo de Sócrates, cree firmemente en la validez e importancia del conocimiento, se destaca por sus ideas políticas y los derechos de las élites, hace diferencias entre el trabajador común, los soldados y los gobernantes, estableciendo privilegios, según su estatus. Finalmente Aristóteles, discípulo de Platón, afirmó que la única realidad existente está basada en la física y el método del conocimiento científico se lo asigna a la lógica.

El último período de la etapa griega se basará en la filosofía helenístico-romana, subdividida en cuatro corrientes, la primera referida a los Epicúreos, cuyo representante será Epicuro de Samos quién a su vez sostiene que el mundo está conformado por átomos, luego vendrá la corriente de los Estoicos, en la que destacan Pirrón de Elide hace referencia a la inexistencia de la verdad y Timón de Fliunte acepta el hecho de la imposibilidad de conocer la verdad.


RESEÑA HISTORICA


Según Guthrie (2003), menciona que Sócrates no escribió ninguna obra y lo que se conoce de él es por medio de cuatro fuentes, a saber, la mayor parte de lo conocido proviene del historiador Jenofonte, éste manifiesta lo sabio que era, buscaba el conocimiento y la virtud, pero podía tocar la vulgaridad cuando era necesario.

Uno de los que destaca más una imagen idealizada e importante de él, es Platón en sus "diálogos", éste aparece como personaje principal y en su obra "Apología de Sócrates" da una versión del discurso que Sócrates pronunció en su defensa ante los tribunales atenienses, en el juicio en el que se lo acusó de corromper a la juventud y de no creer en los dioses de la polis y finalmente encontramos a Aristóteles, haciendo énfasis en la búsqueda de la felicidad basada en la virtud, enseñanza esta de Sócrates.

Según Domínguez (2004), nace en la antigua Atenas en el año 469 A.C., hijo del escultor                    Sofronisco      y      de      la      comadrona      Faenarete,      después      de recibir educación ateniense normal en música, geometría y gimnasia, practicó las artes de su padre, cuando llegó a la adolescencia se distanció del taller de su padre. Siendo joven fue a la guerra, como todos los atenienses, se acostumbró desde temprano a una vida sobria, laboriosa y dura. No le gustaba el lujo, ni echaba de menos tener riquezas. Participó en varias batallas como soldado de infantería en la de Samos durante el año 440 A.C., en Potidea en 432 A.C., en Delio en 424 A.C. y su última batalla fue en Anfípolis durante el año 422 A.C.

Se dice que en su juventud a la edad de 17 años ya tenía una agudeza en sus razonamientos y su facilidad de expresión, en sus discursos, completándolo con una ironía elegante con la cual hacia enojar grandes pensadores de su época, incluso, esta forma discursiva será tomada como provocadora al final de sus años, cuando los jueces lo acusen y lo sentencien a muerte.

Se casó a los 40 años con Jantipa, una mujer de 19 años con un mal genio, quién puso a prueba su paciencia y moderación en muchas ocasiones, tan era el grado de rebeldía de la mujer o de impaciencia de ella tenía, que después de haberlo insultado, no había logrado alterar aquel hombre. Logrando arrojarle desde una jofaina, agua en la cabeza, sin embargo Sócrates sin perder su serenidad le dijo: "Después de tanto tronar había de seguir el aguacero"

Sócrates era un hombre de figura corpulenta, con vientre prominente, ojos saltones y labios gruesos, poco  ordenado  en  su  vestimenta,  deambulando  por  las  plazas  y mercados de Atenas. Lograba tomar el centro de atención en lugares públicos y le agradaba dialogar con campesinos, mercaderes y artesanos de los cuales se nutría con el conocimiento popular y este a su vez le brindaba las herramientas de la lógica para que ellos lo aplicaran en sus diálogos, muy contrario era cuando se encontraba con gente erudita y con cierto nivel elevado de conocimiento, aquí él le gustaba desempeñar el rol de ignorante y se dedicaba solo a preguntar cada cosa conocida que su interlocutor hablaba, luego de tanto preguntar, dicho interlocutor manifestaba su ignorancia en el tema.


Así que Sócrates mediante la ironía y la mayéutica, por medio de un diálogo en el que el filósofo proponía una serie de preguntas, se daba cuenta y ponía reparos a las respuestas recibidas, de modo que al final fuese posible reconocer si las opiniones originales de su interlocutor eran una apariencia engañosa o de un verdadero conocimiento, en cierto modo, le gustaba destrozar a los egocéntricos eruditos y sabios que encontraba en su camino.

Sócrates pensó que él debía ser el único que reconocía su ignorancia y fue Querefonte quién le manifestó lo sabio que era en toda la región de Atenas, así que logró llegar a la conclusión de que solo hay un bien, el cuál es el conocimiento y solo hay un mal, la cuál era la ignorancia.

Sócrates era un hombre tan superior,  que reconoció los dislates y la falsedad de    la Mitología y sin revelación comprendió que no había ni podía haber sino un solo Dios verdadero.

Sócrates fue acusado por Melito ante el Areópago (tribunal), fue condenado por éste a muerte. Dicha acusación se basaba en que Sócrates no creía en los dioses oficiales y en corromper a la juventud, basado en sus enseñanzas y discursos, éste fue condenado a muerte y a beber "La Cicuta", la cuál era una bebida a base del néctar de esta planta. Sócrates aceptó el veredicto aunque no lo compartió, pero dijo que es mejor obedecer las leyes aún si uno no está de acuerdo, sus discípulos planearon la fuga de él, pero no la aceptó. Muere a los 70 años pese haber demostrado su inocencia en el año 399 A.C.


CAPITULO II



Aportes principales de Sócrates a la filosofía


Sócrates fue un filósofo griego considerado como uno de los más grandes, tanto de la filosofía occidental como de la universal. Fue el maestro de Platón, quien tuvo a Aristóteles como discípulo; estos tres son los representantes fundamentales de la filosofía griega.

Fue el verdadero iniciador de la filosofía en cuanto que le dio su objetivo primordial de ser la ciencia que busca en el interior del ser humano. El método de Sócrates era dialéctico: después de plantear una proposición analizaba las preguntas y respuestas suscitadas por la misma. Sócrates describió el alma como aquello en virtud de lo cual se nos califica de sabios o de locos, buenos o malos, una combinación de inteligencia y carácter.

Es reconocido como el padre fundador de la lógica y de la biología, pues si bien existen reflexiones y escritos previos sobre ambas materias, es en el trabajo de Aristóteles donde se encuentran las primeras investigaciones sistemáticas al respecto.


Análisis crítico de los conceptos de la vida


Sócrates concibió la filosofía moral; es decir, aquella que reflexiona sobre concepciones que hasta el momento eran consideradas actos propios de la naturaleza que carecían de un porqué.

Sócrates introdujo la filosofía y la reflexión en los hogares de Grecia, generando en los interesados nuevas perspectivas sobre las nociones de la vida cotidiana, de las virtudes y los vicios, del bien y el mal.

Introdujo el tratamiento filosófico de todas las cuestiones posibles, ya que para él, ningún aspecto de la vida carecía de importancia.


Una mirada objetiva sobre concepciones sociales


Según los diálogos de Platón, en los que Sócrates es el principal orador, este es mostrado como escéptico ante casi cualquier tema presentado.

El filósofo griego impulsó la búsqueda de una mirada objetiva sobre conceptos sociales, como la justicia y el poder, que para entonces eran dados por sentado o sobreentendidos por el ciudadano común.



Sócrates, al contrario de sus predecesores, centrados en temas científicos, comenzó a abordar por primera vez la problemática de la ética en diferentes prácticas del hombre, así como en lo correcto o incorrecto de su accionar frente a situaciones determinadas.


El dialogo y la argumentación


Sócrates se centraba en la discusión y el debate como principal forma de exposición de ideas. Frente a quienes dudaban de sus habilidades, se presentaba como un ignorante de ciertas temáticas, considerando que solo a través de la discusión de podía enriquecer el conocimiento.

Para el filósofo, la exposición de ideas argumentadas era el resultado de la examinación y reflexión profunda acerca de un tema.

Todas las corrientes y posiciones filosóficas que han surgido desde entonces continúan exponiendo sus ideas de manera sustentada, develando el carácter analítico y no solo contemplativo de la filosofía.
A Sócrates se le atribuye el manejo de las definiciones generales sobre ciertas temáticas y el uso del argumento inductivo para garantizar el intercambio efectivo de ideas.


Claves de un diálogo socrático


·         La verdad

En el diálogo socrático se busca la verdad. Para centrar esta gran exigencia diremos que la verdad significa un compromiso auténtico con el avance en el conocimiento y con la autenticidad de esa búsqueda. En ella no hacemos juegos ni trucos retóricos, no enmascaramos nuestro ser ni nuestras opiniones y pensamientos, ni sacamos el ego, simplemente exponemos y lanzamos lo que humildemente pensamos de verdad y lo sometemos al cuestionamiento de la mesa de construcción colectiva que es el diálogo.

·         La universalidad


Lo que pensamos sobre temas importantes no es relativo ni las opiniones dependen de circunstancias de la manera en que a veces en nuestras conversaciones creemos. Así, buscamos la verdad (o lo intentamos), una respuesta o solución ambiciosa y universal, aplicable a todo ser humano, siempre, en cualquier circunstancia. Aunque esa solución nos dure sólo unas


horas, aspira a tener la solidez de una verdad universal. Sólo esa ambición nos asegura una senda auténtica, comprometida y real. El diálogo no consiste en sumar excepciones hasta no tener respuestas, ni en fingir una aparente flexibilidad mental. Aquí la acción y aplicación práctica de las opiniones asegura la concreción y pone en jaque el falso relativismo mental.

·         La nada


El ruido de la falsedad se impone y se habla sin decir nada, sin contenido, falazmente, como un político, sin mostrarse, excusándose, con máscaras. A veces, no obstante, no hay nada, hay silencio o una opinión todavía por esbozar. No hables de nada pero deja a la nada habitar dentro de ti para dar a luz a algo.

·         El clima


El clima que se genera en el diálogo es de suma importancia. Ha de ser de humanidad, confianza, respeto y cierta intimidad. Los que han participado en alguno siempre se sorprenden de la autenticidad y honestidad con la que se habla aunque las personas no se conozcan. En los equipos, los compañeros de trabajo descubren a la persona que hay detrás del puesto. Es un clima amable, donde no hay juicio de las opiniones vertidas ni valoración de la persona, sólo cuestionamiento de las ideas desde la igualdad.

·         Los otros


El diálogo lo construyen personas y nuestra relación en el grupo marca su desarrollo. Se pone en jaque no sólo nuestra relación con nosotros mismos, sino la apertura que tenemos a los otros y a sus planteamientos, ideas y emociones. Un gran ejercicio de empatía y verdadera apertura mental.


Tipos de diálogos


En Equánima realizamos las siguientes acciones de diálogo socrático:

·         Diálogos socráticos en el jardín de Epicuro


Un ciclo para todo aquel que quiera vivir el diálogo socrático y conocer a Diálogos al natural. Nos inspiramos en el jardín de Epicuro para crear un clima sereno, de confianza y tratamos temas claves de este jardín: la amistad, la relación con la naturaleza, las necesidades básicas, la muerte, etc. En centros culturales o diversos espacios, el último tuvo lugar en la Casa del Lector en Matadero Madrid.

·         Diálogos socráticos al natural


El diálogo en su máxima expresión, retiros de fin de semana en plena naturaleza donde auténticamente recreamos el jardín de Epicuro y dialogamos sentados en la tierra o haciendo caminatas. Toda una experiencia global Dialogo OpenTalQ. La vertiente más urbana y accesible, para un primer contacto. Diálogos socráticos en lugares que inspiran sobre temas actuales. Libres y gratuitos, acude directamente a la cita, atentos a las convocatorias.

·         Diálogos socráticos para empresas


En modalidad in Company o al natural (outdoor de 1 día o más) estos diálogos Socráticos trabajan de forma personalizada los nudos o conflictos de los equipos de trabajo logrando una vuelta a lo básico, transformando la comunicación y permitiendo la revisión y determinación sentidos y objetivos.


Aplicación de la mayéutica


El método mayéutica, basado en la supuesta esterilidad de la comadrona, significa conseguir que el paciente, o el alumno, formule un enunciado general, frecuentemente, aunque no siempre, bajo la forma de explicar "Qué es x" (y a menudo, como es el caso de Teeteto y Menón, después de rechazar como inadecuada una enumeración aleatoria de ejemplos), y mostrar por medio de la discusión que es en algún aspecto defectuoso. Entonces, el alumno propone otro, que supondrá un avance sobre el anterior y de esta forma la aproximará más a la verdad. No obstante, puede ser necesario un tercero, e incluso el último sugerido a veces tampoco vale, y el diálogo termina con una confesión de fracaso, pero al mismo tiempo con una nota de esperanza.


Así, Sócrates hace que Teeteto abandone sucesivamente las nociones de que el conocimiento es:

a)    Sensación
b)    creencia verdadera
c)    creencia verdadera más explicación o información (logos).

Esto agota la cuenta de los pensamientos embrionarios de Teeteto, pero, dice Sócrates, si él concibe de nuevo, su fruto servirá mucho más para el examen de los primeros, y si no lo hace, será un hombre mejor por el conocimiento de su propia ignorancia.

Sin duda el mérito del método socrático reside más en suprimir ideas confusas y pensamientos torcidos, que en dar a luz otros nuevos. Su misión no consistía en impartir un cuerpo de doctrina positiva, sino en hacer ver a los hombres su necesidad intelectual, y a partir de ahí invitarles a unirse a él en la búsqueda de la verdad por el método dialéctico de preguntas y respuestas.

La esencia del método socrático, su meollo, consiste en convencer al interlocutor de que, aunque pensara que sabía algo, de hecho no era así.

Demostró a todo el mundo que lo que los sofistas llamaban conocimiento no lo era en absoluto. Semejantes superficialmente, las dos afirmaciones eran fundamentalmente distintas, porque la de Sócrates se apoyaba en una inconmovible convicción de que el conocimiento era en principio asequible, pero que, si es que había alguna esperanza de alcanzarlo, había que eliminar, primero, los desechos de ideas confusas y erróneas que llenaban las mentes de la mayor parte de los hombres. Solamente entonces podría comenzar la búsqueda positiva del conocimiento. Una vez que su compañero había comprendido el recto camino para su objetivo (el método en su sentido etimológico griego), estaba dispuesto a buscarlo en él, y la filosofía de Sócrates se resumía en esa idea de la "búsqueda en común", que es una concepción de la finalidad de la discusión y del diálogo totalmente contraria a la idea sofística de ella como controversia que tiende a la derrota del oponente.

Aunque ninguno de los dos conocía la verdad, sin embargo, sólo con que el otro se persuadiera de ello, ya podrían ponerse en camino juntos con alguna esperanza de encontrarla, o al menos de aproximarse más a ella, porque el hombre que se ha deshecho de una concepción falsa, está ya más cerca de la verdad. Ser socrático no significa seguir cualquier sistema de doctrina filosófica. Implica, en primer lugar y ante todo, una actitud de la mente, ya que el verdadero socrático está convencido de la ignorancia no sólo de él, sino de toda la humanidad.


La ironía y la dialéctica socráticas


Sócrates estimaba que mediante la búsqueda auténtica del conocimiento se era capaz de percibir la verdadera esencia de un hombre.

Conocido por tener un carácter irónico, Sócrates utilizaba a su favor estos modos de expresión para dejar al descubierto falsas pretensiones o malas intenciones de otros hombres que buscaran desprestigiarlo.

Sócrates consideraba que el la iluminación podía estar al alcance de todos los hombres, pero solo como resultado de un duro esfuerzo y dedicación.

Con estas cualidades impulsó posiciones escépticas antes cualquier postulado o idea que no se sometiera a una exhaustiva examinación participativa.


El amor y la belleza según Sócrates


Sócrates tuvo una posición bastante fuerte frente a las expresiones de belleza a su alrededor. Consideraba la belleza como una “efímera tiranía” dado su carácter evocativo y temporal.

Pensaba que las cosas bellas no hacían sino generar expectativas irracionales en el hombre, que podían conducirlo a tomar decisiones negativas, que generaban violencia.

Esta posición frente a la belleza sería un legado que continuaría explorando Platón, frente a las formas de expresión artística que comenzaban a surgir en la Grecia Antigua como manifestaciones de belleza.

La inmortalidad es el objeto del amor, ha dicho Diotima (Diotima es la versión femenina de Sócrates). La inmortalidad de la especie humana está asegurada por el deseo sexual, agregará la adivina. Ese es el sentido divino del deseo de poseer el cuerpo de la o del amad@. Ese es el amor del mundo, que viene no del alma, sino del ánima. Existe en todos los seres vivos, cuando sienten el deseo de engendrar. Los animales, cuando les llega su debido tiempo, estallan en una verdadera orgía de amor, al igual que las flores en primavera, o con los truenos y relámpagos en el invierno. Después del acto de amor, viene la procreación, y he ahí que la mayoría de los seres vivos cuidarán y protegerán lo que han pro- creado, tanto o más que sus propios cuerpos. Por amor a sus hijos, las madres dan la vida; les viene una valentía y una fiereza que nunca antes habían tenido. ¿De dónde les viene esa fuerza? ¿Qué o quién es lo que las anima? ¿No es acaso la lucha por la continuidad de la vida, no es la guerra a muerte en contra de la muerte?


Los animales (los animados), en su mayoría no lo saben; al menos eso es lo que nos parece. Puede quizás que conozcan la muerte; pero no “a la idea de la muerte”. En cambio nosotros, los humanos, no sólo sabemos que vamos a morir; sabemos además que muerte y vida no son sólo dos estadios separados del ser, pues cuando estamos viviendo, también estamos muriendo (Heráclito). Mientras vivimos somos los mismos pero al mismo tiempo ya no lo somos. Siempre algo está muriendo en nosotros, pero también algo está naciendo. Los cabellos, las uñas, la carne, los huesos, la sangre, es decir, estamos naciendo y muriendo con todo el cuerpo mientras vivimos.

Sólo hay mortalidad donde hay natalidad, pero a la vez, la natalidad crea inmortalidad en la mortalidad. Todo lo que es mortal participa en la inmortalidad. El deseo sexual no podría entenderse sin esa sed de inmortalidad que anima a todos los seres vivos. Cuando nuestros órganos sexuales nos apremian, en busca del placer y del orgasmo, es que en ellos se encuentra representado todo el deseo de vida de toda la materia del mundo; la continuación de lo que somos en el cuerpo que abriga la posibilidad de ser. La copulación, en el sentido de Diotima, es poética, porque lleva a lo que no es, que es el no ser, a la condición de ser.

Y no sólo el cuerpo muere y nace durante su vida. El alma también.

Mientras vivimos son modificados los hábitos, las costumbres, las opiniones, los deseos, las penas, los placeres, los temores. Pero no únicamente lo que conocemos nace y muere en nosotros: cada conocimiento en particular, también se va modificando. Los conocimientos, como también, a quienes hemos conocido e incluso amado, se borran en el tiempo, es decir los olvidamos. Pero también quienes recordamos, ya no son exactamente los mismos que recordamos. En cada recuerdo hay un olvido. No obstante, en cada olvido, late un recuerdo.

El amor es la fuerza de la vida que produce vida y al hacerlo, lleva sobre nuestra piel, las marcas de una guerra a muerte en contra de la muerte. Ahora, según Diotima, hay dos modos como el ser produce la vida. Una es la producción material de sí mismo, que lleva lo que no es, al ser, mediante la copulación, o poesía de los cuerpos. La segunda, es la producción de la sabiduría. Para el primer amor, son necesarios el hombre y la mujer. Para el segundo caso, puede faltar la mujer (o el hombre, agrego). Pero eso no significa que para Sócrates no existan mujeres sabias. El mismo hecho que Sócrates haya inventado a la Diotima de Mantinea ha demostrado que Sócrates estaba bastante lejos de ser un endiosador de la masculinidad. El problema es que para los griegos no resultaba conveniente mezclar los dos amores como ocurre en nuestro tiempo. El amor a los cuerpos y el amor al espíritu cuando se confunden el uno con el otro, no hacen ningún favor ni al espíritu ni a los cuerpos; eso es lo que sugiere Diotima. De ahí que, para que los cuerpos produzcan sabiduría y no sólo hijos, es conveniente a veces, separar un poco a los cuerpos, no de los hijos, pero sí del espíritu. El abrazo pasional del amor sexual, no siempre es demasiado espiritual, y tal


vez es bueno que así sea. El amor filosófico, tampoco es muy sexual; y tal vez es bueno que así sea.

La belleza de los cuerpos bellos son las musas del amor en estado primario que se aparecen ante nosotros, casi desnudas, para entusiasmarnos con sus cadencias. Sin entusiasmo en la vida, no hay espíritu que venga, ni que se aparezca. El espíritu que viene, cuando se aparece, no es el cuerpo cadencioso, pero se parece. Lo que aparece tiene siempre un antecesor en lo que se le parece (o sino, jamás podríamos reconocerlo). La belleza del cuerpo no es la del espíritu, pero es la que al espíritu, que aparece, más se le parece. Toda aparición debe parecerse a su apariencia.

La unión más ideal, de acuerdo al esquema del amor socrático, es la que se da entre un alma bella y un cuerpo bello. De acuerdo a esos cánones se explica porque los cuerpos bellos de los efebos bellos ejercían tamaña atracción en Sócrates. Pero también ocurría a la inversa. Los jóvenes bellos, como Agatón, rodeaban el alma de Sócrates, pidiendo les contagiara algo de su sabiduría. Hay pues una relación intensa entre belleza corporal y la producción del discurso filosófico. Gracias a ese discurso filosófico, podemos llegar a comprender que ese cuerpo bello que amamos no lo amamos sólo porque sí, sino que porque aparece, ante nuestros ojos, como un significante de todos los cuerpos bellos del mundo, los que a la vez son los significantes de toda la belleza que encierra la vida. Una sola rosa bella, representa la belleza de todas las rosas del mundo. La belleza siempre está más allá de donde se encuentra. Cada belleza es un signo de otra belleza. Cito a Diotima-Sócrates, porque lo que dice en este punto, es muy importante.

Comenzar desde la juventud a dirigirse a los cuerpos bellos, y si conduce bien el iniciador, enamorarse primero de un solo cuerpo y engendrar en él bellos discursos; comprender luego que la belleza que reside en cualquier cuerpo es hermana de la que reside en el otro, y que si lo que se debe perseguir es la belleza de la forma, es gran insensatez no considerar que es una sola e idéntica cosa la belleza que hay en todos los cuerpos. Adquirido este concepto, es menester haberse enamorado de todos los cuerpos bellos y sosegar ese vehemente apego a uno solo, despreciándolo y considerándolo de poca monta” (Platón, El Banquete).

La comprensión de la belleza, requiere de determinados pasos. Primero, hay que saber reconocer un cuerpo bello de otro que no lo es (reconocimiento siempre subjetivo pues para lo que uno es bello no siempre lo será para el otro). Segundo, al inspirarnos de la belleza en ese cuerpo, hay que aprender a hacer un discurso a la belleza de ese cuerpo. Tercero, debemos amar en ese cuerpo, toda la belleza de todos los demás cuerpos bellos, e incluso, la que está más allá de los cuerpos. Y cuarto, y a eso apunta Diotima, hemos de aprender a reconocer, gracias al reconocimiento de los cuerpos bellos de los que no lo son, la belleza del alma, que es la que no siempre se ve y casi nunca se toca. Eso quiere decir: que para llegar a amar la belleza del alma, debemos iniciarnos en el conocimiento de la belleza de los cuerpos. De ahí se


desprende, que el conocimiento de la belleza de los cuerpos, no lleva directamente al conocimiento de las almas, pero sí, es una condición para ese conocimiento, pues si no hemos aprendido primero a conocer la belleza en las cosas, jamás podremos conocerla en los espíritus, hasta llegar a ese estadio final de ser capaces de reconocer la belleza de un alma en un cuerpo que no sea necesariamente bello.

La belleza que se muestra en los cuerpos, y en todas las demás cosas bellas, son anuncios de la presencia del espíritu divino sobre la tierra. Eso no quiere decir que a un cuerpo (convencionalmente) bello deba corresponder necesariamente un alma bella. Muchos han hecho incluso la experiencia contraria: El bello cuerpo de la mujer más bella puede llevar consigo el alma de una serpiente; lo puedo jurar. Lo que quiere decir Diotima, por cierto, es otra cosa. Que para reconocer la belleza interior, hay que aprender primero a conocer la belleza exterior. Al revés resulta absolutamente imposible. Sólo puedo ver tu alma detrás de tu rostro, nunca podré ver tu rostro detrás de tu alma. O también: podré ver tu alma en tu rostro, mas no, tu rostro en tu alma. Hay que gustar de la belleza de las apariencias para encontrarla después donde ella se encuentre, en sus esencias.

La belleza exterior según Sócrates no viene de afuera, sino de adentro del cuerpo humano (de su sangre, de sus huesos, de sus genes, de sus tripas). En cambio, la belleza interior, viene de afuera, de la luz del espíritu concentrada en el alma del ser. La belleza exterior es un anuncio, una muestra, un letrero luminoso que nos dice que la belleza existe. La belleza interior, la que no se muestra, la que está escondida, hay que buscarla, desenterrarla debajo de la tersa piel que nos excita e incita. Eso es posible hacerlo sólo después que hemos conocido la belleza exterior, porque si no la hubiéramos una vez conocido, desde fuera, nunca podríamos reconocerla hacia adentro. A través de la belleza exterior aprendemos a conocer a “la idea de la belleza”. Las dos bellezas, la de “los adentros” y la de “las afueras”, no son coincidentes. Pero, las dos vienen de un origen divino. Son las dos Afroditas de la mitología griega. En ese punto están de acuerdo todos los asistentes al Banquete. A las dos hay que amarlas, pero de modo distinto.

Podemos servirnos de ambas Afroditas: de la santa y de la que es un poco más puta. La mariposa nocturna, siempre de luto; y la diurna, siempre de novia. Esa era la posibilidad que nos habría justamente uno de los hombres más feos de Atenas: Sócrates, quien a la vez, poseía el alma más bella de todas las islas. Más todavía: Mientras la belleza exterior no se refleja en el interior, la belleza interior no tarda en reflejarse en la exterior. Puede ocurrir en el sonido calmo y preciso de la voz que te nombra. En unos ojos que de pronto te miran fijos como si te quisieran clavar el alma, o cuando escuchas recordando a “alguien”, un adagio que rompe en dos un concierto para piano y orquesta de Mozart. A veces, basta que alguien se atraviese en tu camino, para sentir el llamado de la belleza exterior ardiendo como un incendio en tu alma.


Amando la belleza exterior, podemos avanzar hacia la interior, y de ahí, comunicándonos con la segunda, podemos alcanzar un tercer nivel de la belleza: la de la filosofía de dos seres que indagan juntos sobre la vida, el destino, la muerte; todas las cosas, los dioses inclusive; y el Dios, por supuesto. Alcanzada esa fase, la de la ciencia (dice Diotima), las demás bellezas, incluida la interior, se convierten en apariencias de otra belleza inalcanzable, pero siempre pre-sentida. La belleza divina. Aquella belleza que no tiene exterior ni interior; la belleza una, la number one, la que está más allá de las cosas: el verdadero amor, no a un cuerpo, no a un alma, sino que a todos los cuerpos, a todas las almas todas, que son al fin figuras luminosas de esa belleza que reina sobre todo el ser del mundo.

Cuando esa belleza es alcanzada, y puedas vivir no sólo contemplándola en todo su esplendor, sino dentro de ella, que poco bellos aparecerán los cuerpos más bellos que viste en tu mortal vida. Porque esa belleza, que pasa por la carne y la piel, está más allá de la carne y de la piel. Así como los ojos y los dedos y la nariz y los oídos y la boca fueron los órganos para percibir la belleza de los cuerpos, el órgano adquirido con la ciencia (filosofía), el alma, elevada al espíritu, y convertido por el espíritu en un nuevo órgano, te permitirá percibir lo que está más allá de tu vida, antes de que nacieras, después de que murieras. Esa, la nueva belleza que has alcanzado, es la belleza de la inmortalidad. Esa es la buena noticia de Diotima de Mantinea. La mala noticia no la dijo: pero está supuesta en su mensaje y es la siguiente:

Para alcanzar esa belleza inmortal, no basta tu vida. En un momento, para acceder a toda ella, has de morir.

Continuidad mediante la enseñanza


El simple hecho de que Sócrates no haya dejado obra escrita alguna, y que todas sus ideas y propuestas se hayan conocido a través de las obras de sus discípulos y alumnos, que también se encargaron de esbozar un retrato del sabio filósofo, pone en evidencia el rol que jugaba Sócrates en la sociedad y en su búsqueda por el conocimiento.

Nunca se consideró un maestro, más bien le gustaba verse a sí mismo como un agitador de consciencias. En algunos textos es presentado como un hombre que compartía y discutía con todo aquel interesado; en otros resaltan que cobraba por esta práctica, aunque su noción sobre la filosofía no era la de un oficio.

A partir de estas primeras percepciones impulsadas por Sócrates, otros filósofos, como Antístenes (escuela cínica de filosofía), Arístipo (filosofía cirenaica), Epicteto y Platón comenzaron a dar forma a sus propias reflexiones, plasmarlas en obras y emprender el continuo desarrollo de la filosofía hasta la actualidad.


Interés en la psique


Sócrates y su discípulo Platón trabajaron y reflexionaron respecto a la existencia de la psique, lo que ellos consideraban el alma. La influencia de este hecho sobre la actual ciencia de la psicología es evidente, siendo su nacimiento producto de la reflexión sobre los contenidos de nuestra mente derivados de éstos y otros autores.


Autoconocimiento y cuidado del alma. La psyché humana


Una de las exhortaciones más insistentes de sócrates a sus conciudadanos era la de que debían cuidarse de -mirar por, atender- sus almas.

La palabra original psyché no tiene las implicaciones que nuestra traducción por "alma" ha adquirido a lo largo de siglos de uso en un contexto cristiano.

Lo que sócrates pensaba acerca de la psyché humana era que ella era el verdadero yo. El hombre vivo es la psyche, y el cuerpo (que para los héroes homéricos y para aquellos que aún se educaban en homero adquirió una clara preferencia) es solamente el conjunto de instrumentos o herramientas de las que el alma se sirve en orden a la vida. Un artesano sólo puede realizar un buen trabajo si domina sus herramientas y pueda utilizarlas como quiere, realización que requiere conocimiento y práctica. De igual modo, la vida sólo puede vivirse bien si la psyché está al mando del cuerpo. Significa pura y simplemente la inteligencia, que en una vida perfectamente ordenada tiene el completo control de los sentidos y de las emociones. Su virtud propia es la sabiduría y el pensamiento, y mejorar la psyché es cuidarse de la sabiduría y de la verdad.

De esta identificación de la psyché con el yo y del yo con la razón, puede decirse que tiene sus raíces tanto en el pensamiento científico jónico como en el pitagorismo, aunque había cierta novedad en el desarrollo que hizo de ellos sócrates, aparte del hecho de que el ateniense medio, que es a quien trataba de persuadir en particular, no tenía por costumbre dejar que su vida se rigiese por ninguna de esas influencias.

Otra concepción fundamental, es la del autoconocimiento, como pre-requisito para una vida buena.

El "saber cómo", para sócrates, debe ir precedido del "saber qué", lección que los sofistas no lograron enseñar. Por eso en la vida no podemos conseguir un arte o una mejora de nosotros mismos a menos que primero comprendamos lo que somos. Nuestro primer deber, por lo tanto, es obedecer la délfica "conócete a ti mismo", "porque una vez que nos conozcamos podremos aprender a cuidar de nosotros, pero si no, nunca lo haremos".

¿Cómo conseguiremos ese conocimiento de nuestro verdadero yo? Se consigue mediante una ulterior distinción entre el usuario de algo y lo que usa. Un zapatero es distinto de su navaja y de su lezna, un músico de su instrumento. Pero podemos ir más lejos. Un zapatero, o cualquier otro artesano, no utilizan solamente sus herramientas sino también sus ojos y sus manos. Podemos generalizar esto y decir


que el cuerpo en su conjunto es algo que el hombre usa para llevar a cabo sus propósitos, sus piernas le llevan a dónde quiere ir, etc... y si estamos de acuerdo en que tal afirmación tiene sentido, debemos convenir en que al hablar de un hombre significamos algo distinto de su cuerpo -que, de hecho, utiliza el cuerpo como su instrumento-. No puede ser otra cosa que la psyche, que utiliza y contra el cuerpo. En consecuencia, el que dijo "conócete a ti mismo" de hecho nos estaba ordenando conocer nuestra psyche. Volviendo a la primera distinción, conocer el cuerpo es conocer algo que pertenece a uno mismo, como el zapato al pie, pero no el propio yo real. Conocerse a uno mismo es a la vez una comprensión intelectual y moral, porque es conocer lo que es la psyche, no el cuerpo, lo que pretende la naturaleza o dios que sea el elemento regulador: conocerse a mismo es tener autocontrol (sophrón).

Esto puede arrojar algo más de luz sobre nuestras discusiones acerca del intelectualismo de sócrates. También en esa cuestión usa sócrates el argumento para oponerse a las normas sexuales vigentes:; él mismo puede describirse correctamente como un amante de alcibíades, porque ama su psyche; los que aman su cuerpo no aman        a        alcibíades,        sino        sólo        algo        que        le     pertenece.

Después de haber establecido que conocernos a nosotros mismos es conocer la psyche y no el cuerpo, llega a decir que si queremos conocer lo que es la psyche, debemos considerar “en particular, la parte de ella en la que reside su virtud”, y añade inmediatamente   que   esta   virtud   de   la   psyche   es   la   sabiduría   (Sophía).

Conocer lo que es algo, es conocer para qué sirve, y ya hemos descubierto que este érgon o función del alma es gobernar, regir o controlar. Que la virtud sea conocimiento es completamente verdad a lo largo de la escala de las ocupaciones humanas. La virtud de un zapatero es conocimiento de para qué son los zapatos y de cómo hacerlos; la virtud de un médico es conocimiento del cuerpo y de cómo cuidarlo. y la virtud de un hombre completo, tanto en cuanto ser individual como en cuanto ser social, es el conocimiento de las virtudes morales y de las propias de un estadista – justicia, valor y las demás-, que todos los ambiciosos políticos atenienses declaraban comprender, pero que fue a Sócrates a quien cupo el penoso deber de hacerles ver que eran tan ignorantes y él mismo también- de su naturaleza. he aquí toda la serie de pensamientos que subyace a la exhortación de la “apología” a cuidar de la psyque, de la sabiduría y de la verdad, más que del dinero o de la fama, que habría sido inadecuado, o más bien imposible de desarrollar, en un discurso entre los jueces en su juicio.


Ética y moral


Sócrates centró su pensamiento en la ética y la moral. El comportamiento del individuo en sociedad y la formación de patrones de comportamiento, actitudes y valores son algunos de los múltiples aspectos con los que la psicología trata.

En el año 399 A.C Sócrates fue acusado de impiedad y de corromper a la juventud con sus enseñanzas; por lo cual fue condenado a beber cicuta (planta umbelífera venenosa parecida al perejil.


Sócrates llamó “virtud” aquello que era común para toda la raza humana y en todas las circunstancias, por ejemplo, la justicia, la valentía o el autocontrol. De esta manera no sólo se opuso al relativismo de los sofistas, sino que extrajo de todas las virtudes aquellas que hoy llamaríamos “virtudes morales”. Por esa razón a Sócrates se le considera como el fundador de la ética.

Sócrates no dejó testimonios escritos, su doctrina es transmitida a la posterioridad por sus discípulos Jenofonte y Platón. El pensamiento filosófico de Sócrates descansa en dos divisas fundamentales:

El saber fundamental para Sócrates, es el saber acerca del hombre (de ahí su máxima: “Conócete a ti mismo”) que se caracteriza por esto tres rasgos:

i.            Es un conocimiento universal válido, contra lo que sostienen los sofistas
ii.            Es ante todo un conocimiento moral
iii.            Es un conocimiento práctico (conocer para obrar correctamente).

La ética de Sócrates es racionalista. En ella encontramos:


i.            Una concepción del bien (como felicidad de las almas)
ii.            Lo bueno (como lo útil a la felicidad)
iii.            La tesis de la virtud como conocimiento
iv.             Vicio como ignorancia (el que obra mal es porque ignora el bien; por tanto, nadie hace el mal voluntariamente)


La tesis de origen sofista de que la virtud puede ser transmitida o enseñada


Para Sócrates, bondad, conocimiento y felicidad se enlazan estrechamente. Intelectualismo moral, Contemporáneo de los sofistas, Sócrates fue uno de los personajes más curiosos de su época y su fama ha perdurado a lo largo de los siglos. Platón, discípulo suyo, le rindió homenaje en su obra, haciéndolo aparecer como interlocutor principal en gran parte de sus diálogos.

Sócrates se opone al relativismo y escepticismo de sus contemporáneos los sofistas, y considera que es necesario llegar a establecer una moral no relativista, válida para todos. El método para llegar a conocer qué es lo bueno o lo justo es el diálogo, o arte mayéutica, que es el arte de ayudar sacar a la luz la verdad mediante preguntas dirigidas hábilmente (Sócrates era un "artista" en hacer decir a los demás lo que él quería, de ahí que por esa faceta suya algo manipuladora, algunos de sus contemporáneos lo tomaran por un sofista, también artistas en ese mismo campo: la retórica y la erística).


Además de la mayéutica, Sócrates es conocido por su defensa del intelectualismo moral. Según esta posición el SABER = VIRTUD, o lo que es lo mismo: El obrar mal o injustamente es fruto de la ignorancia: nadie obra mal a sabiendas. Cuando hacemos algo que no es muy ortodoxo lo hacemos porque creemos que ese es nuestro bien, aunque estemos equivocados. Así, para obrar bien basta saber qué es el bien. El mal es la falta de saber, es ignorancia. Si esto es así, el criminal no es malo, es un ignorante y antes que encarcelarlo, debería ser educado.


·         Método inductivo


Sócrates es considerado uno de los precursores en lo que se refiere a la creación del método inductivo, al pretender que las personas accedieran al conocimiento de la verdad a través de su experiencia en vez de partir de conocimientos supuestos y dados por buenos. Este método es de gran importancia a su vez a la hora de generar el método científico, caracterizado por el razonamiento hipotético-deductivo.

Esta metodología se asocia originariamente a los trabajos de Francis Bacon a comienzos del siglo xvii. en términos muy generales, consiste en establecer enunciados universales ciertos a partir de la experiencia, esto es, ascender lógicamente a través del conocimiento científico, desde la observación de los fenómenos o hechos de la realidad a la ley universal que los contiene. Resumiendo las palabras de mill (1973, las investigaciones científicas comenzarían con la observación de los hechos, de forma libre y carente de prejuicios.     con     posterioridad     y     mediante     inferencia     se   formulan leyes universales sobre los hechos y por inducción se obtendrían afirmaciones aún más generales que reciben el nombre de teorías.

Según este método, se admite que cada conjunto de hechos de la misma naturaleza está regido por una ley universal. El objetivo científico es enunciar esa ley universal partiendo de la observación de los hechos.

Atendiendo    a    su    contenido,    los     que     postulan     este     método  de investigación distinguen varios tipos de enunciados:

o   Particulares, si se refieren a un hecho concreto.
o   Universales, los derivados del proceso de investigación y probados empíricamente.
o   Observacionales, se refieren a un hecho evidente.

Haciendo hincapié en el carácter empirista de esta metodología, la secuencia seguida en este proceso de investigación puede resumirse en los siguientes puntos.



1.  debe llevarse a cabo una etapa de observación y registro de los hechos.
2.  a continuación se procederá al análisis de lo observado, estableciéndose como consecuencia definiciones claras de cada uno de los conceptos analizados.
3.  con posterioridad, se realizará la clasificación de los elementos anteriores.
4.  la última etapa de este método está dedicada a la formulación de proposiciones científicas o enunciados universales, inferidos del proceso de investigación que se ha llevado a cabo.

Según estos empiristas clásicos, se han de considerar teorías científicas las formadas por conjuntos de enunciados probados empíricamente y que, o bien describen hechos firmes, o bien son generalizaciones inductivas de aquellos. La teoría no es aceptada hasta que no haya sido probada. de este modo, vemos en estos empiristas un rechazo frontal hacia toda especulación teórica sobre campos del conocimiento en los que no se pueda realizar una contrastación empírica.

este enfoque inductivo de ciencia empezó a derrumbarse gradualmente en la segunda mitad del siglo xix bajo la influencia de los escritos de match, poincare y duhem, a principios de nuestro siglo empezó a tomar una visión prácticamente opuesta en los trabajos del círculo de viena. algunos autores contemporáneos han criticado duramente esta metodología, argumentando una serie de cuestiones que ponen en duda su eficacia, como la imposibilidad de recopilar todos los hechos relacionados con el fenómeno en el que estamos interesados o el hecho de que la experimentación sea sólo utilizada como un simple procedimiento para generar información.

Por otro lado, el denominado "problema de la inducción" es un tema que presenta determinadas implicaciones incluso para aquellos que no suscriben la metodología inductivista. la cuestión se plantea ante la duda de si la evidencia inductiva puede ser utilizada para predecir futuros acontecimiento, en consecuencia, el problema de la inducción surge a partir de nuestra incapacidad para proporcionar elementos racionales que puedan ser utilizadas para explicar algo más allá de la evidencia disponible.


·         Método lógico inductivo


Es el razonamiento que, partiendo de casos particulares, se eleva a conocimientos generales. Este método permite la formación de hipótesis, investigación de leyes científicas, y las demostraciones. La inducción puede ser completa o incompleta.

o   Inducción completa


La conclusión es sacada del estudio de todos los elementos que forman el objeto de investigación, es decir que solo es posible si conocemos con exactitud el número de elementos que forman el objeto de estudio y además, cuando sabemos que el conocimiento generalizado pertenece a cada uno de los elementos del objeto de investigación. Las llamadas demostraciones complejas son formas de razonamiento inductivo, solo que en ellas se toman muestras que poco a poco se van articulando hasta lograr el estudio por inducción completa. Ejemplo:


"al estudiar el rendimiento académico de los estudiantes del curso de tercero de administración, estudiamos los resultados de todos los estudiantes del curso, dado que el objeto de estudio es relativamente pequeño, 25 alumnos. Concluimos que el rendimiento promedio es bueno. Tal conclusión es posible mediante el análisis de todos y cada uno de los miembros del curso."

o   Inducción incompleta


Los elementos del objeto de investigación no pueden ser numerados y estudiados en su totalidad, obligando al sujeto de investigación a recurrir a tomar una muestra representativa, que permita hacer generalizaciones. Ejemplo:

"los gustos de los jóvenes colombianos en relación con la música". El método de inducción incompleta puede ser de dos clases:
Método de inducción por simple enumeración o conclusión probable. Es un método utilizado en objetos de investigación cuyos elementos son muy grandes o infinitos. Se infiere una conclusión universal observando que un mismo carácter se repite en una serie de elementos homogéneos, pertenecientes al objeto de investigación, sin que se presente ningún caso que entre en contradicción o niegue el carácter común observado. La mayor o menor probabilidad en la aplicación del


método, radica en el número de casos que se analicen, por tanto sus conclusiones no pueden ser tomadas como demostraciones de algo, sino como posibilidades de veracidad. Basta con que aparezca un solo caso que niegue la conclusión para que esta sea refutada como falsa.

Método de inducción científica. Se estudian los caracteres y/o conexiones necesarios del objeto de investigación, relaciones de causalidad, entre otros. Este método se apoya en métodos empíricos como la observación y la experimentación. Ejemplo:

"sabemos que el agua es un carácter necesario para todos los seres vivos,     entonces     podemos     concluir      con      certeza      que   las plantas necesitan agua".

En los modelos educativos actuales se plantea una educación basada en competencias a partir de un enfoque holístico que hace énfasis en el desarrollo constructivo de habilidades y destrezas de las y los estudiantes. Por otro lado, el modelo constructivista está centrado en la y el estudiante, y sostiene que él o ella hacen una construcción propia de conocimientos que se van desarrollando día a día. La teoría constructivista postula que el conocimiento es una construcción del ser humano que realiza con los conocimientos previos que ya posee.


A menudo hay confusión entre estos dos enfoques. El constructivismo es una corriente filosófica que tiene sus orígenes en los filósofos griegos: Sócrates y Platón; el primero con su mayéutica, y el segundo con su dialé-ctica (en el sentido de que es el sujeto el que construye el conocimiento), Frade (2009). Pero, en términos psiSócrates y Platón. Grandes filósofos griegos. cológicos y educativos, se considera como el Padre del constructivismo a Piaget con su epistemología gené- tica (que hace referencia a cuando el sujeto interactúa con el objeto de conocimiento). Otra postura constructivista la aporta Vigotsky, al considerar un aprendizaje social del sujeto cuando éste realiza el aprendizaje en interacción con otros. Y una más la plantea Ausubel, cuando ese aprendizaje es significativo para el o la estudiante (Salas, 2009).

Ahora bien, de acuerdo al Informe de la Comisión Internacional para la Educación del siglo XXI, conocido como informe Delors, los cuatro pilares para la educación son:
«aprender a saber o conocer», «aprender a hacer», «aprender a ser» y «aprender a convivir» (Delors, et al, 1997). Por lo que el concepto de competencia comienza a tomar auge. Autores como Robert White, Jerome Bruner, McClelland, John Atkinson y Gagné investigaron sobre la motivación como centro de la eficacia (Salas, 2009). Así, la persona tiene la habilidad de reconocer, analizar y resolver situaciones de la vida cotidiana u otras de índole más compleja, a partir de sus conocimientos y experiencias que se enriquecerán de manera permanente.



Todo aprendizaje constructivo, entonces, supone una construcción que se efectúa por medio de un prowww.medigraphic.org.mx 6 AAPAUNAM Academia, Ciencia y Cultura Constructivismo y competencias ceso mental que implica la adquisición de un conocimiento nuevo. En este proceso, además de que se construye nuevo conocimiento, también se desarrolla una nueva competencia que le permitirá aplicar lo ya aprendido a una nueva situación. El término competencia viene del latín competere que significa «responder a». Actualmente se entiende como cualificación (Granero, 2005). En una competencia personal hay un enlace de saberes, conceptos, habilidades, destrezas, actitudes, valores y estrategias, a fin de enfrentar de manera adecuada los diversos retos que la cotidianidad nos presenta (Bonilla et al, 1999; citado por Garduño y Guerra, 2008: 80).

Entonces, es cierto que en algún momento estas corrientes se encuentran, pero la diferencia está en que el constructivismo se centra en la adquisición del conocimiento, mientras que las competencias construyen el mejor desempeño para responder a las demandas del entorno. Para llegar a este punto, fue importante considerar que en el siglo XX se realizaron trabajos de observación profunda sobre el aprendizaje, y se pusieron de manifiesto los procesos de desarrollo donde un entramado de componentes neurológicos, biológicos, afectivos, cognitivos, psicosociales e interculturales están participando en la construcción de esquemas de pensamiento que se apoyan en una tendencia natural del sujeto para asimilar los estímulos de la realidad.

De esta manera, ha sido necesario llevar a cabo una transformación de conocimientos, habilidades, actitudes y valores de las y los docentes porque ellas y ellos fueron formados en una época en la que el conocimiento era Jean Piaget. El Padre del Constructivismo. Lev Semenovich Vigotsky. Estático y parecía suficiente. En tal forma, el punto de partida fue un aprendizaje memorístico y receptivo en el que se le enseñaba a las y los estudiantes, por ejemplo, a repetir las tablas de multiplicar; las y los docentes daban clases magistrales y, en ocasiones, se clarificaba sobre las relaciones que tenían los conceptos; aquí es donde se dio inicio al aprendizaje significativo planteado por Ausubel, que después se vio reforzado por un aprendizaje por descubrimiento guiado en el que se aplicaban fórmulas para resolver problemas, se hacía trabajo en el laboratorio de la escuela y se hicieron instrucciones audiotutoriales.

Luego vino el aprendizaje por descubrimiento autónomo, el que implica mayores niveles de conocimiento fomentando el trabajo en equipo, incrementando la capacidad de interacción simbólica que busca la formación de ciudadanos bien informados y muy motivados, provistos de un sentido crítico con habilidades para analizar los problemas de la sociedad, buscar soluciones y aplicarlas; de manera que el sujeto sepa gestionar su conocimiento a través de un aprendizaje permanente en que desarrolle destrezas para la investigación de los fenómenos que le ocupen.



Así tenemos como características de las y los estudiantes que adoptan un aprendizaje profundo las siguientes:


·         El aprendizaje es un acto satisfactorio para ellas y ellos.
·         Consideran el transformar, cambiar las formas de ver el mundo, crean su realidad, estimulan su metacognición y están interesados e interesadas en su desarrollo personal.

Con elementos como los mencionados, se forman individuos íntegros y dinámicos para la vida en sociedad, quienes cuentan con un entramado complejo que contribuye a la formación de competencias, las que se encuentran ancladas a comportamientos observables en el ejercicio de una actividad productiva que les conduce al éxito. Por lo anterior, las competencias son construcciones resultantes de la persona que sabe actuar de manera pertinente en un determinado contexto, movilizando sus recursos personales tales como: conocimientos, actuaciones, cualidades, cultura y emotividad, para lo cual se hace necesario definir lo que entendemos por los siguientes conceptos:

·         Saber: es el dominio de conocimientos teórico-prácticos, incluyendo la gestión de los conocimientos.
·         Saber hacer: son las habilidades y destrezas que garantizan su alta calidad productiva.
·         Saber estar: es el dominio de la cultura del trabajo y de su participación positiva en el entorno social.
·         Saber ser: son las actitudes, los altos valores y los comportamientos que tendrá al actuar dentro de la sociedad (Echeverría 2001, 2002, 2003; Martínez Clares, 2003; citados por Hernández y cols. 2005).
·         Tratan de conseguir que el aprender y comprender sus materias tenga para sí una significación personal.
·           Creen que las tareas son un medio de enriquecimiento personal.
·         Definen objetivos y no paran hasta llegar a ellos.
·         Usan estrategias para maximizar la comprensión de sus materias, al grado de satisfacer su curiosidad.
·         Integran los conocimientos en un solo conjunto.
·         Examinan argumentos lógicos relacionándolos con evidencias y formulan conclusiones.


CAPITULO III



Creencias religiosas de Sócrates: ¿Es inmortal el alma?


Según los testimonios existe la presunción de que él creía que el alma sobrevivía después de la muerte en una forma mucho más satisfactoria que la sombría y necia existencia de los muertos homéricos. Parece haber sido un hombre que, como dice Aristóteles, aplicó toda su notable potencia intelectual a la solución de cuestiones de conducta práctica. En materias más elevadas, sugeriría que estaba guiado por una simple fe religiosa.

Ciertos problemas eran solubles, en principio, por el esfuerzo humano. Molestar a los dioses con ellos significaría pereza y estupidez. Pero siempre habría verdades que estuvieran más allá del ámbito de la explicación humana, y para ellas debería confiarse en la palabra de los dioses, transmitida por los oráculos o a través de otros canales. No había ironía alguna en su forma de hablar de su signo divino: se puso a sí mismo sin reservas en manos de lo que sinceramente creía ser una inspiración del cielo. Poseía la virtud religiosa de la humildad (que en otros se ha tomado a veces por arrogancia), y con ella, y a pesar de su incesante preguntar acerca de todo en la esfera humana, la de una creencia incuestionables. No existe nada imposible ni sin precedentes en la unión de una aguda y penetrante perspicacia para los asuntos humanos y una vista infalible para detectar el engaño, con una sencilla piedad religiosa. No podía haber puesto tanto énfasis en el “cuidado” de la psyche como del verdadero hombre, sin creer que era verdaderamente humana y a la vez participante de algún modo en la naturaleza divina, que por ello era también la parte que sobrevivía de nosotros mismos, y que el trato que se le dispensara en esta vida afectaría a su naturaleza y a su suerte en la próxima.

La diferencia entre él y Platón consiste en que mientras él se contentaba con creer en la inmortalidad como lo haría el más humilde y menos teólogo de los cristianos, como un simple artículo de fe, Platón sintió la necesidad de apoyarla con argumentos que pudieran al menos fortalecer al temeroso, si no convertir al no creyente. Intentaba promover la inmortalidad desde el nivel de una creencia religiosa hasta el de una doctrina filosófica.


Frases de Sócrates:


Algunas de sus frases más famosas las mencionamos a continuación.

·         Un hombre honesto es siempre un niño.
·         El conocimiento empieza en el asombro.
·         El amigo debe ser como el dinero; antes de necesitarlo, es necesario saber su valor.
·         Las almas ruines solo se dejan conquistar mediante regalos.
·         Solo existe un bien: el conocimiento. Solo hay un mal: la ignorancia.
·         Teme el amor de una mujer más que el odio del hombre.
·         El mayor de todos los misterios es el hombre.
·         La muerte podría ser la más grande de las bendiciones.

Entre todas estas frases, hay una en especial que destaca entre todas: “Solo sé que nada se”
Esta famosa frase del Filósofo Sócrates, refleja lo consciente que estaba sobre su propia ignorancia, aun siendo conocido como uno de los grandes. Para este análisis, cabe recalcar que él, fue declarado como el hombre más inteligente de Grecia, por el Oráculo Delfos. Esto es algo muy interesante, ya que alguien tan sabio, menciona no saber nada, a pesar de ser un gran conocedor.


Significado de “Solo sé que nada se”


Con lo que respecta al significado de esta frase, Sócrates no está queriendo trasmitir que sea el portador del saber, ni que los conocimientos que planteaba y fomentaba eran solo una pequeña porción de lo él conocía, es decir que no transmitía superioridad.

De lo contrario, él, trataba de mostrar su voluntad de aprender cada día más, y que él, al igual que muchos otros era también un ignorante, que conocía solo unas cosas, viéndolo como una escaza sabiduría. Por ello se planteaba nutrirse de más conocimientos, y de la misma manera ganar nuevas perspectivas del mundo, abarcando diversos temas, diversos ámbitos, y apoyándose también de la enseñanza, porque es ese un método de aprendizaje mutuo, cumpliendo al mismo tiempo un papel dentro de una perspectiva filosófica.


Esto quiere decir, que el conocimiento es infinito, y del mismo modo, es algo que nunca puede ser considerado como verdad exacta ya que podría cambiar con el tiempo, puesto que en su transcurso se irá descubriendo algo nuevo, probablemente algo que no fue pensado antes que nosotros. Dentro de esta temática, se reconoce a los ignorantes, ellos son aquellos que afirman saberlo todo e incluso tener la razón completa en lo que dicen. Y desde un punto de vista filosófico, son conocidos como conformistas, ya que prefieren creer que sus conocimientos adquiridos son todo, y que no existe ningún otro, más allá de lo que ellos ya conocen.

Sócrates, debajo del dicho “solo sé que nada sé”, daba un mensaje, el cual es rebelado manifestando que el individuo no conoce la verdad absoluta, porque todo cambia, porque el mundo es tan grande que cada día se descubre algo nuevo e innovador e incluso las teorías ya planteadas varían o simplemente desaparecen. Por ende, el conocimiento es mutable.

Algo que destaca de la frase “Solo sé que nada se” fue, que su única prueba escrita está ubicada dentro de la obra “Apologia de Sócrates”, redactada por uno de sus discípulos, Platón. Él tuvo la intención de llevar más lejos los conocimientos de su maestro, y desarrollar una defensa, aun después de la muerte de Sócrates, todo da a entender un objetivo principal, el cual consiste en justificar civilmente la conducta de su maestro, quien recibió diversas acusaciones por no estar a favor con la constitución de su país, siendo más exactos, él no tenía fe en los dioses del olimpo, para ese entonces se consideraba un delito.


Apología de Sócrates


Dentro de esta obra se puede conocer un poco más sobre el filósofo mencionado en el título. Donde se da a entender que él nunca se ha mezclado en las cosas divinas. Y a parte de ello, afirma que su enseñanza no era como la de los sofistas, quienes exigían un salario por los conocimientos que comparten; no solo eso, sino que en diversas ocasiones sus conocimientos son erróneos y llenos de falsedad, ya que en la mayoría de casos ellos enseñaban lo que su cliente quería escuchar, es decir, que los sofistas hacían una investigación general sobre la cultura y creencia de su cliente, y luego de ello sacaban sus propias conclusiones. Sócrates, era un verdadero filósofo, dispuesto a impartir enseñanza sin costo alguno, con la idea clara de que era algo bueno para su país.

La Apología de Sócrates fue escrita en forma ordinaria de las defensas forenses, sin embargo, en lo profundo este es menos política que filosofía, puesto que relataba la forma de pensar de su maestro. Platón en su obra tenía planteado un objetivo, pero no pudo contradecir las acusaciones sobre Sócrates ni mostrar la inocencia ante las


leyes atenienses, pero sí impidió que las ideas de Sócrates no desaparezcan a la nada.

Considerando a la religión como una parte esencial de la constitución, atacarla basándose en la ironía era considerado un crimen de estado. Esto ya establecía un deber a todo ciudadano para acusar y perseguir de forma pública al autor de tal atrocidad, en este caso Sócrates.


Actitud frente a la política


Sócrates respetaba las leyes de Atenas. Sin embargo, él evitaba la política, contenido por lo que él llamaba una advertencia divina. Este filósofo, decidió dedicarse a la enseñanza, y persuadir a los atenienses para que elaboren algún examen de conciencia y estén dispuestos a ocuparse de su alma; porque él consideraba que no era correcto que se diga lo que uno debe hacer, por ende, ellos deben ser conscientes y saber la verdad.

Sócrates tuvo dos discípulos muy notables: Jenofonte y platón. El segundo describe a su maestro como alguien que posee una agudeza mental y un ingenio que le permite ser partícipe de diversas discusiones con facilidad.


CAPITULO IV



El dialogo como centro de la indagación filosófica


Sócrates considera al dialogo como la única fuente del cual puede brotar una justicia compartida. Pero esto solo ocurrirá si se parte desde una distancia irónica respecto a un presunto saber, frente a nuestros prejuicios.


La ironía


Se considera a la ironía como el centro de su método. Autoconocimiento, bien y felicidad como fines del pensamiento socrático.
Establece que la felicidad no está presente en la ignorancia. Asimismo, se afirma que solo conociéndose y descubriendo sus límites, podríamos nosotros los humanos obedecer la consigna del Dios délfico. El objeto final del pensamiento socrático, se centrará en el trato de los humanos consigo mismos, frente al am bito moral y político.


Aspectos de la ironía socrática


Sócrates tiene un tipo de ironía interrogante. Se manifiesta que Sócrates a pesar de sus cualidades es un sofista, pero que salió fallido, es como un sofista que se burla tanto de la ciencia de los meteoros como de la sofistica.

“No hay ignorancia que la ironía no pueda conducir a reconocerse como tal. Sócrates desinfla la complacencia satisfecha, vuelve a los hombres descontentos, escrúpulos, difíciles para consigo mismo, les transmite la comezón de querer conocerse sin embargo aquellos adoran en el fondo el error descanso de que Sócrates viene a liberarlos de modo que el filósofo atraerá hacia si la sospecha.


La aparición de Sócrates


Existen dos razones fundamentales por la que Sócrates dio un paso delante de la historia filosófica.

·         Razón histórica
·         Razón metafísica


La primera razón, es decir la histórica, presenta a Sócrates como el opuesto a la sofistica. Ya que encarna valores contradictorios a los sofistas. Del mismo modo, él, representa la pureza del lenguaje como principal herramienta, que permite adquirir solo la verdad, donde también se identifica al interior del espíritu humano como fuente de la verdad. No solo eso, sino que este gran filósofo da a conocer la importancia del hombre, como objeto personal y social. El famoso imperativo socrático: “conócete a ti mismo”, ya que el hombre al conocerse así mismo, empieza a reconocer sus debilidades, esperanzas, deseos, virtudes, etc.

La segunda razón, hace referencia a la metafísica. Este filosofo es quien comienza a dar un giro intelectual muy consistente dispuesto a cambiar la óptica del estudio filosófico. Donde la filosofía será una reflexión sobre la naturaleza en o a través del hombre. Esto quiere decir que Sócrates va estableciendo un nuevo objeto de estudio, el mundo como algo representado, algo pensado, valorado, conceptualizado y sobretodo, concebido por el hombre. A esta parte le decimos que Sócrates humaniza la filosofía. Entonces, la filosofía comienza a ser estudio de un mundo diferente, el de abstracción. A lo que se quiere llegar es que el hombre quien capta , percibe al mundo y es desde ese por donde debe comenzar el estudio, sin embargo, esto no quiere llevar a la conclusión de que la filosofía así entendida sea personal o subjetiva, ya que solo se afirma que solo se tienen acceso al mundo a través del hombre; apoyando este concepto, se menciona al filósofo Alemán Joahn Hessen quien dice: “La filosofía es un esfuerzo del pensamiento humano por lograr una concepción del universo mediante la autorreflexión de sus funciones valorativas teóricas y prácticas”.

Es por todo esto que decimos que Sócrates es un verdadero filósofo, ya que para filosofar él no se va al universo o a la naturaleza, sino que se dirige al mismo hombre para de esta manera hallar ideas y conceptos, y a través de estos puntos, poder conceder al mundo.

Con conclusión, con respecto a la aparición de Sócrates, podemos decir que tiene una gran importancia en nuestra historia en nuestro desarrollo, porque fue capaz de descubrir una necesidad para hacer filosofía de verdad, y de esta manera comprender también al universo en su totalidad. Esta necesitad indispensable, es el hombre. Esto quiere decir que se hace filosofía a través del hombre o del conocimiento humano. Queriendo resaltar esta idea, se referencia lo siguiente: “el caso es que los campos y


los arboles no quieren enseñarme nada, pero sí en cambio, los hombres de la ciudad”
¿Qué quiere decir?, esto da a entender que la naturaleza, a los objetos materiales que nos rodean no son la razón de la existencia de nuestros conocimientos, sino que existe algo más allá de todo, algo conocido también como humanidad a la que nosotros podemos acudir para nutrirnos de conocimientos y sabiduría.


Sócrates no fue moralista


Sócrates no fue un moralista, es decir que no tenía la intención de ser un conocedor del bien como un valor absoluto, que requiere ser enseñado por adoctrinamientos. No fue tampoco un indignado predicador de sermones, que literalmente estén vinculados a algún tipo de revelación religiosa.

Ciertamente, el creía que era asistido por su daimon, pero este demonio no lo obligaba a actuar, sino que era un poder inhibidor, que le advertía sobre los diversos riesgos que se pueden presentar en determinadas formas de actuar. Ya con el tiempo, el daimon socrático fue interpretado como la voz de la consciencia, e incluso como un sexto sentido que preservaba de cometer y/o caer en errores, también son conocido como intuiciones.


El concepto socrático de virtud


Para Sócrates ni se hereda, como pensaba la aristocracia, ni es convencional ni relativa como pensaban los sofistas. Tampoco puede enseñarse, es decir, no puede ser el resultado de seguir simplemente patrones o normas que otros nos han indicado. La virtud debe aparecer como el resultado de una búsqueda racional infatigable en el curso de la cual el ser humano se va adentrando en sí mismo a medida que va desechando toda vana curiosidad, todas las falsas opiniones.

Es la búsqueda de la definición universal: belleza, justicia, bien.

Para Sócrates ni se hereda, como pensaba la aristocracia, ni es convencional ni relativa como pensaban los sofistas. Tampoco puede enseñarse, es decir, no puede ser el resultado de seguir simplemente patrones o normas que otros nos han indicado. La virtud debe aparecer como el resultado de una búsqueda racional infatigable en el curso de la cual el ser humano se va adentrando en sí mismo a medida que va desechando toda vana curiosidad, todas las falsas opiniones.

Es la búsqueda de la definición universal: belleza, justicia, bien.


CAPITULO V


Diferencia entre sofistas y Sócrates


Sócrates fue un personaje perteneciente al ámbito cultural de los sofistas, pero los combatió enérgicamente. Con ellos comparte su interés por el ser humano, por las cuestiones morales y políticas y por la vinculación de éstas al problema del lenguaje.


·         Modo de enseñar


No cobra por sus enseñanzas, ni lo hace en lugares cerrados, sino que aprovecha los mercados, las casas de los amigos, el gimnasio, el ágora o cualquier lugar donde haya gente que quiera escucharlo. No enseña sólo a las elites sino a todo el que lo desea, aunque preferentemente a los jóvenes.


·         Adopta un método totalmente opuesto


A diferencia de los sofistas no empleará un discurso grandilocuente (la retórica), ni intentará seducir a las multitudes para hacerles cambiar de opinión o de intención de voto. El único método válido para Sócrates es el diálogo (la dialéctica), la pregunta y la respuesta con la intención de que sea su interlocutor el que llegue a la verdad por sí mismo.


·         La finalidad de su enseñanza


Su interés no se halla en hacer carrera política, conseguir el éxito o la fama sino en indagar en aquellos temas que interesan a todos los seres humanos como, por ejemplo, qué es la justicia, el bien o la virtud.


·         Su pensamiento


Aporta en los temas políticos y morales unas soluciones diferentes. Es anti- rrelativista y defiende la teoría que se denomina intelectualismo moral.





El anti-relativismo socrático


Sócrates, como muchos otros atenienses, no está de acuerdo con el relativismo de los valores que tanto había seducido a una parte de la juventud porque este relativismo, que parecía llevar a la conclusión de que todo estaba permitido, amenazaba de muerte su ciudad, uno de sus sueños más preciados: "Estoy orgulloso de ser humano y no animal, y de ser ateniense y no ser bárbaro", confesará.
La obsesión de Sócrates es la de eliminar el relativismo de valores que invade Atenas. El relativismo es fruto de la diversidad de opiniones que da derecho a creer a todos que su parecer vale igual o más que el del resto.

Si no existe ninguna verdad absoluta, ¿cómo discutir si las leyes de la ciudad son justas o injustas si no tenemos antes una idea clara de la justicia en sí? Los seres humanos no podrán ser justos, virtuosos o felices si ignoran qué quieren decir éstas palabras.

La ciudad ha perdido los papeles y se hace preciso volver a mirar la brújula que nos encamina hacia valores válidos para todos, universales, e incluso, eternos como los dioses.

La primera labor que se habrá de proponer será la búsqueda de la correcta definición de estos conceptos, una definición que sea universal y válida para todos.

Es necesario encontrar un punto de referencia, la piedra de toque que fundamente no las opiniones personales sino la verdad. Sócrates cree que esta piedra de toque es la razón humana. La claridad intelectual, aquello que la razón ve claro, ha de ser común a toda la especie humana (racionalismo socrático).


Intelectualismo moral


La moral socrática es intelectualista, es decir, se alcanza la virtud a través de un proceso de clarificación racional, mediante el cual se encuentra la verdad en el interior de nosotros mismos, o bien haciendo un buen uso de la razón, o bien con la ayuda del diálogo (mayéutica) para ir de las cosas conocidas a las verdades absolutas.

El ser humano virtuoso deja de actuar ciegamente y pasa a actuar por sabiduría. "Quien piensa correctamente, actúa correctamente, luego la ignorancia es el mal" El que obra mal no es malo ni peca, es ignorante, ignora el bien, por lo tanto "Nadie obra mal a sabiendas" (voluntariamente).


Una vez descubierta la verdad ya no se puede dejar de desear el llevarla a la práctica porque lo contrario significaría violentar nuestra propia conciencia e ir en contra de nuestros intereses como seres racionales.

La virtud, el obrar bien, no es otra cosa que saber lo que es el bien, lo que es la justicia, la libertad, las leyes, etc. Porque una vez ves claro qué es cada una de esas cosas es tanta la fuerza que tienen estas verdades que todos las querrán alcanzar (El conocimiento nos lleva a la virtud, a ser virtuosos).

En definitiva, "ser bueno" equivale a "saber": "No hay seres humanos malos, sino Simplemente ignorantes". Cuando el hombre conoce el bien no puede sino hacerlo. Esta es la tesis que defiende con el optimismo antropológico que le caracteriza.

Resumiendo, a través del conocimiento llegamos a la virtud y a través de esta llegamos a la felicidad. (Esto es el intelectualismo moral).


CAPITULO VI


Fuentes de Sócrates


Dado que Sócrates no escribió ninguna obra, nos podemos acercar a su figura por medio de cuatro fuentes:

La comedia de Aristófanes, Las nubes, que fue escrita cuando Sócrates tenía solamente 41 años, ridiculizándolo y colocándolo en el lugar de los sofistas.
Los diálogos de Platón como material más importante.

Los escritos de Jenofonte en los que habla de Sócrates, los cuales, no obstante, contienen errores históricos y geográficos.

Y finalmente, las menciones de Aristóteles a lo largo de todas sus obras; no lo conoció directamente pero tradicionalmente se considera que su recuento es el más objetivo, al ser este discípulo de Platón.


La Comedia de Aristófanes



·         Las Nubes

Las    nubes    es    una comedia temprana    dentro    de     la     obra     del   autor ateniense Aristófanes. En ella se hace una fuerte crítica de los sofistas y sus enseñanzas, y no faltan los temas y personajes de moda de la Atenas de finales del siglo V a. C. La obra también es destacable por ser la referencia histórica más antigua sobre la figura de Sócrates.


·         Representación


Las nubes fueron representadas por mujeres desnudas que se vieron por primera vez el año 423 a. C., pero Aristófanes no logró ganar el primer lugar, sacando el tercero en las Dionisias. Aristófanes jamás se resignó a haber perdido. Por lo mismo, reescribió entre los años 420 y 417 el texto de su obra y esa es la versión que se conserva en la actualidad. Esto lo sabemos porque en la misma comedia el coro exhorta a los espectadores reprochándoles el haber perdido. Aristófanes la consideraba su obra más fina de entre sus comedias. En Las nubes aparece la primera referencia histórica sobre Sócrates, que es presentado como un sofista.


·         Argumento de la obra


La obra trata de un padre, Estrepsíades, y su hijo Fidípides. Fidípides es un joven fanático de la hípica y los caballos, cuya diversión le sale bastante cara a su padre, que ha contraído una serie de deudas por su amor a los caballos.


Su padre va directo a la ruina y no tiene interés en pagarle a los acreedores y para eso idea un plan que lo sacará de problemas: Mandará a su hijo a estudiar al Pensadero, palabra inventada por Aristófanes, también traducido como Pensatorio, de Sócrates, que es una especie de escuela donde enseñan, por dinero o cosas de valor, los sofistas Sócrates y su amigo Querefonte las diversas disciplinas sofísticas y especialmente el argumento justo y el argumento injusto que lo sacarán de todas las deudas al poder ganar los juicios en su contra.

Fidípides se niega a ir y termina yendo Estrepsíades, que cuando se encuentra con los discípulos de Sócrates y Querefonte pregunta lo que hacen y mantiene después un diálogo con uno de ellos, durante el cual es presentado a Sócrates que es llamado "él mismo" que está colgando de un cesto observando el cielo.


Fidípides y Estrepsíades discuten ante Sócrates, que está en un cesto colgante


Tras ese episodio cómico Sócrates le habla del cielo y le demuestra que Zeus no existe y que las nubes también son diosas y muy importantes, y quien junta las nubes no es Zeus sino el "Torbellino". Las Nubes le dicen que vaya a buscar a su hijo por ser más joven y guapo así Estrepsíades lo convence para que aprenda los dos argumentos en un diálogo donde el hijo sostiene opiniones antiguas y el padre las opiniones nuevas. Después Sócrates le dice que este será enseñado por ambos argumentos, y gana el argumento injusto. Así Fidípides aprende el argumento injusto y su padre se lo lleva a casa. Luego llegan los prestamistas y Estrepsíades no les teme y dice que no le pagará confiando en su hijo que ganará gracias al argumento injusto. Luego su hijo, que fue corrompido, sale persiguiendo al padre para pegarle. Al final Estrepsíades junto a su esclavo toma venganza de Sócrates y le obliga a huir del pensatorio por haber incendiado el local.


La visión de Sócrates y los sofistas


Aristófanes como ateniense conservador veía en la sofística un peligro, ya que según la opinión corrompía a la juventud. Así, éste situó a Sócrates dentro de los sofistas como uno de los representantes y haciendo converger en él no sólo el socratismo (Aristófanes en la obra habla de la aporía y una serie de referencias más acerca del venerable  filósofo  ateniense),  sino  también  todas   las   artes   sofísticas   (retórica, astronomía, música, etc.). Así nos presenta un Sócrates muy distinto del anciano justo y sabio de la Apología de Platón y de la de Jenofonte, y muy alejado de la  crítica  a  los  sofistas  de  otros diálogos  platónicos como Protágoras,   o  de    las Memorables de Jenofonte. Si bien en la historia de la filosofía y la tradición siempre han rechazado la imagen del Sócrates de Aristófanes, en la actualidad esa imagen del astronomosofista si bien no es aceptada del todo, se reconoce que hay algo de cierto.

En El banquete de Platón se encuentran Sócrates y Aristófanes, donde no tienen problemas para relacionarse el uno con el otro, y así transcurren sin conflicto. La obra cumple su propósito de mostrar cómo la juventud es corrompida por los sofistas, aunque la víctima fue Sócrates, que fue ridiculizado por el comediógrafo y su imagen deformada para parecer un sofista común para su época.


CAPITULO VII


Los Diálogos de Platón


Platón elige el diálogo como forma de expresión de su pensamiento; quizá como tributo a su maestro Sócrates a quién, por lo demás, convierte en interlocutor de prácticamente todos ellos; o quizá por el influjo de su época. Su obra se puede dividir en varios períodos, según distintos criterios, siendo una de las clasificaciones más aceptadas la cronológica:


·         Diálogos de juventud (de los 28 a los 38 años) (399-389)


Los diálogos de juventud están dominados por los temas de carácter socrático, y en ellos Platón se mantiene fiel a lo enseñado por Sócrates. Son de esta época los viajes a Megara, Cirene, Egipto e Italia
-   Apología de Sócrates (el conocido retrato socrático del joven Platón)
-   Critón (Sócrates en la cárcel sobre problemas cívicos)
-   Laques (El valor)
-   Lisis (La amistad)
-   Cármides (La templanza)
-   Eutifrón (La Piedad)
-   Ión (La poesía como don divino)
-   Protágoras (¿Es enseñable la virtud?)



·         Diálogos de transición (de los 38 a los 41 años) (389-385)


En éste período Platón vierte en sus diálogos algunas opiniones que no podemos considerar estrictamente socráticas, comenzando a introducir elementos de su propia cosecha, algunos de los cuales apuntan ya hacia la teoría de las Ideas. Tiene lugar en ésta época el primer viaje a Siracusa (Sicilia) a la corte de Dionisio primero y la amistad con Dión. El objeto del viaje fracasa, siendo vendido por Dionisio como esclavo en Egina y rescatado por un conciudadano.

-   Gorgias (Sobre retórica y política)
-   Crátilo (Sobre la significación de las palabras)
-   Hipias mayor y Menor (Sobre la belleza el primero, y sobre la verdad del segundo)
-   Eutidemo (Sobre la erística sofista)
-   Menón (¿Es enseñable la virtud?)
-   Meneceno (parodia sobre las oraciones fúnebres)


·         Diálogos de madurez (de los 41 a los 56 años) (386-370)


En estas obras encontramos ya el pensamiento de Platón en toda su dimensión. La influencia de Sócrates es mínima, y el pensamiento que expresa en los diálogos responde estrictamente al pensamiento de Platón. Su actividad se centra fundamentalmente en la Academia en Atenas.
-   Fedón (Sobre la inmortalidad del alma, el último día de Sócrates en prisión)
-   Banquete (Sobre el amor)
-   República (Sobre política y otros asuntos: metafísicos, gnoseológicos, etc.)
-   Fedro (Sobre el amor, la belleza y el destino del alma)


·         Diálogos críticos y de vejez (de los 56 a los 80 años) (370-347)


a)   (369-362, de los 56 a los 63 años): Revisión crítica de la teoría de la Ideas y de algunas de sus consecuencias, aunque ello no signifique que sean abandonadas. Segundo (369) y tercer (361) viaje a Italia a la corte de Dionisio II, quien al poco tiempo rechazó su educación.

-   Parménides (Crítica de la teoría de las ideas)
-   Teeteto (Sobre el conocimiento)
-   Sofista (Lenguaje, retórica y conocimientos)
-   Político (Sobre política y filosofía)

b)    (361-347, de los 64 a los 78 años): Creciente pesimismo de Platón, si nos atenemos al contenido de sus obras últimas, que ya en la fase crítica parecían inclinarse hacia el predominio de los elementos místico-religiosos y pitagorizantes de su pensamiento.
-   Filebo (El placer y el bien)
-   Timeo (Cosmología)
-   Critias (Descripción de la antigua Atenas, mito Atlántida)


Los escritos de Jenofonte


Desde la antigüedad, Sócrates ha pasado a la historia como un hombre sumamente enigmático, cuya vida y pensamiento siguen cautivando a los estudiosos, quienes eligieron a Platón como la mejor fuente para formarse una idea de cómo era el filósofo ágrafo. En consecuencia, los datos que sobre este personaje proporciona Jenofonte a menudo han sido considerados menos fiables. Sin embargo, conviene señalar que en años recientes varios especialistas han centrado su atención en las obras socráticas.


Sócrates según Jenofonte


Jenofonte   compuso   cuatro   escritos   directamente    relacionados    con Sócrates: Económico, Simposio, Apología y Memorables.
Los aspectos más relevantes acerca de la enigmática personalidad de Sócrates son los siguientes:

En el Simposio en concreto, el filósofo subraya que con la danza se ejercita todo el cuerpo, lo cual es ideal para mantenerse en buenas condiciones y lograr el equilibrio corporal. Sócrates estaba muy interesado en el deporte y el ejercicio físico en general, ello lo hacía alabar a los espartanos, quienes debido a su duro entrenamiento eran considerados los mejores caudillos militares. El maestro de Jenofonte defendía el desarrollo integral del cuerpo y desdeñaba el desequilibrio físico.

En Memorables se hace evidente un Sócrates profundamente imbuido en la administración del Estado, lo cual se desprende a partir de sus diálogos con Nicomáquides y con otros personajes con quienes aborda la temática militar. El filósofo consideraba que su incidencia en la política no radicaba en su participación directa en dicho ámbito, sino en capacitar a la mayor cantidad posible de personas para que lo hicieran de forma adecuada.

De la lectura de Memorables se desprende que Sócrates seguía los preceptos legales del culto, pues tanto en su casa como en los altares públicos realizaba sacrificios y recomendaba a los demás que hicieran lo mismo.

Sócrates era justo. En el ámbito privado trataba a todos según lo estipulado en la ley, en lo público, obedecía a quienes detentaban el poder actuando siempre de acuerdo con las leyes, tanto en lo civil como en lo militar. Sin embargo, no dudaba en rechazar lo que le parecía injusto. Baste mencionar que en una asamblea, aun siendo presidente del Pritaneo, se opuso a que se efectuara una votación ilegal. Es más, voluntariamente prefirió morir obedeciendo la ley en vez de huir o implorar el  perdón. Nunca dio falso testimonio ni denunció a nadie, ni fomentó discordias, para él no incurrir en la injusticia es muestra de ser justo. De acuerdo con el filósofo, una persona justa, que acata las leyes, tiene garantizados los mayores honores, la victoria en los tribunales, y los demás confían en ella para que custodie a sus hijos y sus bienes; pues lo legal y lo justo son lo mismo. No obstante, reconocía que también existen leyes no escritas, establecidas por los dioses y de igual modo es preciso obedecerlas. En la Apología, el propio Sócrates afirma que a lo largo de toda su vida nunca cometió ninguna acción injusta, ésa es su mejor defensa.

Jenofonte argumenta que su maestro fue capaz de vencerse a sí mismo y sólo así pudo enseñarles esto a los demás, al inculcarles el deseo de ejercitarse para controlarse a mismos ante la comida y la bebida, la lujuria y el sueño, el frío, el calor y el cansancio. Sócrates dominaba sus pasiones. El filósofo pensaba que el autodominio era una cualidad indispensable para todo aquel que deseara realizar una acción noble, por eso era el primero en practicarla y enseñarla. Sostenía que quien no se controla a sí mismo renuncia de manera tácita a comportarse libre e inteligentemente. Con respecto a esto, Sócrates consideraba que el verdadero placer se obtiene luego de haber anhelado durante mucho tiempo algo y haber soportado estar sin ello, gracias a dicha actitud se disfruta más comer, beber, tener encuentros


amorosos, dormir, etcétera. Por eso mismo promovía beber con moderación: le parecía correcto beber porque el vino adormece las penas y despierta  lo  placentero, pero se inclinaba a favor de moderarse en el beber, para que no se entorpezcan ni los sentidos ni el entendimiento, ni se arruine la convivencia a causa de la ebriedad.

Desde su punto de vista, quien domina sus pasiones disfruta aprender cosas provechosas para mismo y para los demás, y únicamente la persona que se domina es capaz de elegir lo mejor y abstenerse de lo peor.

El Sócrates Jenofóntico le daba mucha importancia a la palabra, instrumento indispensable para transmitir la experiencia propia, para educar y para persuadir, pues cuanto hemos aprendido por costumbre, las cosas más bellas gracias a las cuales sabemos vivir, todo lo hemos aprendido por medio de la palabra, y si alguien adquiere algún otro bello conocimiento lo aprende por medio de ella, y los mejores maestros son los que más la utilizan, y quienes más saben de los temas más serios son los que saben hablar más bellamente.

Sócrates estaba en contra de los charlatanes, de los improvisados y de los ineptos, creía en la necesidad de los conocimientos técnicos, en la competencia. Para él, fingir que se era experto en algo equivalía a exponerse a ser cubierto de oprobio y a causar daño a quienes ingenuamente confían en uno; ya que las falsas apariencias resultan peligrosas y dañinas. A propósito menciona el terrible mal que ocasiona dejar las cosas en manos de un piloto o un general incompetentes, pues sus malas decisiones resultan perjudiciales para todos. Además, se obedece de buen grado a personas más competentes, porque se juzga que ellas saben lo que es bueno para todos. Así, se convierte en un principio aplicado al arte militar y al arte político. Aclara que la sabiduría es el único fundamento posible de la autoridad y de la virtud política.

Valoraba mucho tener buenos amigos. Sócrates consideraba a la amistad como el don más preciado, por ello, en vez de verla con desdén, hay que cultivarla. En primer lugar procuraba elevar moralmente a sus amistades, pero no sólo le interesaba contar con buenos amigos, sino, incluso, presentarlos entre para que juntos se esforzaran por llegar a ser virtuosos. Dentro de sus reflexiones sobresale que "para adquirir amigos buenos, ha de ser bueno también uno mismo”. En otra parte añade que únicamente mediante regalos se puede ganar uno a los hombres ruines, mientras a los varones bellos y buenos basta con tratarlos de manera amigable.

Sócrates incluía a la gratitud entre las principales características del hombre virtuoso. Para este sabio, la ingratitud es equivalente a la injusticia, desde esta perspectiva el no cuidar a los padres también denotaba un acto que además de ingrato resultaba injusto, por ello era tan penado entre los atenienses, al grado de que se castigaba con la atimía. En su opinión, una persona ingrata no puede ser un buen amigo.

Sócrates reconocía el valor del esfuerzo como forma de alcanzar la virtud. Afirmaba que quienes voluntariamente deciden soportar penas con tal de ser mejores y útiles a sus amigos y a su patria están satisfechos de sí mismos y son dignos de alabanza.


Censuraba la ociosidad y la negligencia, sostenía que gracias al trabajo y a la diligencia los hombres aprenden lo que les conviene, recuerdan lo que aprenden, se mantienen sanos y fuertes, adquieren y conservan lo que les es útil. Desde su punto de vista, debido a que los seres humanos se ocupan de cosas útiles son más sensatos y justos. Se mostraba respetuoso de todo trabajo honrado. Según él, los hombres que invierten su tiempo en algo intrascendente, en lugar de hacer cosas de mayor provecho, están de ociosos. Consideraba la inactividad como dañina y perjudicial para el ser humano.

Recomendaba que sus discípulos se dedicaran a la agricultura. El Sócrates jenofóntico enfatiza que para el hombre de bien la agricultura constituye la actividad y el saber más importantes, porque el cultivo de la tierra proporciona el sustento a los seres humanos. Entre otras ventajas, quien practica la agricultura mantiene su cuerpo en buenas condiciones y puede disfrutar de más tiempo libre para destinarlo a los amigos y a la polis, de igual modo fomenta el valor. En cuanto a esto último, el maestro de Jenofonte destaca que los que se dedican a la agricultura, que reciben una educación enérgicamente viril, éstos, bien entrenados de cuerpo y espíritu, están en condiciones, si la divinidad no se lo impide, de invadir el país de los sitiadores y apoderarse de lo que necesiten para alimentarse.

En términos generales, el Sócrates de Jenofonte reconoce que vivir de la labor agrícola es lo más noble, lo mejor y lo más grato.
Prefería la muerte antes que la vejez. Desde esta perspectiva, la decadencia y las miserias de la senectud son una constante en toda la Apología de Jenofonte; ya que la decrepitud es la causa principal de la decadencia de los sentidos y la mente, es algo vergonzoso y molesto, es la parte más miserable de la vida, edad en la que confluyen todas las amarguras y se escapan todas las alegrías. Souto admite como posible que Sócrates pronunciara los argumentos que Jenofonte reproduce, y que viera lo conveniente de su muerte debido a su avanzada edad, pero el jefe de los Diez Mil exagera la importancia llegando a justificar así la muerte de su maestro.

Acerca de su labor educativa, Sócrates nunca se asumió a sí mismo como maestro, pero con su manera de ser fomentó en sus discípulos la esperanza de que, si lo imitaban, llegarían a ser como él. No cobraba, debido a su convicción de que así aseguraba su libertad y a que creía que su mayor ganancia era obtener un buen amigo. De acuerdo con este filósofo, quienes aceptaban una paga se vendían, pues se comprometían a conversar con los que les daban dinero.

En opinión de Salay, más que probar que Sócrates no corrompía a sus adeptos, Jenofonte proporciona numerosos ejemplos de cómo su maestro los hacía mejores. Según este estudioso, al enumerar las virtudes de Sócrates Jenofonte hace una larga lista de los vicios de los ciudadanos atenienses. De acuerdo con el jefe de los Diez Mil, su maestro se preocupaba más por enseñarles a sus acompañantes la virtud y el buen juicio antes que la elocuencia o la administración, para evitar así que incurrieran en la injusticia y en malas acciones.

En lo Económico el filósofo menciona que los maridos son los principales maestros de sus esposas, por lo tanto, son los responsables de los errores que ellas cometen a causa de una educación deficiente.


En el Simposio, Sócrates habla con afán pedagógico acerca del amor, alude a Afrodita Urania y a Afrodita Vulgar, la primera rige el amor espiritual, la amistad y las bellas acciones, mientras la otra preside el amor corporal. No obstante, el filósofo señala claramente que, si el amante quiere tener un buen amado, tiene que ejercitarse en la virtud, pues, si él mismo es una persona ruin, no puede mejorar a su amado ni ser buen ejemplo para él.

En palabras de Jenofonte, "todos los maestros muestran a sus discípulos de qué manera hacen lo que enseñan y los conducen por medio de la palabra y de inmediato da su testimonio. Es oportuno recordar que gracias a su ejemplo, Sócrates alejó a muchos jóvenes de los vicios, les hizo anhelar la virtud y los animó a cuidar de sí mismos, para que al imitarlo llegaran a ser hombres de bien. En torno a lo que Sócrates pensaba que debía saber un hombre bello y bueno, él mismo se preocupaba por enseñar lo que sabía, cuando no dominaba algún tema los mandaba con algún experto. La rectitud forma parte de dicho comportamiento noble. Según el filósofo, las acciones son más convincentes que las palabras. Para ratificarlo, Jenofonte afirma que a través de su propio ejemplo, Sócrates volvía a sus compañeros más piadosos, virtuosos y prudentes.


Conclusiones


El estudio de la filosofía se justifica porque nos enseña a pensar con mayor claridad en un amplio conjunto de problemas. En muchas situaciones los métodos del pensamiento filosófico resultaran útiles, porque el análisis de los argumentos en pro o en contra de una determinada posición se puede aplicar a cualquier orden de la vida. La filosofía como tal es una actividad humana que se motiva en la necesidad de comunicar las particularidades de nuestra experiencia, ese vivir produce asombro y el asombro es solo uno de los comienzos en que llegamos a planteamos preguntas, las analizamos, las contestamos y argumentamos las respuestas. Ahora bien, dicha actividad humana también se ocupa de examinar cuidadosamente los conceptos y las estructuras conceptuales con base en las cuales pensamos nuestra realidad que inducen o posibilitan los cambios sociales, políticos, artísticos y morales, todo esto requiere de una actitud crítica, la cual consiste en estar en disposición de examinar todas nuestras creencias, la cual envuelve a su vez la actividad de razonar, que sencillamente nuestra capacidad de comprender y evaluar razones mediante el argumento. La lógica es la disciplina que evalúa argumentos es, por lo tanto, para hacer filosofía hay que comprender los procesos básicos de ella. El argumentar pasa por las proposiciones, las premisas, la conclusión, la verdad, la validez y su aplicabilidad, todo esto fue planteado por Sócrates y es por ello que se le considera él fundador de la filosofía moral, hasta nuestros días.

Su doctrina se destaco por los siguientes aspectos:

·         El Conocimiento de mismo, primer principio de la filosofía socrática, todo mortal que deseé ser sabio debe partir de su raíz, enfocando su estudio y conocimiento del hombre como ser moral, llegándose a estudiar así mismo. Sócrates fue un escéptico con respecto a las ciencias físicas, lo demostró mediante el aforismo que repetía con cierta frecuencia: Sólo sé que no sé nada.

·         El método socrático pone como punto de partida en la observación de los fenómenos, en la reflexión y los análisis razonados. La variabilidad y flexibilidad de su método de enseñanza, hacía que el oyente o discípulo se sintiera maravillado.

·         El ser humano tal cual es está obligado a investigar el bien y encaminar su conducta, una vez conocido. Debe alejarse de las pasiones y las malas inclinaciones, sujetándolas a la razón para así conseguir la perfección moral cuya finalidad verdadera es la felicidad del ser en el espacio y tiempo que lo rodea. Señala Sócrates que lo importante no es el vivir, sino el vivir bien, conforme a las normas morales y la justicia. Así que la armonía radica en obedecer dichas normas y creer en la justicia, por lo tanto no se debe tomar venganza de las injurias, ni devolver mal por mal, el llamado "ojo por ojo y diente por diente. Las virtudes básicas como la prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza serán las bases de la perfección moral del ser humano. ".La justicia y el patriotismo deben primar ante todo.


Sócrates y la filosofía griega - Fraño Paukner Nogués Notas sobre Sócrates - Amadeo Peralta Adame

Libro “Apología de Sócrates” - escrito por Platón - edición de Patricio de Azcárate.






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